sábado, 8 de julio de 2023

PREPARADOS PARA EL VINO NUEVO

"Los moldes parecen otorgar seguridad. De hecho, los humanos tendemos a aferrarnos a ellos, mientras nos ponemos alerta ante cualquier cambio de aquello que nos era habitual. Si esto es válido para todos los aspectos de la vida, en el campo religioso todavía se intensifica más. El motivo es simple: cuando se cree que un “molde” determinado ha sido revelado por el mismo Dios, se adopta ante él una especial reverencia y sumisión, que lo convierte en “sagrado”, otorgándole un carácter de definitividad

Esto explica que los cambios o innovaciones sean tan costosos en el mundo de la religión: ¿Cómo modificar aquello que, según su propia creencia, viene de Dios?; ¿no se trata de algo, por definición, inmodificable? Si a ello le añadimos la necesidad de seguridad de muchas de las personas que se acercan a lo religioso, el inmovilismo quedará asegurado. La novedad será vista como peligrosa y la discrepancia como herejía

La ironía, sin embargo, se hace patente en casos como el cristiano, en el que la institución religiosa se ve “forzada” a conservar los “moldes” recibidos, a la vez que sigue proclamando el mensaje de Jesús, que abogaba abiertamente por “odres nuevos”.

 A tenor de lo dicho, parece quedar claro que mientras la religión se aferra a los moldes hechos, la espiritualidad deshace paulatinamente todos ellos. De ahí que no es raro que, a mayor “religiosidad”, mayor bloqueo espiritual".

Enrique Martínez Lozano
Guía para volver a casa