martes, 29 de abril de 2014

PARA VIVIR LA RESURRECCIÓN... El ÁNGEL JUNTO AL SEPULCRO

 Leyendo a Anselm Grün en este tiempo Pascual ("La resurrección de cada día", LUMEN) y aprovechándome de sus propuestas para ahondar en la vivencia cotidiana del Misterio de Cristo en nuestra propia vida. De esas lecturas voy recreando algunas ideas, que comparto en el blog; pueden servir de ayuda para vivir más profundamente este tiempo litúrgico.

Una de las figuras bíblicas de este tiempo pascual es el ÁNGEL DEL SEÑOR, que aparece junto al sepulcro, señalando o anunciando la novedad que ha tenido lugar, reorientando la búsqueda de los discípulos en una nueva dirección. 

"No podemos hablar de la resurrección de Jesús, sin referirnos al ángel del Señor. Donde hay resurrección, también habrá un ángel. Éste nos señala acontecimientos sorprendentes e inexplicables de nuestra vida como parte del misterio de la resurrección".

 "Cuando un ángel ingresa en nuestra vida, acontece para nosotros una resurrección, nuestra tumba se abrirá y la piedra que nos obstaculiza será removida. A través del ángel, Dios obra en nuestro mundo concreto. En el ángel, la Luz divina se hace ostensible en medio de nuestra oscuridad".

La figura bíblica del ángel implica siempre una presencia de Dios, infinito e inconcebible.  El ángel hace presente a Dios en nuestra vida de una manera cercana, nos comunica algo de parte de Dios. Puede ser la luz que experimentamos en medio de la oscuridad, y que brilla ante nosotros como un relámpago.
Modos de manifestarse el ángel del Señor: siempre que vemos un brillo en los ojos de un semejante; siempre que las palabras de un semejante realmente nos movilizan; cuando la palabra de la Biblia entra en mi corazón de tal manera que me moviliza y me transforma; en cada uno de esos momentos sucede en nosotros la resurrección
La resurrección es un acontecimiento poderoso; los ángeles no son inofensivos y tiernos, también pueden ser terribles, porque irrumpe en nuestra vida Dios a través de ellos, y eso siempre desinstala, remueve. 
Lo que parece imposible se hace posible. Íbamos a ungir un cadáver, y  cambia la dirección del viento: nos topamos cara a cara con el Viviente.

PARA VIVIR LA RESURRECCIÓN.... LAS MUJERES PRIMERO

 Sigo leyendo a Anselm Grün en este tiempo Pascual, aprovechándome de sus propuestas para ahondar en la vivencia del Misterio de Cristo en la vida cotidiana. De esas lecturas voy recreando algunas ideas, que quiero compartir acá ahora, para ayudarme a celebrar la resurrección.

LAS MUJERES FRENTE AL SEPULCRO:  
Las mujeres fueron los primeros testigos de la resurrección; ellas son las que van al sepulcro y encuentran al Resucitado. Es toda una provocación para una Iglesia machista, gobernada por hombres. Ellos quieren calcularlo y entenderlo todo, pero ellas son más intuitivas, más sensibles, capaces de ver lo invisible. Ellas estuvieron al pie de la cruz, mientras los hombres huían; ellas van al sepulcro con la idea de ungir el cuerpo de Jesús; por eso ellas son también los primeros testigos del renacimiento, de la nueva vida que se levanta del sepulcro. La Iglesia haría bien hoy en día, dice Grün, si confiara más en el mensaje de las mujeres. Las mujeres tienen una saludable sensibilidad para aquello que puede despertar vida en nosotros.

Cada uno de nosotros también tiene un lado "femenino", el anima. Las mujeres que encuentran al Resucitado junto al sepulcro desean alentarnos a confiar en la propia anima, que corresponde al alma y a las percepciones internas de nuestro corazón. En esos suaves impulsos interiores podemos experimentar también la Resurrección. El resucitado se acerca a nosotros de tal manera que encontramos el valor necesario para levantarnos de nuestras heridas.
 Aquí hay una invitación a escuchar con convicción las suaves voces que vienen a tu corazón.
La Resurrección puede ser hoy una realidad también para nosotros.

sábado, 26 de abril de 2014

EN LA ESCUELA DE TOMÁS, EL INCRÉDULO......

A lo largo del tiempo Pascual iremos meditando en las diversas figuras bíblicas que nos hablan de encuentro con Jesús y resurrección. Una de ellas es Tomás, el apóstol, y san Juan nos describe, a través de su relato, cómo nuestra fe en la resurrección puede crecer a través de las dudas. La figura de este apóstol ha fascinado al mundo desde siempre, y ha sido visto a menudo como el incrédulo. Como en nuestro camino de fe, una y otra vez nos vemos acosados por la duda, podemos identificarnos con Tomás, nos es cercano y hasta simpático. Fijémos en el texto bíblico de este domingo: Tomás no estaba cuando Jesús se aparece ante los suyos, encerrados por miedo en una casa, y al contarle estos a Tomás lo sucedido, este se resiste a creer: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
 Para muchos, Tomás no es incrédulo, sino que busca algo diferente: busca experiencia directa de Jesús; no le es suficiente con lo que otros le narran, quiere ver por sí mismo, y entonces podrá sumarse al gozo de los otros. El Evangelio de Juan nos invita aquí a que vayamos a la escuela de Tomás, y aprendamos como él la fe en la resurrección. Nuestra fe necesita la experiencia, no se conforma con aceptar lo que otros dicen, por eso es válido el deseo de VER, de experimentar, y entonces tendremos como Tomás que aceptar también la respuesta desafiante e inesperada de Jesús.
 Jesús vuelve a aparecer y muestra a Tomás sus heridas; parece que es ahí donde puede hallar al Resucitado. Y es contradictorio, porque justo es esa muerte atroz la que ha sembrado la duda en los discípulos, justo esa apariencia de fracaso y abandono lo que les ha desconcertado y dispersado. Creo que aquí es donde radica realmente la "conversión" de Tomás: encontrar la vida en la muerte, al resucitado en la memoria del crucificado.
 Las puertas cerradas indican temor; implica que la resurrección de Jesús todavía no les toca, no les libera. Cuando Jesús irrumpe ante ellos les dice: "La paz esté con ustedes", y lo mismo dice el ministro al comenzar cada celebración eucarística; en ella también se nos invita a CREER en el resucitado, y como a Tomás se nos concede "tocar" a Jesús: en su Palabra, en el pan y el vino, pero sobre todo, creo yo, en las hermanas y hermanos que comparten con nosotros la celebración. 
Si la Eucaristía es el banquete del amor fraterno, donde compartimos el cuerpo y la sangre del Resucitado, entonces es ahí también donde podemos compartir nuestras heridas, que por gracia llegan a ser también caminos para la vida y para el amor. Eso es justamente ser creyente: Encontrar al Jesús crucificado en las heridas que compartimos con nuestros hermanos, y encontrar al Resucitado en la alegría compartida con los hermanos. Hace falta una fe grande para esto, una fe creciente, una fe alegre y viva.
 Pidamos esa fe para nosotros.

(Escrito a partir de un texto de A. Grün)

EL TEST DEL OJO (Test de personalidad)

SELECCIONA EL OJO QUE LLAME MÁS TU ATENCIÓN.
Para elegirlo debes confiar en tu intuición a primera vista. Recuerda que jugamos a descubrirnos o re-descubrirnos...
Que te diviertas....

1- PERSONALIDAD CONFIADA
Tú eres el tipo de persona que permite a casi cualquier otra persona entrar en tu vida y en tu corazón. Consideras que es mejor correr el riesgo de salir lastimado, que esconderte de la gente. No le revelas a nadie tus miedos e inseguridades. Crees que debes resolver tus problemas por ti mismo. Tratas de dar todo de ti a las personas, incluso si en el fondo del alma no deseas hacerlo. Ayudando a otros, sanas tus heridas.

2- PERSONALIDAD FORMAL
Tú eres el tipo de persona que siempre trata de dar una buena impresión y hacer lo correcto. Crees que tus acciones tienen significado en la vida de otros. No muestras a la gente tu emoción, por ejemplo, que estés molesto. Intentas ser mejor, ya que consideras que es lo mejor que puedes hacer con tu tiempo en este planeta.

3- PERSONALIDAD SACRIFICADA
Tratas de encontrar tu sitio en cualquier parte siempre que sea posible. Es la búsqueda de un lugar en este mundo confuso. No muestras a la gente tus pensamientos oscuros. Has pasado por mucho... Se podría decir que eres un rey en eso de “volver a levantarse después de una caída”.

4- PERSONALIDAD MEDITATIVA
Tú eres una de esas personas a las que les gusta premeditar todo. Te gusta encontrar el significado profundo y oculto de las cosas. A veces llegas a estar tan inmerso en tus pensamientos, que te resulta difícil salir de ese estado y dejar de pensar. No le enseñas a los demás tu alto grado de inseguridad en todo. Puedes entender claramente algo, pero sigues sintiéndote inseguro sobre eso. La vida para ti es un rompecabezas y no te cansarás de jugar hasta que no tengas todas las piezas juntas.

5- PERSONALIDAD MISTERIOSA
Tú eres un misterio incluso para ti mismo... Buena suerte para aquellos que traten de entenderte. Eres como una tela de araña de contradicciones, cambiando constantemente de estados de ánimo. Tan pronto te encuentras a ti mismo, cambias de inmediato y comienzas tu búsqueda de nuevo. Eres una persona que con sus acciones lleva a la confusión a los demás y -a veces- a ti mismo. Prefieres observar bien primero a la persona antes de iniciar una conversación. Tú dices sólo aquellas cosas, en las que crees estar seguro.

6- PERSONALIDAD SENSIBLE
Tú eres el tipo de persona que se da cuenta de todo y no olvida nada. Eres muy sensible e incluso las cosas más insignificantes pueden impresionarte. A ti, fácilmente, te pueden sacar lágrimas o risas, pero tratas de no mostrar (a casi nadie) lo frágil que eres. En su lugar, te muestras todo lo perspicaz que puedes ser. Tal vez tú puedas prever que pasará en el futuro en tu vida.

7- PERSONALIDAD ENÉRGICA
Tú eres el tipo de persona siempre enérgica o... enamorada. Eres muy perspicaz. Tú amas u odias. Tienes un montón de opiniones... Y a la acción te decides rápidamente. Tienes una gran cantidad de energía, pero con frecuencia te encuentras nervioso. Para ti todo es una apuesta muy grande. A veces tú no puedes dejar de crear un drama en tu cabeza.

8- PERSONALIDAD EXCÉNTRICA
Eres el tipo de persona que tiene intereses y creencias inusuales. Eres un poco 'rarito'. No muy aficionado a las reglas. A menudo actúas bajo el principio: “Lo que quiero hacer, lo hago y dejo que pase lo que pase”. Eres una persona abierta a otras personas. Simplemente te ríes de aquellos que tratan de cambiarte. No te gusta ser parte de la masa gris de la gente.

9- PERSONALIDAD INTUITIVA
Eres el tipo de persona que entiende muy bien al mundo y a las demás personas. Puedes decir mucho sobre una persona solo por su expresión facial o por su tono de voz. Sientes cuando te mienten. Tú muestras al mundo, solo lo que quieres mostrar. Tú sientes cuando estás siendo manipulado, y sabes cómo manejar a alguien, si fuera necesario. Pero por lo general, no recurres a esto.

viernes, 25 de abril de 2014

CAMINOS PARA LA ALEGRÍA PASCUAL: Dios ocupa en nuestra vida el lugar que reservamos a la alegría.

"Siempre que nos cerramos a la dicha, nos cerramos a Dios. Todas esas zonas de nuestros mundo interior a las que no queremos que llegue la alegría, la esperanza, la confianza y el amor, son zonas cerradas a la influencia de Dios. Nuestra tristeza es la medida exacta de nuestro apego a nosotros mismos. Nuestra tristeza denuncia nuestro egoísmo. Dios ocupa en nuestra vida el lugar que reservamos a la alegría. Creemos en Dios en la medida con que creemos en la alegría.

Muchos cristianos tienen la religión de la cruz. Son los testigos de la ausencia de Dios. Hacen la guardia delante de una tumba vacía, rindiéndose a sí mismos el homenaje de no haber querido llenarla, como tantos otros, con el dinero, las distracciones o los placeres. Y allí están severos, sombríos, amargados, testigos de la ausencia de Dios.

Pero nuestra religión no es la religión de la ausencia. Es la religión de la presencia, de la presencia real de Dios. No somos cristianos más que cuando somos testigos de haber encontrado a ese Dios, de que El nos ha hablado, de que El nos ha curado como ningún otro es capaz de hacerlo".

"Si hay una nota completamente extraña a la mentalidad de la Iglesia primitiva, es el sentimiento de la ausencia, de la soledad o de la privación. Los apóstoles saltaban de gozo, de alegría espiritual, de certeza, de audacia y de fe. Viéndolos, cualquiera tenía forzosamente que admitir que esta conducta no se explicaba más que en la hipótesis de que Jesucristo había resucitado, y éste es,
actualmente, el mejor argumento apologético para probar
la resurrección.
Y ése tiene que ser también nuestro mejor apostolado: tener una conducta tan generosa, un amor tan vivo entre nosotros, un corazón tan lleno de fe y de alegría, que aquellos que nos vean no puedan explicarlo más que admitiendo a su vez que Jesús ha resucitado de entre los muertos".

"Caminos para la alegría"
Louis EVELY

jueves, 24 de abril de 2014

HAMBRE DE SIGNIFICADO

"Los bosquimanos del desierto de Kalahari hablan de dos hambres. 
Existe el Hambre Grande y el Hambre Pequeña
El Hambre Pequeña quiere alimento para el estómago;
 pero el Hambre Grande, el hambre más importante de todas, 
es el hambre de significado...
Al final solo hay una cosa que provoca en los seres humanos 
una amargura profunda e intensa, y es haberse sumido en una vida sin significado...
No hay nada malo en buscar la felicidad...
Pero para un mayor placer del alma
hay algo más importante que la felicidad
o la infelicidad, y es el significado.
Porque el significado lo transfigura todo...
Si lo que estás haciendo tiene significado para ti, es irrelevante si eres feliz o desgraciado. 
Estás satisfecho, tu espíritu no está solo...
Pertenece".

(Sir Laurens van del Post en Hasten Slowly
una película de Mickey Lemle)

martes, 22 de abril de 2014

DIVINA MISERICORDIA: ¿Misterio o devoción?

El segundo domingo de Pascua, por iniciativa de Juan Pablo II, ha pasado a llamarse Domingo de la Misericordia, y no está mal, si ese día, y dentro del gozo de la Octava de Pascua, celebramos el amor grande con que Dios nos ama; la cercanía de nuestro Padre amoroso del Cielo. No está mal si esta celebración plenifica e insiste en el Misterio Pascual. Viene ahora a mi mente la parábola lucana en la que un padre lleno de misericordia sale al encuentro de un hijo díscolo, que le exigió primero sus derechos, malgastó el dinero del padre y luego regresó arrepentido a medias. Ese es el Dios de Jesucristo, nuestro Dios, un Padre lleno de amor y de misericordia.

Ahora bien, si este segundo domingo de Pascua se convierte simplemente en la celebración de una devoción reciente y popular, la Divina Misericordia, en un cuadro que representa la visión de una religiosa, Santa Faustina, ya no me parece tan bien el asunto. 

En principio no estoy en contra de las devociones, ayudan a vivir y comprender el misterio de Dios, pero siempre respetando el ritmo litúrgico de la Iglesia, a través del cual vivimos comunitariamente un camino de crecimiento y encuentro con Jesús. No por gusto, y en un momento de gracia del Espíritu, la Iglesia del Concilio Vaticano II quitó el lastre que durante mucho tiempo se fue acumulando en las celebraciones de la Iglesia, y que opacaban la centralidad de Jesucristo, o lo cosificaban, perdiendo de vista la totalidad del Misterio.

De ahí que no entienda como un viernes santo haya cristianos empezando una novena a la Divina Misericordia, que apunta, no al Domingo de Resurrección, el Primer domingo del año cristiano, sino al segundo domingo de Pascua, transformado ahora en el día de celebrar una extendida devoción, que más que ahondar en lo que significa tener un Dios de Misericordia, apunta a la búsqueda del milagro.

Creo que los líderes de la Iglesia tenemos la obligación de formar a nuestra gente, de ofrecerles alimento espiritual sólido, y presentarles la fe liberadora y humanizadora de Jesús; las devociones son complemento a la riqueza litúrgica, no sustituto. Nada mejor que el camino litúrgico para ir descubriendo e integrando a nuestra vida la plenitud de vida que ofrece Jesús.

Para este segundo domingo de Pascua quiero seguir hablando de la Resurrección, regalo de un Dios inmenso, de infinita ternura para con nosotros, un Dios que no se deja cosificar ni manipular, un Dios que quiere hijas e hijos, maduros y libres. Un Dios, sin dudas, que tiene un Hijo, Señor de misericordia. 

(Manuel Valls, 2008)


“La Divina Misericordia es evidente sobre todo
En la ternura con que el Dios infinito atempera,
La fuerza de Su luz a la debilidad de nuestros ojos
Y se hace hombre como el resto de nosotros”.

Thomas MERTON

domingo, 20 de abril de 2014

DETESTO LA PALABRA PATRIA...

"Detesto la palabra patria. Detesto todas las patrias, madres sanguinarias que han colmado la Tierra de matanzas. No aprendemos; ya hemos olvidado las guerras de Yugoslavia, ese hervor de patrias ejemplarmente atroz en el que familias que llevaban años siendo vecinas terminaron degollando a los niños de enfrente. La patria ciega. La patria envilece. El destino nos libre de las patrias y los patriotas... Recorre el mundo un impulso de modernidad hacia la construcción de organismos supranacionales que minimicen el furor guerrero de las banderas. Pero siempre que hay un salto hacia delante, surge un contrapeso retrógrado: de ahí el reverdecimiento de los nacionalismos...  (que)es un acto de fe puramente irracional. Y cuanto más emocionante y bello nos parezca, cuanto más nos apriete de lágrimas la garganta, más nos nublará el entendimiento... Las patrias son por definición excluyentes de los diferentes. Las patrias se crean creando enemigos... Tendremos que llegar a algún acuerdo, antes de que las patrias nos devoren" 

(Rosa Montero, El País)


"Tenemos programadas ideas convencionales y culturales, que tomamos como verdades cuando no lo son. Como la idea de patria, fronteras y hábitos culturales que nos llevan a conflictos cuando nada tienen que ver con la verdad... ¿Es que existen fronteras en la naturaleza? No están más que en nuestra mente. Toda la tierra es de todos, y toda cultura no es más que ideas que nos separan".

(Anthony de Mello, Autoliberación interior)



UNA NOCHE CLARA COMO EL DÍA....

"Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.

Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mí gozo.»

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por rnedio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.

Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén".


¡¡¡¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!!!

sábado, 19 de abril de 2014

SÁBADO SANTO.....

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, y se abstiene del sacrificio de la misa, quedando por ello desnudo el altar hasta que, después de la Solemne Vigilia o expectación nocturna de la resurrección, se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pascuales...


"¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme. «La tierra temió sobrecogida» porque Dios se durmió en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios en la carne ha muerto y el Abismo ha despertado.

Va a buscar a nuestro primer padre como si fuera la oveja perdida. Quiere absolutamente visitar «a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte». El, que es al mismo tiempo Hijo de Dios, hijo de Eva, va a librar de su prisión y de sus dolores a Adán y a Eva.

El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: Mi Señor esté con todos. Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: Y con tu espíritu. Y tomándolo por la mano le añade: «Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz».

Yo soy tu Dios que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo: tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: Salid; y a los que se encuentran en las tinieblas: iluminaos; y a los que dormís: levantaos.

A ti te mando: «despierta tú que duermes», pues no te creé para que permanezcas cautivo en el Abismo; «levántate de entre los muertos», pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levántate, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona.

Por ti yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti yo, tu Señor, he revestido tu condición servil; por ti yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al Abismo; por ti me he hecho hombre, «semejante a un inválido que tiene su cama entre los muertos»; por ti que fuiste expulsado del huerto he sido entregado a los judíos en el huerto, y en el huerto he sido crucificado. Contempla los salivazos de mi cara que he soportado para devolverte tu primer aliento de vida; contempla los golpes de mis mejillas que he soportado para reformar de acuerdo con mi imagen tu imagen deformada.

Contempla los azotes en mis espaldas que he aceptado para aliviarte del peso de los pecados que habían sido cargados sobre tu espalda. Contempla los clavos que me han sujetado fuertemente al madero; por ti los he aceptado, que maliciosamente extendiste una mano al árbol.

Dormí en la cruz y la lanza atravesó mi costado por ti, que en el paraíso dormiste y de tu costado diste origen a Eva. Mi costado ha curado el dolor del costado. Mi sueño te saca del sueño del Abismo. Mi lanza eliminó aquella espada que te amenazaba en el paraíso.

Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo que soy la vida y que estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilará; ahora te concedo que el querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.

El trono de los querubines está preparado, los portadores atentos y preparados, el tálamo construido, los alimentos prestos, se han embellecido los eternos tabernáculos y las moradas, los tesoros abiertos y el reino de los cielos que existe antes de los siglos está preparado."

De una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado 


Oración

Señor todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro: te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Que vive y reina contigo.


Preparado por el Instituto de Espiritualidad:
Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino

jueves, 17 de abril de 2014

VIERNES SANTO

Lo que domina la liturgia de este día es la cruz, signo de dolor, de humillación, de amor, de victoria y de salvación. Se recomienda que esta celebración de la Pasión del Señor tenga lugar hacia las tres de la tarde, a no ser que razones pastorales indiquen una hora más tardía. En el rito de hoy se distinguen claramente tres momentos: la liturgia de la Palabra, la adoración de la Cruz, y la Sagrada comunión. El altar debe estar completamente desnudo al comienzo de la celebración, sin cruz ni candelabro ni manteles. El color litúrgico es el rojo, y no hay cambios de ornamentos a lo largo de la celebración.
 La celebración comienza con una procesión en silencio del sacerdote y sus ministros hacia el presbiterio, sin canto de entrada, pero por razones pastorales puede haber una pequeña introducción previa. A partir del comienzo de esta celebración ha de terminar la oración particular frente al Monumento. El sacerdote que preside se postra frente al altar, o puede ponerse de rodillas, y luego de unos minutos se dirige directamente a la sede donde hace la oración.
 En el primer momento, Liturgia de la Palabra, se hacen tres lecturas: Antiguo Testamento, Carta a los Hebreos y Pasión según San Juan. La homilía ha de ser breve. Luego viene la Oración Universal u oración de los fieles, en la que pedimos que la salvación llegue al mundo entero. Las oraciones han de alternarse con momentos de silencio, y la asamblea puede estar de pie o de rodillas. Estas oraciones han de recitarse con solemnidad y sin prisa.
 Luego viene el momento de la adoración de la cruz por parte de toda la asamblea, una vez que el sacerdote la levanta sobre sí y canta: Miren el árbol de la cruz. Al finalizar la adoración vendría el momento de la comunión, por lo que ha de prepararse el altar en este momento, colocando sobre él el libro y el corporal. Se trae el Santísimo desde el Monumento con candelabros o luces encendidas. No se hace el saludo de la paz. La celebración termina con la bendición sobre el pueblo.
 Esta es una celebración muy popular, incluso en algunos lugares asisten más personas este día que a la Vigilia Pascual.

AMORES DE JESÚS EN LA ÚLTIMA CENA

Me gustó esta reflexión de Xabier PIKAZA en su blog y la comparto, pues me ilumina mucho para vivir las celebraciones de esta jornada...

"No es sólo el "Día del amor fraterno” como a veces se afirma, sino del amor pleno, en todas sus dimensiones, tal como se ha expresado en la vida y mensaje de Jesús, culminado un día como hoy al menos de cuatro formas:

-- Es Amor de Cena, compartir el pan y el vino (Eucaristía), en gesto de comunión abierta a todos los hombres y mujeres de la tierra, amor que protesta contra el hambre y marginación de millones de personas.
-- Es Amor de Lavatorio de Pies , es decir, de servicio concreto a los demás, en la casa y el hospital, en el trabajo... Es lavar los pies, dar dignidad a los cercanos y a los lejanos, en gesto concreto de cercanía y ayuda humana.
-- Es Amor que se instituye en forma de Ministerio concreto de servicio a los demás.Éste es el día del "sacerdocio", que no es un orden o rango de poder sobre los otros, sino un modo de vivir acompañando y ayudando a los demás, hombres y mujeres, en gesto concreto de amor (como yo os he amado y os he lavado los pies, dice Jesús).
-- Es el amor del Nuevo Mandamiento, el único mandato no norma de vida de Jesús, que se revela un día como hoy: ¡Sólo os pido una cosa, que os queráis unos a otros!

He querido encabezar esta entrada con dos imágenes complementarias, que ilustran la “celebración” cristiana de este día:

a) La Imagen de una Mujer que Ama a Jesús y le limpia los pies;con ella comienza el relato de la pasión. Jesús se deja querer, aprende a ser amado y servido... un día como hoy, cuando una mujer le unge en la cabeza (textos de Marcos y Mateo) y así marca su camino, y le lava los pies (textos de Lucas y Juan), y de esa forma le enseña en concreto a querer y servir. He tomado como imagen la portada del libro de H. Cáceres, Jesús el varón. Aproximación bíblica a su masculinidad, Verbo Divino, Estella 2011, del que me serviré en las ideas que siguen.

b) La Imagen de Jesús que limpia/lava los pies de los discípulos, al invitarles a comer, en el contexto de la Cena, según el evangelio de Juan. No les ama sólo espiritualmente, sino en concreto, con un amor “físico”, de contacto corporal y de servicio, de ayuda humana y de dignidad. Él no ha querido sólo aconsejar, dar comida, sino acercarse, arrodillarse, lavar… Se trata de amar muy en concreto, en gesto de elevación…, como indica este dibujo infantil, donde los Doce son hombres y mujeres, todos aquellos a los que Jesús "lava" los pies.

Esta entrada quiere destacar así mejor los rasgos principales del amor de Jesús, que se deja querer y que quiere, que se deja lavar y que lava... en un gesto que marca su vida y le lleva a culminar su vida muriendo por su obra.

Quiero vincular, de un modo especial, tres gestos del evangelio de Juan:

-- María lava los pies de Jesús, con su vida de amor y servicio concreto, con sus lágrimas y fuerte entrega por el Reino.

-- Jesús lava los pies de sus discípulos..., expresando y realizando así su amor concreto. Amar es tocar de cerca,ayudar, caminar juntos...

-- Jesús pide a los suyos que amen así, que se laven los pies, que se ayuden y sirvan a todos.... Ésta es su Pascua de Jueves Santo.

Buen día a todos, en el Amor de Jesús".

XABIER PIKAZA

miércoles, 16 de abril de 2014

JUEVES SANTO

En la tarde de este jueves iniciamos los cristianos la celebración más importante de todo el año litúrgico: el TRIDUO PASCUAL, que hace memoria de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, llamado Cristo o Mesías. Me gustaría compartir algunas ideas sobre la primera de estas celebraciones, la del JUEVES SANTO, que es memorial de la Pascua de Jesús y aniversario de la Última Cena que tuvo Jesús con los suyos antes de encarar la muerte. Esta celebración hace referencia a la voluntad de Jesús de llevar a su plenitud el sentido del banquete pascual judío. Cristo aparece como el verdadero "cordero pascual", que se ofrece al Padre en sacrificio para alcanzare una vida nueva a los seres humanos.
 La nota dominante del Jueves Santo es el amor, que instituye la Eucaristía y el orden sacerdotal. Entiendo que esto supone fraternidad y servicio. La Eucaristía es el sacramento del misterio de la Iglesia, como comunidad reunida en el amor. También en este día, o en días previos, suele celebrarse la llamada "Misa Crismal", por ser en la que se bendicen los oleos que utilizamos en los sacramentos durante todo el año; esta misa manifiesta la unión de los sacerdotes con su obispo diocesano. La misa de la Cena del Señor debe celebrarse en las últimas horas de la tarde, y el sagrario ha de estar vacío y abierto antes de la celebración de esta misa.
Un momento importante en esta celebración es el LAVATORIO DE LOS PIES: la liturgia nos invita a contemplar el gesto de Cristo lavando los pies a sus discípulos. Esto no debe quedarse en la mera anécdota, sino que debemos prestar atención profunda a este gesto y a lo que implica como actitud de servicio.. Este rito nació en Toledo en el año 694, alcanzando luego gran popularidad en el mundo monástico, pues las abadías lo celebraban muy solemnemente, como expresión de la caridad para con los pobres.
Lamentablemente con el paso del tiempo estos fueron sustituidos por monjes, y quedó más como gesto ritual que como verdadera expresión de servicio. Este rito ha de ser celebrado con sencillez, evitando los ruidos y trasiego de muebles, preparando con antelación lo necesario. Según las normas litúrgicas, este rito no es obligatorio, puede omitirse, y además no necesariamente han de ser 12 personas, y también su condición puede variar.
 Ha de resaltarse en este día la caridad de la comunidad que celebra, destacando por ejemplo el momento de acogida al templo, el rito de la paz, o las ofrendas dedicadas a los pobres. En este día no se dice el Credo, y se utiliza el primer prefacio de la Eucaristía, el más antiguo, cobrando particular relieve el momento en que se dicen las palabras de Jesús en la Última Cena. Si es posible ha de darse la comunión bajo las dos especies.
 Al final de la Eucaristía se traslada el Cuerpo sacramentado del Señor al "Monumento", donde se reserva para la comunión eucarística del Viernes. El Monumento ha de ser sencillo y no el momento para exhibir los objetos de valor que la comunidad conserva. Evitar también un excesivo barroquismo. Se lleva el Santísimo al Monumento al final de la celebración en procesión y luego allí se ora en silencio luego de algún canto adecuado, como el Tantum Ergo. La asamblea permanece orando, se puede hacer una sencilla meditación también sobre los temas propios de la jornada: eucaristía, sacerdocio, mandamiento del amor, y se pueden leer también pasajes del Evangelio. Esta adoración se realiza con solemnidad hasta la medianoche.

martes, 15 de abril de 2014

EL MONJE, EL GATO Y LA LUNA

«Erase una vez un ermitaño que vivía bastante más allá de las montañas de Iguazaim, al sur del desierto de Acaman. Hacía sus buenos 30 años que se había recogido allí. Unas cabras le daban la leche diaria y un palmo de tierra de aquel valle fértil le daba el pan. Junto a la cabaña crecían unas ramas de vid. Durante todo el año, bajo la techumbre de palma, las abejas venían a hacer sus colmenas.

"Hace 30 años que vivo por aquí...", suspiró el monje Porfirio. "Hace sus buenos 30 años...". Y, sentado sobre una piedra, la mirada perdida en las aguas del regato que saltaban entre los guijarros, se detuvo en este pensamiento durante largas horas. "Hace 30 buenos años y no me he encontrado. Me perdí para todo y para todos, en la esperanza de encontrarme. ¡Pero me he perdido irremediablemente!".

A la mañana siguiente, antes que naciera el sol, después del rezo de los peregrinos, con un parco talego a la espalda y sandalias medio rotas en los pies se puso en camino hacia las montañas de Iguazaim. Siempre subía a las montañas cuando bajo fuerzas extrañas su mundo interior amenazaba derrumbarse. Iba a visitar a Abba Tebaíno, eremita más provecto y más sabio, padre de toda una generación de hombres del desierto. Vivía debajo de un gran peñasco desde donde se podían ver allá abajo los trigales de la aldea de Icanaum.

"Abba, me perdí para encontrarme. Me he perdido, sin embargo, irremediablemente. No sé quién soy, ni para qué o para quien soy. He perdido lo mejor de mí mismo, mi propio yo. He buscado la paz y la contemplación, pero lucho con una falange de fantasmas. He hecho todo para merecer la paz. Mira mi cuerpo, retorcido como una raíz, marcado por tantos ayunos, cilicios y vigilias... Y aquí estoy, roto y debilitado, vencido por el cansancio de la búsqueda".

Y noche adentro, bajo una luna enorme iluminando el perfil de las montañas, Abba Tebaíno, sentado a la puerta de la gruta, se quedó escuchando con ternura infinita las confidencias del hermano Porfirio.

Después, en uno de esos intervalos donde las palabras se apagan y solo queda la presencia, un gatito que vivía desde hacía muchos años con Abba, vino arrastrándose despacito hasta sus pies descalzos. Maulló, le lamió la punta recta del sayal, se acomodó y se puso, con grandes ojos de niño, a contemplar la luna que, como alma de justo, subía silenciosa a los cielos.

Y, pasado mucho tiempo, Abba Tebaíno empezó a decir con gran dulzura:

"Porfirio, mi querido hijo, tienes que ser como el gato; él no busca nada para sí mismo, pero espera todo de mí. Cada mañana espera a mi lado un pedazo de corteza y un poco de leche de este cuenco secular. Después, viene y pasa el día juntito a mí, lamiéndome los pies machucados. Nada quiere, nada busca, espera todo. Es disponibilidad. Es entrega. Vive por vivir, pura y simplemente. Vive para el otro. Es don, es gracia, es gratuidad. Aquí, echado junto a mí, contempla inocente e ingenuo, arcaico como el ser, el milagro de la luna que sube, enorme y bendecida. No se busca a sí mismo, ni siquiera la vanidad íntima de la autopurificación o la complacencia de la autorrealización. Se perdió irremediablemente para mí y para la luna... Es la condición para ser lo que es y para encontrarse".

Y un silencio profundo descendió sobre la boca del peñasco.

A la mañana siguiente, antes de que naciera el sol, los dos eremitas cantaron los salmos de maitines. Sus loas resonaron por las montañas e hicieron estremecer las fimbrias del universo. Después, se dieron el ósculo de despedida. El hermano Porfiro, de parco talego al hombro y sandalias medio rotas en los pies, regresó a su valle, al sur del desierto de Acaman. Entendió que para encontrarse debía perderse en la más pura y sencilla gratuidad.

Y cuentan los moradores de la aldea vecina, que muchos años después, en una profunda noche de luna llena, vieron en el cielo un gran resplandor. Era el monje Porfiro que subía, junto con la luna, a la inmensidad infinita de aquel cielo delirantemente sembrado de estrellas. Ahora ya no necesitaba perderse porque se había definitivamente encontrado para siempre»

Waldemar Boff

lunes, 14 de abril de 2014

CON NOSOTROS ESTÁ....

 "Su nombre es el Señor y pasa hambre, clama por la boca del hambriento, y muchos que lo ven pasan de largo,  acaso por llegar temprano al templo. 
 Su nombre es el Señor y sed soporta, está en quien de justicia va sediento, y muchos que lo ven pasan de largo,  a veces ocupados en sus rezos. 
 Su nombre es el Señor y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos, y muchos que lo ven pasan de largo, seguros al calor de su dinero. 
 Su nombre es el Señor y enfermo vive, y su agonía es la del enfermo, y muchos que lo saben no hacen caso: "tal vez no frecuentaban mucho el templo". 
 Su nombre es el Señor y está en la cárcel, está en la soledad de cada preso, y nadie lo visita y hasta dicen: "Tal vez no era uno de los nuestros". 
 Su nombre es el Señor, el que sed tiene, quién pide por la boca del hambriento, está preso, está enfermo, está desnudo, pero Él nos va a juzgar por todo eso. 

Con vosotros está y no le conocéis. Con vosotros está, su nombre es el Señor...".

(M. Manzano, Himno católico)

sábado, 12 de abril de 2014

PARA VIVIR LA SEMANA SANTA...

Hoy queremos llamarles a reflexionar sobre esta idea: todo el Triduo Sacro es expresión de la ley fundamental de nuestra vida, de lo que somos, de lo que implica vivir; por eso debemos celebrar esos días con particular atención, participando de la liturgia, pero también reflexionando a nivel personal. Recuerda bien: vale detenerse en los símbolos que aparecen durante estos días: el pan y el cáliz, el lavatorio de los pies, la cruz, el Monumento, el sepulcro, la oscuridad y la luz, etc; cada uno de ellos son, al mismo tiempo, referencias de nuestra vida e imágenes de nuestra salvación.

Pero, a lo que íbamos: si en estos días acompañamos a Jesús en su camino de Pasión, muerte y resurrección, recorreremos al mismo tiempo la ruta de nuestra propia autorrealización humana, y lo haremos en cuatro momentos. Prestemos atención:

1. Jueves Santo…….ACEPTACIÓN.

2. Viernes Santo…….ABANDONO.

3. Sábado Santo……UNIFICACIÓN.

4. Pascua……RENOVACIÓN.

Explicar esto detalladamente supondría dedicarle un tiempo que no tenemos acá, pero lo resumimos de esta manera.

ACEPTACIÓN: En la última Cena somos plenamente acogidos y aceptamos por Jesús; Él nos sienta a la mesa, señal de fraternidad, nos lava los pies, nos invita a vivir y celebrar la Vida. No hay en nosotros que Él no acoja y bendiga; Él se hace totalmente nuestro, se entrega. Por ello también nuestra vida ha de ser como la de Jesús: acogedora, abierta, servicial, entregada.

ABANDONO: Jesús se debate, inquieto en el Huerto de los Olivos, pero acaba entregándose al Padre totalmente. Expresión de confianza absoluta, que implica incluso aceptar la muerte en medio de la incertidumbre y del desamparo. Es la respuesta que debemos dar nosotros en cada momento de nuestra vida a la pregunta: ¿Está o no está aquí y ahora Dios con nosotros? Eso es la fe.

UNIFICACIÓN: Dice Jesús…”Si el grano de trigo no cae en tierra y muere…”. Morir para vivir. Aguardar en oscuridad y silencio, “Sé que mi Redentor vive...”. Ese es el tiempo en que la semilla aguarda en lo hondo de la tierra. Ahí soy purificado para poder comenzar una vida nueva….soy unificado.

RENOVACIÓN: Y así llega la Primavera, y con ella el tiempo de florecer de nuevo, de resucitar con Cristo. La muerte ha sido vencida.

Si te detienes a pensar en cada uno de estos pasos te darás cuenta de que acontecen muchas veces a lo largo de tu vida, y de que toda tu vida expresa este misterio, que es el MISTERIO DE CRISTO que celebramos domingo tras domingo, y que celebraremos de modo particular durante las próximas jornadas.

Terminemos pues con un poema de San Juan de la Cruz que expresa todo lo anterior de manera sublime:

“En una noche oscura,

Con ansias, en amores inflamada

¡Oh dichosa ventura!,

Salí sin ser notada

Estando ya mi casa sosegada.



A oscuras y segura,

Por la secreta escala disfrazada,

¡Oh dichosa ventura!,

A oscuras y en celada,

Estando ya mi casa sosegada.



En la noche dichosa

En secreto, que nadie me veía,

Ni yo miraba cosa,

Sin otra luz y guía

Sino la que en el corazón ardía.



Aquésta me guiaba

Más cierto que la luz del mediodía,

Adonde me esperaba

Quien yo bien me sabía,

En parte donde nadie parecía.



¡Oh noche que guiaste!

¡Oh noche amable más que el alborada!

¡Oh noche que juntaste

Amado con amada,

Amada en el Amado transformada!