lunes, 27 de febrero de 2012

EN EL CAMINO...

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En el caminar de la vida, 
puedes dar tus  pasos de dos formas diferentes:
bien pensando sin ninguna consideración,
solo en ti mismo y tu supervivencia 
o  bien renunciando a tus deseos personales
 y entregándote al destino con amor, 
que no  significa rendición ,
 sino un intento de poner todas tus fuerzas 
en todo sitio en el que seas sembrado.
 Al ir  brotando iluminarás
un rincón oscuro, devolverás la esperanza en torno a ti, 
a aquellos en los que la "prisa importante" 
de la sociedad actual no  les deja
mirar,  contemplar, reposar la  mirada  y ver.
Por el contrario, si caminas pensando en ti,
con tu egoísmo e individualismo,  tu vida
espiritual se irá muriendo y no serás feliz,
porque hemos nacido para vivir con y en el
amor, para dar y darnos. 
El egoísmo, el rencor,el  individualismo, 
no son signos de vida, sino
venenos que terminan por destruirte.

                                           Joseph Falcky

CUARESMA


Primer domingo de Cuaresma:
  1. Jesús es empujado al desierto por el Espíritu. El desierto suponía ruptura con el sistema de vida y de sociedad en que se vivía. Era frecuente entonces entre personas desarraigadas, deudores, descontentos con el orden social imperante.
  2. Jesús cambió radicalmente el modo de entender a Dios y a la religión, y todo comenzó en ese “desierto” o “estado de ausencia ilegal” que inició Jesús.
  3. Y a partir de aquí comenzó el anuncio del Reino y de la “Buena Nueva”.  Es el Reinado del Padre del Cielo, que implica una vida diferente, una sociedad distinta, una felicidad para todos, una esperanza para los pobres y los marginados, para aquellos que han perdido toda esperanza.


Ideas para meditar en este tiempo litúrgico:
  1. Dios está en lo ordinario, en lo cotidiano, en “lo escondido”, y es allí donde se le busca y se le encuentra.
  2. Con el Padre del Cielo no se hacen negocios. Hacen el bien no es moneda de cambio para sacarle a Dios lo que necesitamos.
  3. Dios no quiere más sufrimiento que el que brota de la lucha contra el sufrimiento. Es la solidaridad, el servicio y amor a los demás, el sacrificio que agrada a Dios.
  4. La muerte de Jesús no fue un ajuste de cuentas entre Dios y Dios. Fue el final de una vida para los demás. Sólo eso salva a los humanos.

UN MAGO EN NEW YORK


“Era una bochornosa tarde de agosto en la ciudad de Nueva York. Uno de esos días asfixiantes que hacen que la gente se sienta nerviosa y malhumorada. En el camino de regreso a mi hotel, tomé un autobús en la avenida Madison y, apenas subí al vehículo, me impresionó la cálida bienvenida del conductor, un hombre de raza negra de mediana edad en cuyo rostro se esbozaba una sonrisa entusiasta, que me obsequió con un amistoso « ¡Hola! ¿Cómo está?», un saludo con el que recibía a todos los viajeros que subían al autobús mientras éste iba serpenteando por entre el denso tráfico del centro de la ciudad. Pero, aunque todos los pasajeros eran recibidos con idéntica amabilidad, el sofocante clima del día parecía afectarles hasta el punto de que muy pocos le devolvían el saludo.
No obstante, a medida que el autobús reptaba pesadamente a través del laberinto urbano, iba teniendo lugar una lenta y mágica transformación. El conductor inició, en voz alta, un diálogo consigo mismo, dirigido a todos los viajeros, en el que iba comentando generosamente las escenas que desfilaban ante nuestros ojos: rebajas en esos grandes almacenes, una hermosa exposición en aquel museo y qué decir de la película recién estrenada en el cine de la manzana siguiente. La evidente satisfacción que le producía hablarnos de las múltiples alternativas que ofrecía la ciudad era contagiosa, y cada vez que un pasajero llegaba al final de su trayecto y descendía del vehículo, parecía haberse sacudido de encima el halo de irritación con el que subiera y, cuando el conductor le despedía con un «¡Hasta la vista! ¡Que tenga un buen día!», todos respondían con una abierta sonrisa.
El recuerdo de aquel encuentro ha permanecido conmigo durante casi veinte años. Aquel día acababa de doctorarme en psicología, pero la psicología de entonces prestaba poca o ninguna atención a la forma en que tienen lugar estas transformaciones.
La ciencia psicológica sabía muy poco —si es que sabía algo— sobre los mecanismos de la emoción. Y, a pesar de todo, no cabe la menor duda de que el conductor de aquel autobús era el epicentro de una contagiosa oleada de buenos sentimientos que, a través de sus pasajeros, se extendía por toda la ciudad. Aquel conductor era un conciliador nato, una especie de mago que tenía el poder de conjurar el nerviosismo y el mal humor que atenazaban a sus pasajeros, ablandando y abriendo un poco sus corazones”.

 Tomado de “Inteligencia emocional”, de Daniel Goleman.

miércoles, 22 de febrero de 2012

CONTIGO EN LA DISTANCIA...


Tengo la convicción, de que merece la pena que cada uno nos tomemos en serio nuestras aportaciones a la causa de llevar vida, mejor vida, vida más abundante a los demás. Sólo así Cristo vive, porque sólo así somos cuerpo y sangre de Cristo para los demás”.


“A mí no me importa que llueva, me gusta oír caer el agua, incluso pasear bajo la lluvia (con paraguas). Disfruto con la atmósfera y el ambiente especial que crea el agua en las calles, incluso cambia el aroma y el perfil de lo más cotidiano y conocido. Pero sobre todo la lluvia es mágica y especial en la montaña, en el campo. Ver llover, sentir la música y el beso del agua tras los cristales es algo especial, escucharla caer en el tejado, abrir la ventana y oírla acariciar la tierra y los árboles por la noche… magia de Dios”.

“Sigo escuchando cada día, cuando llego a casa, toda la música cubana que me transporta de un modo especial a tu tierra y a ti. Me dejo envolver por sones y acentos y paseo a tu lado por aquella Isla, veo ese mar y ese cielo. Respiro ese calor y esa humedad que dan aroma y color a calles y gentes. Cuba me pareció especial... Claro que no sé, ni sabré nunca, si hubiera sido igual sin estar tú, sin existir un Manuel allá tan especial para mí.
(E.L.)

LA MÚSICA ME SALVA


La música me salva, escribí hace unos días en este blog. La música es como un abrazo que recibes, entrañable, que acompaña siempre. A pesar de creer que la música que se escucha hoy por la mayoría no es la mejor, la buena música sigue estando  ahí, para acompañar y hacer crecer. Cosas nuevas aparecen siempre, voces y melodías que descubro recién, y que disfruto; los últimos discos que escucho con atención y placer: Pedro Luis Ferrer (“Tangible”), Eugenia León (“Agua de beber”), Malú (“Intima guerra fría”).  A Eugenia la descubrí en mi primer viaje a México, y desde entonces forma parte de la banda sonora de mi vida; mujer de voz increíble, y decididamente inteligente a la hora de elegir su repertorio, no deja de acudir a la mejor tradición musical para actualizarla con su particular estilo. De España me traje otro imprescindible, Pedro Guerra, y su último disco, “El mono espabilado”, nos devuelve al Pedro de siempre, luego de su incursión por la música iberoamericana en sus dos propuestas anteriores; poesía hecha canción, recreación de detalles cotidianos convertidos en la más pura inspiración para vivir y soñar.
 Aunque algunos me acompañan desde que tengo memoria, como Silvio, Serrat y Amaury, otros han ido apareciendo a lo largo del camino, enriqueciendo mi sensibilidad en todo sentido, como Joaquín Sabina, Leonard Cohen, Pablo, Fito Páez, Aute, y tantos otros nombres imprescindibles. Suelo valorar más el texto de las canciones, lo cual no significa que no disfrute la melodía; y sobre todo, puedo reconocer lo bueno, aun si está distante de mis preferencias musicales. En la medida en que fueron llegando los años de vida aprendí también a disfrutar de la mejor música cubana de siempre, y tengo a mano siempre a Elena Burke, Bola de Nieve, Benny Moré o Celia Cruz, por mencionar algunos, y me dejo llevar por Liuba, Santiago Feliú, Ivette Cepeda o Buena Fe.
 Las canciones hablan por mí, acompañan cada momento del día y de mi vida, incluso cuando parece que callan, pero siguen sonando dentro, desde el corazón. Recuerdo ahora que desde pequeño me costó entender, y de hecho no acepté nunca, la tradición de que, en el luto por una persona querida, no se puede poner música. Entonces más que nunca necesitaba, me era necesario, cantar. En el velorio de una de mis abuelas, mientras caminábamos al cementerio, iba yo cantándole por lo bajo las canciones que más le gustaban, las de Barbarito Diez.
 Ahora canto también, y es mucha la música que trae a la memoria las mejores horas vividas en los últimos tiempos: “No hay bella melodía, en que no surjas tú…”, pero sí quiero escucharlas, porque en ellas encuentro la paz necesaria para continuar haciendo camino.

NOTAS AL VUELO...


La filosofía me apasiona siempre, aunque no sea un experto, tal vez porque no tuve acceso real a su historia hasta que llegué al seminario, con casi treinta años. En la Universidad, mientras estudiaba medicina, tuve que recibir clases de Filosofía marxista, economía política (capitalista y socialista) e historia el movimiento obrero; por suerte cuando me tocaba dar “comunismo científico”, en cuarto o quinto año de la carrera, no encontraron profesor, y me libré. Fue en el seminario cuando accedí a la otra filosofía, llamada siempre acá “burguesa”, y más que centrarme en las elucubraciones metafísicas de los filósofos, me interesa conocer sus vidas y como estas influyen y determinan en su pensamiento.


Para refrescar me senté a ver “El gato con botas” y “Peter pan”, pues nada como volver a ser niños para recuperar el buen ánimo, y llenar el corazón de ilusiones.  También he visto varios capítulos de la serie norteamericana “The body farm”, del género policial, pero con historias muy bien armadas y cargadas de humanidad; nada de conflictos simples, sino siempre complicados, como complicada es el alma humana.

 Lecturas interesantes y amenas de varios artículos, por ejemplo, un artículo sobre  los discos prohibidos del franquismo; aquí también sucedió lo mismo, y en mi juventud (la primera, quiero decir…), estaban prohibidos The Beatles, (y otras músicas en ingles),  Roberto Carlos, Julio Iglesias, Camilo Sesto, José Feliciano, etc, ya fuera porque su imagen no encajaba en la “moral socialista” (tan conservadora entonces como la católica), o porque dijeron tal o cual cosa sobre Cuba, o le cantaron a tal personaje político. Incluso figuras cercanas o tolerantes con el sistema, como Alberto Cortéz, que nos visitaba con frecuencia, estuvieron suspendidas de la radio. Recuerdo que en la escuela secundaria (estaba yo en una de las llamas “escuelas en el campo”, internado, donde pasábamos mitad del día en las aulas, y la otra mitad trabajábamos en el campo), tenían todos libretas con las canciones de estos interpretes copiadas, aunque yo mismo no había conseguido escuchar casi ninguna, sino que las conocía de oírselas a otros compañeros de estudio. En ese entonces no teníamos como ahora medios alternativos a la radio o la televisión nacionales.
También disfruté el artículo sobre Stephen Hawking, la entrevista con Paul Harding, o la visión de Juan Goytisolo, acerca de la llamada “Primavera árabe”; y en cuanto a declaraciones de obispos españoles sobre uno u otro tema, casi siempre moral, debería pedirles el papa un voto de silencio durante un buen tiempo, a ver si piensan más y mejor, y caen en la cuenta de que “por la boca muere el pez”. Es justo decir que a veces también la prensa sobredimensiona lo que dicen, lo mismo que le pide a cualquier tonto una opinión sobre un tema, y ya parece que están sentando cátedra. El que una persona se destaque en una actividad determinada no significa que ya pueda opinar sobre cualquier cosa, con coherencia y sentido común, sobre todo cuando en nuestro tiempo los “héroes” son los que aparecen con frecuencia en las revistas de chismes, o deportistas, o cantantes de moda.  En Cuba pasan unos programas juveniles, en los que se pregunta a jóvenes sobre un tema determinado, y cada uno dice lo que le parece, sin que luego cierren con la opinión de alguien más enterado que clarifique lo que es válido y lo que no, y no veas las cosas que se dicen. Es válido, por supuesto,  que coexistan opiniones diversas en la sociedad, siempre y cuando estas no pretendan imponerse a los que piensen diferente.

APRETONES DE MANOS


“Los poemas, las obras de arte, son apretones de manos que se prolongan a lo largo del tiempo, indefinidamente. A veces, durante toda una vida. Apretones de manos de tal intensidad que inscriben su calor en lo más profundo de nuestra palma,  y el fuego clarísimo que propagan se extiende suavemente por nuestra sangre, hasta llegar a nuestro corazón, donde se instala. Apretones de manos vivos para siempre, por más tiempo que puedan permanecer en el olvido, y que un hecho insignificante basta para sacarlos del fondo de nuestra memoria, restituyéndolos en toda su frescura y actualidad. Una mano que vuelve, oportunamente, a posarse de pronto en nuestro hombro, a acariciarnos furtivamente las sienes o a hacernos un simple gesto. Un pequeño signo de belleza cuando creímos que ésta ya estaba aniquilada; un pequeño signo de fraternidad cuando parecía que ésta ya estaba perdida. Pequeño en su discreción, infinito en su generosidad”.





Sylvie Germain

CONTIGO EN LA DISTANCIA...


“El lunes estaba ayudando a limpiar a unas ancianas del pabellón de dependientes por demencia senil, que no controlan ningún tipo de necesidad fisiológica, y al bajar al comedor para servir las meriendas, me preguntó un grupo: ¿y tú vienes aquí porque  también tienes votos de monja? Me eché a reír a carcajada limpia, claro. Pero respondí.
Les dije que yo también tengo votos firmes y perpetuos. Tres más uno, les dije. Ya con eso los dejé intrigados. Y les expliqué que había hecho tres votos de humanidad por el reino de los cielos (sin prescindir de ningún órgano ni sentido): voto de ser realmente humana conmigo misma; voto de ser realmente humana para los demás; y voto de ser realmente humana para el planeta. Y el cuarto voto es el de no sumisión. Se quedaron “alucinados”, jeje. Pero algo entendieron, no creas, porque hubo varios y varias que dijeron: “así tendrían que ser todos los votos”.
Así que ya ves, como yo también tengo vocación de servicio fundamentada en mi fe y seguimiento de Jesús, soy compañera “profesional” tuya, aunque “sin título reconocido”, no lo tengo “convalidado” por las autoridades institucionales porque no pertenezco al funcionariado oficial eclesiástico (clero y órdenes religiosas).  Pero esa fundamentación y ese seguimiento son los que mueven a actuar en mi espacio, en mi tiempo, en mi vida. Unas veces lo hago mejor y otras más torpemente, tengo fallos y cometo errores, y me equivoco, pero todo eso forma parte también de mi humanidad”.
(E.L.)

CANCIÓN PEQUEÑA


Cuando te pones a escarbar en la memoria
vas escogiendo del pasado aquellas cosas
que te apuntalan, que te afirman, que te enrocan
que te protegen de algunas sombras.

Yo tan esclavo como el labio de la boca,
yo tan atado como el niño a su pelota,
tan desarmado como un Rey sin su corona,
como una barca sobre las olas.

Sin ti me faltaría el alfabeto,
sin ti consigo hacerme tan pequeño
que si alguien hace así desaparezco,
como un globo de gas que se va al cielo.


No sé muy bien si soy el hilo o la cometa,
no sé si soy el corazón o la cabeza,
nunca sabré si soy el alma o la materia,
si soy el palo, si soy la vela.

Entre los dos nos inventamos lo imperfecto
con la apariencia de hacer siempre lo correcto
que sabe nadie lo que nos pasa por dentro
a quién le importa si yo te quiero.

-Víctor Manuel San José-

jueves, 16 de febrero de 2012

ESPERANZA


Para cantar bajito en tiempos oscuros...
Cuando la noche llegue con prisa
Y no esté lista tu alma
Para la oscuridad,
Pídele al sol que te vista de risa
Y derrame a tu paso
Toda su claridad.

Cuando el amor se te rompa en las manos
Y no sepas qué hacer con tu sed,
Adivina los sueños
Y acaricia el pasado,
Hasta que hagas llover.

Cuando el silencio forzado
Te abra al secreto más hondo de ti,
Corre al desierto que guarda
El tesoro más grande que podrás descubrir.

Cuando la vida te duela
Y la gente te hiera, no temas seguir,
Piensa que pueden los golpes
Despertar tus ganas
De amar y vivir.

Cuanto más hondo cave el dolor,
Más libertad la alegría tendrá
Para hacer su canción.

NOTAS AL VUELO...


Gracias a la gestión de una buena amiga llegó a mis manos el último libro de Leonardo Padura, “La memoria y el olvido”, que recoge artículos y crónicas publicadas por el conocido escritor y periodista cubano a lo largo de la ultima década. Su mirada incisiva e inteligente sobre la realidad nacional, y algunos otros tópicos, hacen de este libro una ventana abierta a la Cuba verdadera de estos tiempos.
 Lo mismo diría yo de los materiales fílmicos que recogen las Muestras del Audiovisual Cubano; pienso de modo particular en algunos documentales filmados en la Sierra Maestra, corazón histórico de la isla; vuelvo a preguntarme aquí la razón por la cual un programa como la Mesa Redonda de la televisión nacional, no trasmite y comenta estos trabajos, que nacen de la mirada de generaciones jóvenes, y darían pie para interesantes reflexiones sobre la Cuba profunda.
Pero, aunque se escriba sobre el llamado “quinquenio gris”, y se edite, a propósito de la actual Feria el Libro de La Habana, una buena cantidad de libros de Virgilio Piñera, seguimos leyendo episodios increíbles en el mundo cultural cubano, como el que sucedió con la proyección en una televisión de provincia con el corto de ficción “El grito”.
Es curioso, aun cuando  en los últimos 50 años los cubanos no han tenido socialmente una formación religiosa cristiana, su mentalidad y su moral siguen siendo básicamente católicas, con todos los tabúes que en relación con la sexualidad han lastrado el mensaje cristiano desde San Agustín hasta el presente.
Para un acercamiento novedoso a la persona de Jesús y una actualización de su mensaje recomiendo el libro “Jesús, hoy”, de Alberto Nolan, publicado en Sal Terrae, que parte de una frase que nos cuestiona: “Seamos cristianos o no, no nos tomamos a Jesús en serio.”
Y para hablar de música, llegó a mis manos un disco en tres volúmenes del recordado dúo cubano romántico Clara y Mario, que me ha hecho pasar un rato agradable evocando momentos puntuales de mis dos primeras décadas de vida. La música siempre me salva, acompañándome en los momentos más difíciles; en estos días he escuchado el excelente disco de Pitingo, versionando temas cubanos en su estilo gitano, titulado “Malecón Street” (2011), de esos que acompañan siempre, y también a Pedro Guerra (“El mono espabilado”, 2011). Algunos nombres nuevos para mí en música: Pablo Alborán, Sara Tavares, Antonio Orozco. La música consuela y reconforta, enriquece y reconduce el dolor.

jueves, 9 de febrero de 2012

CONTIGO EN LA DISTANCIA 2


Pisando fuerte y con el ánimo alto, mi tesoro caribeño, porque si no encuentramos puertas, las haremos. ¡¡¡Tenemos madera!!!. Abrazos transocéanicos.

"Tengo mi propia versión del optimismo.
 
Si no puedo cruzar una puerta,
cruzaré otra
o haré otra puerta.

Algo maravilloso vendrá,no importa lo oscuro que esté el presente".
 (Rabindranath Tagore)

(Amiga querida: Tu voz no se apaga, sigue resonando para mí, y cuando más la NECESITO) 

DE CINE, TE CUENTO...

He podido ver dos recientes cintas cubanas: “Verde, verde”, y “Juan de los muertos”; esta última en una copia malísima, tomada en un cine directamente, moviéndose constantemente, pero como adelanto y para tener una idea, está bien. Ya esperaré una versión mejor más adelante. En cuanto a “Verde, verde”, creo que es un poco artesanal en cuanto a  realización, concepto teatral, y ciertas pretensiones simbólicas que no siempre son comprensibles, pero el conflicto es interesante y desafía mentalidades rígidas y prejuicios sociales. 
En cine español varios títulos: “Amigos”, “Pájaros de papel”, “No controles”, “Flores de otro mundo” y “Carne de neón”. Disfruto muchísimo del cine español, empato bien con buena parte de sus conflictos, y algunos de sus personajes están muy bien hilvanados y actuados. La película “Amigos” es una comedia que va en la misma línea de “Primos”, que vi recién, y “No controles”, es una comedia romántica, ligera y sin el vuelo de las otras, pero entretenida. En “Flores de otro mundo”, película de 1999, aparece una realidad muy actual, compleja y dolorosa, y “Carne de neón” es una excelente película, buena historia, buenas actuaciones, en la línea espectáculo del cine norteamericano, pero sin perder el arte que caracteriza al cine europeo. En estas películas aparecen dos actores jóvenes que parece están en su momento de gloria en el cine español: Unax Ugalde, y Mario Casas, porque aparecen con mucha frecuencia; a mi parecer el segundo se repite un poco en sus caracterizaciones (También lo vi en “El barco”), pero tiene madera, me recuerda a Barden, lo mismo que el primero me hace pensar en Jorge Sanz.

LIBROS


 En una librería de libros viejos en Matanzas encontré un folleto sobre cine publicado en Cuba en los años 60, muy al comienzo, escrito por Mirta Aguirre, en el que critica el neorrealismo italiano, y lo confronta con el realismo socialista, por supuesto superior según su criterio; esta señora, poeta además, era comunista de la vieja guardia, de los de Stalin, enfrentados en ese momento al ICAIC, que apostaba justamente por el neorrealismo, pues sus fundadores eran discípulos de Zabatini. Fueron estos comunistas de la vieja guardia los que al final ganaron y se hicieron con la cultura cubana, lamentablemente, y fueron responsables de lo que se ha llamado “el quinquenio gris”, que más bien fue negro y casi decenio. Ahí padecieron su calvario gente como Lezama Lima, Virgilio Piñera, Antón Arrufat y tantos otros.

He estado leyendo bastante en estos días; terminé la novela “Alguien voló sobre el nido del cuco”, que es una parábola sobre la libertad individual frente a los poderes fácticos, lo que la novela llama “el tinglado”, que busca siempre domesticar a los rebeldes. También he leído “Sangra por la herida”, de la cubana Mirta Yañez: historia contada a saltos, muy al uso en cierta novela contemporánea, y que deja un fuerte sentimiento de frustración y dolor, frente a procesos históricos que ignoran y frustran los destinos individuales. La historia gira en torno a un grupo de personajes que fueron jóvenes en la década del 60 del pasado siglo, y que ahora rinden cuentas, a partir del recuerdo de una chica que entonces, y a causa de las presiones ideológicas de la época, se suicidó. Dice la autora que a menudo la gente evoca con nostalgia aquellos años, y que ella quiere salvar la memoria de lo que realmente sucedió. Cuando cierras el libro, tras leer la última página, el sentimiento es de impotencia y frustración, y me hizo recordar lo que sentí hace años cuando leí las memorias de la que fuera compañera (amante) de Boris Pasternak, o cuando leí recién “El hombre que amaba a los perros”, de Padura. También estuve repasando algunos de los libros que recibí en PDF, como la “Historia de la teología cristiana”, de Evangelista Vilanova o “La religión en la ciudad secular”, de Harvey Cox., o “After dark”, de Murakami. Leer y leer para alejar las nubes oscuras que a veces asoman por el horizonte, inevitablemente.

MIRADAS CRÍTICAS


Estuve leyendo algunos artículos de la revista ESPACIO LAICAL, publicada por la arquidiócesis de la Habana, en torno a los cambios que se implementan en la isla y sus posibles repercusiones. Algunos son bastante osados para nuestro contexto, y de hecho esa publicación se ha convertido en uno de los foros de opinión más activos del momento en el país, a pesar de que su difusión formal es limitada. Lo bueno es que cuando los canales de información habituales no fluyen, entonces aparecen vías alternativas que brotan de la imaginación de los ciudadanos.

Estuve leyendo un artículo de Gustavo Arcos (vecino de Sol), crítico, profesor universitario, sobre audiovisual en Cuba, y reconocía que en la isla la literatura, artes plásticas y cine han estado a la vanguardia siempre en su función crítica de la sociedad, pero la prensa, escrita, radial o televisiva, ha presentado siempre una realidad idealizada, el “debe ser” más que lo que es, y por eso sigue resultando alienadora.
También en el mismo sitio, el último número de “La gaceta de Cuba”, aparece una entrevista con Fernando Pérez, director cinematográfico (Clandestinos, Madagascar, La vida es silbar, Suite Habana, El ojo del canario); le preguntan qué consejo puede dar a los más jóvenes y contesta:
Ninguno. No me gustan los consejos. Siempre que voy a dar uno me siento viejo y autoritario. Recuerdo que en mi vida me han dado muchos consejos y casi nunca los he seguido. Uno tiene que encontrar dentro de sí mismo su propia verdad. La única experiencia que puede trasmitir es que uno siempre tiene que escucharse a sí mismo y ejercer su criterio propio. Esa es mi verdad”.
Cerrando el número de la Gaceta, un artículo de dos páginas de Juan Antonio García Borrero, sobre esplendor y decadencia del audiovisual cubano, “una pérdida del público de masas que antes tenía el cine, a favor de la televisión”, no la oficial, sino los nuevos formatos independientes, y la tentación de acudir al control y la censura como otras veces; él invita a pensar en “cómo devolverle al espectador su libertad para que enfrente críticamente aquello que le ofrecen, y no sólo devolverle ese derecho sino estimularlo para que haga uso de él”. Así termina diciendo: “Aprender a ver cine es otro modo de aprender a leer críticamente el mundo”.  Esta última frase me la apropio, creo que es real, y no sólo respecto al cine, sino también a la literatura, y cualquier otra manifestación artística.

sábado, 4 de febrero de 2012

CONTIGO EN LA DISTANCIA...


Mi querida Elisa:
 ¿Dime, qué hago ahora? Alguien me ha pasado un correo esta mañana, diciéndome que has muerto. Así, sin preámbulos, y es como si alguien me hubiera dicho que el mundo se acabó. Hace apenas unos días me hablabas de que a los 50 la vida estaba otra vez comenzando, que tendríamos muchas cosas por vivir de ahora en adelante, y vuelvo a preguntarte: ¿Qué hago ahora? Porque cada cosa que hago, miro o pienso me lleva a ti, y no me queda otra cosa sino sentarme a escribirte esta carta, como lo he venido haciendo semana tras semana desde hace ya más de tres años.
 Estábamos llenos de planes para compartir. El lunes, cuando hablamos (lo hemos hecho lunes tras lunes desde que volví de España), me preguntaste sobre lo que haríamos en el verano; ya estabas buscando las ofertas para venir en julio, y entonces conversaríamos de muchas cosas, del futuro. Pero la vida es una cabrona, ya lo ves, y de pronto no estás, y yo me he quedado sin futuro, sin sueños, sin tu cercanía, y sobre todo, sin tu amor.
 Todavía no me lo creo, es la verdad, por eso te escribo (creo que lo seguiré haciendo durante un buen tiempo); ahora mismo tampoco tengo idea de lo que haré con mi vida, pues tu sembraste una inquietud en mí, un fuego, que no sé cómo apagar.
 El día de mi cumpleaños, hace apenas semana y media, me recitaste en el teléfono la letra de una canción, cubana, que canta Pitingo en el hermoso disco que me hiciste llegar. La estoy escuchando una y otra vez, y si aquel día, mientras te escuchaba, la iba tarareando, ahora te la escribo como último reclamo:

No existe un momento del día
En que pueda apartarme de ti
Hoy todo parece distinto
Porque no estás junto a mí.
No hay bella melodía
En que no surjas tú,
Ni yo quiero escucharla
Si no la escuchas tú.
Es que te has convertido
En parte de mi alma
Ya nada me consuela
Si no estás tú también.
Más allá de tus labios, ´
Del sol y las estrellas
Contigo en la distancia
Amada mía estoy.