lunes, 29 de junio de 2020

ACTITUDES QUE CIERRAN LA PUERTA DEL ESPÏRITU

"La Iglesia, recién nacida, estaba pasando por una fase crítica: Herodes arreciaba su cólera, la persecución era violenta, el apóstol Santiago había sido asesinado. Y entonces también Pedro fue arrestado. La comunidad parecía decapitada, todos temían por su propia vida. Sin embargo, en este trágico momento nadie escapó, nadie pensaba en salir sano y salvo, ninguno abandonó a los demás, sino que todos rezaban juntos. De la oración obtuvieron valentía, de la oración vino una unidad más fuerte que cualquier amenaza: «mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él» (Hch 12,5).

La unidad es un principio que se activa con la oración, porque la oración permite que el Espíritu Santo intervenga, que abra a la esperanza, que acorte distancias y nos mantenga unidos en las dificultades.

Constatamos algo más: en esas situaciones dramáticas, nadie se quejaba del mal, de las persecuciones, de Herodes. Nadie insulta a Herodes y nosotros insultamos a los dirigentes. Es inútil e incluso molesto que los cristianos pierdan el tiempo quejándose del mundo, de la sociedad, de lo que está mal

Las quejas no cambian nada. Las quejas son la segunda puerta cerrada al Espíritu Santo, junto al narcisismo y el pesimismo. Tres actitudes que cierran la puerta al Espíritu. 

Esos cristianos no culpaban a los demás, sino que oraban. En esa comunidad nadie decía: “Si Pedro hubiera sido más prudente, no estaríamos en esta situación”. No, no hablaban mal de él, sino que rezaban por él. No hablaban a sus espaldas, sino a Dios. Hoy podemos preguntarnos: “¿Cuidamos nuestra unidad con la oración? ¿Rezamos unos por otros?”. ¿Qué pasaría si rezáramos más y murmuráramos menos? Con la lengua un poco más tranquila. Como le sucedió a Pedro en la cárcel: se abrirían muchas puertas que separan, se romperían muchas cadenas que aprisionan. 

Pidamos la gracia de saber cómo rezar unos por otros. San Pablo exhortó a los cristianos a orar por todos y, en primer lugar, por los que gobiernan (cf. 1 Tm 2,1-3). Pero este gobernante es...y muchos calificativos. Recemos por los gobernantes. Es una tarea que el Señor nos confía. ¿Lo hacemos, o sólo hablamos? 

Dios espera que cuando recemos también nos acordemos de los que no piensan como nosotros, de los que nos han dado con la puerta en las narices, de los que nos cuesta perdonar. Sólo la oración rompe las cadenas, sólo la oración allana el camino hacia la unidad".

Francisco
(Fiesta de San Pedro y San Pablo)
29 junio 2020

sábado, 27 de junio de 2020

JESÚS HABLA DE SUFRIR Y DE AMAR...

A propósito del Evangelio que se proclama este domingo en nuestras celebraciones, comparto fragmentos de los comentarios de Pagola y Fray Marcos, publicados en FEADULTA


"Jesús no quería ver sufrir a nadie. El sufrimiento es malo. Jesús nunca lo buscó ni para sí mismo ni para los demás. Al contrario, toda su vida consistió en luchar contra el sufrimiento y el mal, que tanto daño hacen a las personas.

Las fuentes lo presentan siempre combatiendo el sufrimiento que se esconde en la enfermedad, las injusticias, la soledad, la desesperanza o la culpabilidad. Así fue Jesús: un hombre dedicado a eliminar el sufrimiento, suprimiendo injusticias y contagiando fuerza para vivir.

Pero buscar el bien y la felicidad para todos trae muchos problemas. Jesús lo sabía por experiencia. No se puede estar con los que sufren y buscar el bien de los últimos sin provocar el rechazo y la hostilidad de aquellos a los que no interesa cambio alguno. Es imposible estar con los crucificados y no verse un día «crucificado».

Llevar la cruz no es buscar «cruces», sino aceptar la «crucifixión» que nos llegará si seguimos los pasos de Jesús. Así de claro".

José Antonio Pagola


"El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí". 
Sería interminable recordar la cantidad de tonterías que se han dicho sobre al amor a la familia y el amor a Dios. El amor a Dios no puede entrar nunca en conflicto con el amor a las criaturas, mucho menos con el amor a una madre, a un padre o a un hijo. Jesús nunca pudo decir esas palabras con el significado que tienen para nosotros hoy. Como siempre, el error parte de la idea de un Dios separado, Señor y Dueño, que plantea sus propias exigencias frente a otras instancias que requieren las suyas.  Hay que tener mucho cuidado al hablar del amor a Dios o a Cristo. En el evangelio de Juan está muy claro: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Creer que puedo amar directamente a Dios es una quimera. Solo puedo amar a Dios, amando a los demás, amándome a mí mismo como Dios manda. Jesús no pudo decir: tienes que amarme a mí más que a tu Hijo. Recordad: porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber...

El evangelio nos habla siempre del amor al “prójimo”. Lo cual quiere decir que el amor en abstracto es otra quimera. No existe más amor que el que llega a un ser concreto. Ahora bien, lo más próximo a cada ser humano son los miembros de su propia familia. La advertencia del evangelio está encaminada a hacernos ver que, desplegar a tope esos impulsos instintivos no garantiza el más mínimo grado de calidad humana. Pero sería un error aún mayor el creer que pueden estar en contra de mi humanidad.

El evangelio no quiere decir que el amor a los hijos o a los padres sea malo y que debemos olvidarlo para amar a Jesús o a Dios. Pero nos advierte de que ese amor puede ser un egoísmo camuflado que busca la seguridad material del ego, sin tener en cuenta a los demás. 

 Nada que no sea humano puede ser evangélico. No amar a los hijos o a los padres no sería humano.

Un verdadero amor nunca puede oponerse a otro amor auténtico. Cuando un marido se encuentra atrapado entre el amor a su madre y el amor a su esposa, algo no está funcionando bien. Habrá que analizar bien la situación, porque uno de esos amores (o los dos) está viciado. Si el “amor a Dios” está en contradicción con el amor al padre o a la madre, o no tiene idea de los que es amar a Dios o no tiene idea de lo que es amar al hombre. Sería la hora de ir a psiquiatra. ¡A cuántos hemos metido por el camino de la esquizofrenia, haciéndoles creer que, lo que Dios les pedía era que odiara a sus padres!

Fray Marcos

jueves, 25 de junio de 2020

EL PORTERO ANALFABETO

No había en el pueblo peor trabajo que ser portero del prostíbulo.
¿Pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre?
El hecho es que nunca había aprendido cómo leer ni escribir, no tenía ninguna otra actividad u ocupación.
Un día, entró como gerente del burdel un joven lleno de ideas, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el lugar.


Hizo cambios y llamó a los empleados para dar las nuevas instrucciones.
Al portero le dijo:
-A partir de hoy, usted, además de estar en la entrada, va a preparar un informe semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y quejas sobre los servicios.
–Yo adoraría hacer eso, señor, balbuceó. - Pero no sé leer ni escribir.
- ¡Ah! ¡Cuanto lo siento! Pero si es así, ya no puede seguir trabajando aquí.
- Pero sr, no puede despedirme, he trabajado en esto mi vida entera, no sé hacer otra cosa.
- Mire, lo entiendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le daremos una buena indemnización y espero que encuentre algo que hacer. Lo siento y que tenga suerte.
Dicho esto, se dio la vuelta y se fue. El portero se sentía como si el mundo se le derrumbara. ¿Qué hacer?
Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía alguna silla o una mesa, él las arreglaba, con esmero y cariño.
Pensó que esto podría ser una buena ocupación para conseguir un trabajo.

Pero sólo contaba con algunos clavos oxidados y una pinza mal cuidada.
Usaría el dinero de la indemnización para comprar una caja completa de herramientas.
En el pueblo no había casa de herramientas, debería viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano para comprar. Y así lo hizo.

A su regreso, un vecino llamó a su puerta:
- Vengo a preguntar si tiene un martillo para prestarme.
- Sí, acabo de comprarlo, pero lo necesito para trabajar, ya que...
- Bueno, pero yo se lo devolveré mañana muy temprano.
- Si es así, está bien.

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino llamó a la puerta y dijo:
- Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?
- No, lo necesito para trabajar y además, la ferretería más cercana está a un viaje de dos días, en mula.
- Vamos a hacer un trato - dijo el vecino.
Le pagaré los días de ida y vuelta, más el precio del martillo, ya que está sin trabajo en este momento. ¿Qué piensa?
Realmente, esto le daría trabajo por dos días más. Acepto.
Volvió a montar su mula y viajó.

A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su hogar.
- Hola, vecino. Usted vendió un martillo a nuestro amigo.
Necesito algunas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus días de viaje y una pequeña ganancia mas para que me las compre, porque yo no tengo tiempo para viajar para hacer las compras.
¿Qué piensa?

El ex portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Pagó y se fue. Y nuestro amigo guardó las palabras que escuchaba: " No tengo tiempo para viajar a hacer las compras”.
Si esto es así, muchos requerirán de él para viajar y traer herramientas.
En el próximo viaje, arriesgó un poco más de dinero, trayendo más herramientas de las que había vendido.
De hecho, podría economizar un poco de tiempo en los viajes.
La noticia comenzó a esparcirse por el pueblo y muchos, queriendo economizar el viaje, hacían encomiendas.
Ahora, como vendedor de herramientas, una vez por semana viajaba y traía lo que necesitaban sus clientes

Con el tiempo, alquiló un galpón para almacenar las herramientas y unos meses más tarde, se compró una vitrina y un escaparate y transformó el galpón en la primera ferretería en el pueblo. Todos estaban contentos y compraban allí.
Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban los pedidos. Él era un buen revendedor. Con el tiempo, la gente de los pueblos cercanos preferían comprar en la ferretería, que tener que gastar días en viajes.
Un día se acordó de un amigo suyo que era tornero y herrero y pensó que él podría fabricar las cabezas de los martillos.
Y entonces, por qué no, los destornilladores, los pinzas, los cortadores, etc. ...

Y después estaban los clavos y los tornillos...
En pocos años, se convirtió, con su trabajo, en un fabricante de herramientas rico y próspero.
Un día decidió donar una escuela al pueblo.
En ella, además de la lectura y la escritura, los niños aprendían algún oficio.

En el día de la inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:
- Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos que nos conceda el honor de poner su firma en la primera página del libro de actas de esta nueva escuela.
- El honor sería mío, dijo el hombre. Sería una cosa que me daría mucho gusto, firmar ese libro, pero no sé leer ni escribir, soy analfabeta.
- ¿Usted? Dijo incrédulo el alcalde. ¿Construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? ¡Esto es increíble! Y le preguntó:
- ¿Qué hubiera sido de usted si supiese leer y escribir?

- Eso lo puedo contestar, el hombre dijo con calma: - Si yo supiese leer y escribir... seguiría siendo el PORTERO DEL PROSTÍBULO.

Esta historia es verdadera, y se refiere a un gran industrial llamado ... Valentín Tramontina , fundador de Industrias Tramontina, que hoy cuenta con 10 fábricas, 5.500 empleados, produce 24 millones de unidades varias al mes y exporta bajo su propia marca a más de 120 países - es la única empresa brasileña en esta condición. La ciudad que se menciona es Carlos Barbosa, y está en el interior de Rio Grande do Sul.

Por lo general, las oportunidades son vistas como adversidades.
Las adversidades pueden ser bendiciones.
Las crisis están llenas de oportunidades.
Si alguien le bloquea la puerta, no gaste energía en la confrontación, busque las ventanas.
Recuerde la sabiduría del agua: " El agua nunca discute con sus obstáculos, sino que los rodea”.
Que su vida sea llena de victorias, no importa si son grandes o pequeñas, lo importante es celebrar cada una de ellas.

(Tomado de FACEBOK)

miércoles, 24 de junio de 2020

EL SERMÓN DE LA MONTAÑA EN EL DIÁLOGO INTRA-RELIGIOSO


Cuando entres en un diálogo intra-religioso, no pienses por adelantado en lo que tú debes creer.

Cuando des testimonio de tu fe, no te defiendas a ti mismo ni defiendas tus intereses concretos, por sagrados que estos pudieran parecerte. Haz como los pájaros del cielo, que cantan y vuelan y no defienden ni su música ni su belleza. 

Cuando dialogues con alguien, observa a tu interlocutor como si se tratara de una experiencia reveladora, como miras -o deberías mirar- a los lirios del campo.

Cuando inicies un diálogo intra-religioso, busca quitar primero la viga de tu ojo antes de sacar la paja del de tu vecino. 

***

Bienaventurado seas cuando no te sientas autosuficiente mientras estés dialogando. 

Bienaventurado seas cuando confías en el otro porque confías en mí.

Bienaventurado seas cuando afrontas incomprensiones de tu propia comunidad o de otros a causa de tu fidelidad a la Verdad.

Bienaventurado seas cuando mantienes tus convicciones y sin embargo no las presentas como normas absolutas. 

***
¡Ay de ustedes, teólogos y académicos, que desprecian lo que otros dicen porque lo consideran embarazoso o no suficientemente "científico"!

¡Ay de ustedes, profesionales de las religiones, si no escuchan el grito de los pequeños!

¡Ay de ustedes, autoridades religiosas, porque impiden  el cambio y la (re)conversión!

¡Ay de ustedes, gente religiosa, porque monopolizan la religión y sofocan el Espíritu, que sopla donde quiere y como quiere!

Raimon Panikkar
La nueva inocencia
(evd)

Fotografías: Yazmi Palenzuela

sábado, 20 de junio de 2020

JESÚS ES EL ROSTRO HUMANO DE DIOS

Hasta hace apenas un siglo la increencia era un fenómeno casi excepcional en el marco de una sociedad que mayoritariamente creía en Dios o en Jesucristo. Pero el mundo ha cambiado, no quiero decir si para bien o para mal, pero el hecho es que hoy creer parece algo extraño, cuando no rechazable o incluso risible para muchos

 Fundamentalmente las razones de la increencia actual se basan en el rechazo de un Dios dueño y señor absoluto de los destinos humanos que impone soberanamente su voluntad e impide la libertad del ser humano, que queda reducido a un mero ejecutor de consignas o planes que le llegan desde el exteriorEstas razones, por otra parte nada nuevas, descansan en una imagen falsificada de Dios, indudablemente utilizada por algunos y promovida desde la misma comunidad eclesial. Sin embargo hoy, es importante hacer ver, a base de convicciones y testimonios, que Dios respeta profundamente la libertad y la creación, pues esto es condición indispensable para el comienzo de una verdadera conversión cristiana y un camino maduro de fe.  

La recuperación de una imagen correcta de Dios comienza por el rescate de Jesús, un hombre enteramente libre frente a los poderes políticos y religiosos de su tiempo, y liberador histórico de pobres y oprimidos. Jesús actúa así por su fe en Dios, a quien anuncia y revela. Dicho de otro modo: Jesús es el rostro humano de Dios

Jesús invoca a Dios como Padre y de este modo se reconoce Hijo, no esclavo, para manifestar que a Dios se le debe amor, no temor o miedo. Entre nosotros ha prevalecido la imagen de un Dios terrible, dominante y vengativo, no la del Dios de Jesús, revelado en las Evangelios, en el obrar y vivir del propio Jesús. Que importante es recuperar a Jesús, volver a ponerlo una y otra vez en el centro de nuestra fe, sin cosificarlo ni manipularlo, o alejarlo a un cielo distante para que otras mediaciones ocupen su lugar. Al recuperar el rostro liberador de Jesús estaremos también revisando en profundidad nuestras imágenes de Dios, llevados por el impulso transformador del Espíritu, en cada uno de nosotros y en toda la comunidad eclesial.

 
Seguir anunciando la Buena Nueva, el Evangelio, tal y como nos propuso Jesús a los que escuchamos su llamada, implica tomar responsabilidad sobre el modo en que anunciamos al mundo de hoy el proyecto liberador de Dios para toda la humanidad. Pero seguimos aferrados, tristemente, a formas y palabras que hoy no son significativas, o peor, que presentan una imagen demasiado "humana" de Dios, que no es lo mismo que la humanidad siempre necesaria de Cristo

Hablamos de Dios con términos vinculados al poder, mientras que nos referimos a nosotros con imágenes de servidumbre; así están concebidas, lamentablemente, muchas oraciones litúrgicas recientes. Volvemos a perder unas formas más cercanas y comprensibles, fruto del Concilio Vaticano II, para rescatar el lenguaje formal, distante y jurídico de un tiempo que ya hace mucho quedó atrás. 

Este domingo 12 del año litúrgico habla acerca de los combates de la fe, de las pruebas que hay que pasar cuando nos convertimos en testigos del Resucitado. Es Él quien nos dice: "No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma... No tengan miedo" (Mateo 10, 26.33). Pensando en todo lo anterior, descubro lo importante y vital que resulta para nuestra "salvación" ir más allá de esas imágenes y formas, fáciles y baratas, de concebir la religión, para encontrarnos cara a cara con un Señor y Maestro, que nos muestra el corazón inmenso de nuestro Padre del Cielo. 

(A partir de ideas tomadas del Misal de la Comunidad).

domingo, 14 de junio de 2020

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE INFIERNO?


Una canciòn en el ùltimo disco de Silvio Rodrìguez (Si Lucifer volviera al paraìso) y la lectura del Libro de la Vida, de Santa Teresa (su visiòn del infierno, Vida 32), me hizo recordar que habìa prometido compartir con el grupo algunas ideas de un artìculo de Andrès Torres Queiruga, titulado: "Cuando decimos infierno, ¡què queremos decir?". Aquì van pues algunas ideas y pasajes de dicho artìculo, que valgan como punto de partida de la reflexiòn compartida:  

UN PROBLEMA INQUIETANTE: El infierno es un misterio oscuro, y su tratamiento se presta a todas las deformaciones posibles... Desde el nùcleo de la religiòn es un tema secundario y colateral, un resto de lo no logrado, la sombra de la salvaciòn fracasada, pero ocupa a menudo un lugar central, movilizando los resortes màs hondos de la experiencia religiosa. A la simple evocaciòn del infierno, la bondad divina y la libertad humana, el sentido de la creraciòn y el valor de la redenciòn parecen quedar cuestionados. 

PRESUPUESTOS: 1. Una nueva percepciòn de Dios como el Abbá revelado por Jesús, que crea por amor y sòlo piensa en nuestra salvaciòn, que perdona a todos de manera incondicional y busca ùnicamente la vida del pecador, que no quiere ni siquiera permite el mal, sino que, situàndose a nuestro lado, lucha incansablemente contra él. Él, que como el Padre de la parábola, no piensa en el castigo, sino que sale cada día al camino con el corazón triste y esperanzado. 
2. Entender la REVELACIÓN, ya no como un dictado de verdades a tomar a la letra, sino como una larga experiencia promovida por Dios, pero que tiene siempre que ser leída de nuevo en cada momento histórico. 
3. La aceptación del carácter simbólico y no literal de todo el lenguaje sobre las postrimerías es hoy una adquisición común a toda la teología responsable. 
4. No quedar anclados en la repetición de un pasado muerto, sino abrirnos a la recreación auténtica de una experiencia que ha de ser tan actual como la reflejada en los textos fundacionales.

LO INTOLERABLE EN EL TRATAMIENTO DEL INFIERNO:  Nos referimos no al pasado, que no juzgamos, sino a lo que hoy no debería ser afirmado por una teología honesta con Dios, ni por una predicación respetuosa con la dignidad de los fieles. 

1. NO castigo, sino tragedia para Dios: De ningún modo resulta ya lícito hablar del infierno como castigo por parte de Dios y, mucho menos, como venganza. En la condenación de un ser humano, sea lo que sea que esto signifique, solo cabe ver algo que Dios no desea, que no quiere, que no impone, sino algo que él sufre y padece, que le duele y que no puede evitar. Todo lo que Dios hace o manifiesta va exclusivamente dirigido a la salvación. Dijo un teólogo que la situación es trágica para Dios, porque "está obligado a tener que juzgar allí donde quería salvar"; el rechazo de un ser humano al amor de Dios aparece como una derrota de Dios, que fracasa en su propia obra de salvación. 

2. Contra el abuso moralizante: Históricamente, muchas veces el infierno ha funcionado como factor de moralización; con la mejor intención, los predicadores alertaban sobre el mal uso de la libertad, pervertían el discurso cuando ese riesgo permanente se convierte en amenaza externa, utilizando a Dios como simple instrumento, identificándolo con esa amenaza o evocando su poder o su justicia para reforzarla. Muchas acusaciones hechas por la modernidad contra el cristianismo resultan mucho más cristianas que esas actitudes fomentadoras de una pastoral del miedo, que no sólo lleva al fracaso o al ateísmo, sino que paraliza el auténtico progreso moral. En nombre de una falsa imagen de Dios se estorba la auténtica realización de la bondad creadora de Dios. 

3. Contra las lógicas del horror: No dejarnos arrastrar por la lógica de los fantasmas de la imaginación; luego de la austeridad de las imágenes del primitivo cristianismo respecto al más allá, llegó una imaginería de fuera, y así el infierno fue perdiendo su carácter de advertencia existencial, de recia y severa, pero digna, llamada a la autenticidad, para convertirse en una realidad monstruosa y alienante, llenando de terror a generaciones de creyentes. Imaginación vinculada a los estratos más oscuros del inconsciente colectivo, manipulado por los intereses del poder y creando muchos resentimientos. Se trataba de una lógica juridicista que justificaba el sufrimiento objetivo del culpable, incluso con cierta satisfacción de parte del creyente, aunque cuando se intentaba justificar a Dios, diciendo que "no se deleitaba con las penas de los condenados, pero sí con el orden de su justicia". En el Cielo, decían algunos, los bienaventurados contemplarían con nitidez las penas de los impíos.

ASÍ, una teología que no supo mantener la lógica del amor acabó construyendo "la máquina más implacable, más completa y más desesperanzadora, de triturar a los malvados que el genio humano hubiese podido inventar". Más cercano a la experiencia cristiana estuvo Orígenes cuando dijo: "Cristo permanece en la cruz, mientras un solo pecador quede en el infierno".

LO QUE DE VERDAD SABEMOS

1. El infierno es la no-salvación: Es decir, es negatividad, sólo tolera un discurso negativo. La revelación habla  de la salvación, que constituye la acción de Dios en la historia humana, desde la creación; es la salvación la que nos dice entonces que el infierno es lo que Dios no quiere, aquello que nunca debería ser. Parece simple, pero es un principio interpretativo fundamental para discernir de posibles desviaciones. El infierno no puede ser considerado, de ninguna manera, una acción positiva de Dios, un castigo que el inflige. El infierno está siempre del otro lado de Dios, es lo que él no quiere, lo que él combate, ya que es la culminación del mal, su rostro último y definitivo. El infierno está contra Dios en la misma medida en que está contra el hombre. 
Pero además, el infierno subraya el carácter terrible de la condenación: lo terriblemente duro de ella está en la pérdida que supone, pues esta se mide por la grandeza de lo que se pierde: la salvación. 

(Al hablar del infierno estamos hablando de nuestro modo de comprender la salvación; una comprensión extrínseca, juridicista y heterónoma le tiene únicamente miedo al castigo, pero por ello mismo demuestra que no sabe lo que es la salvación). 

2. El infierno está en nosotros, al otro lado de Dios: Dios crea por amor y para la salvación; el infierno, sea lo que sea, es lo que no se logra con este propósito, algo que a Dios le duele como el mal último de sus criaturas, algo que Dios no puede evitar. No es Dios quien condena, sino que es el pecador el que se condena a sí mismo. KANT dijo: toda actuación por amor al premio o por miedo al castigo corrompe la moralidad en su misma raíz. Consecuencia: El lugar natural del infierno es la libertad del ser humano, en cuanto  amenazada siempre por un posible mal uso. Es la propia libertad la que puede crear la perdición; ahí radica su riesgo y su grandeza. NO es verdadera la frase de SARTRE: el infierno son los otros. Los otros pueden herir, hacer daño, pero no pueden llegar allí donde cada uno decide su destino: nadie puede suplantar la libertad. 

Todo cuanto podamos decir hoy acerca del infierno, tiene su raíz en la propia experiencia, tras el mal uso de la libertad por parte nuestra, y podemos experimentar un anticipo en lo que hacemos.  El verdadero infierno en la tierra acontece en la medida en que un ser se experimenta a sí mismo como torciendo la propia vida, frustrando la propia existencia y corrompiendo a su alrededor el orden de la historia o de la creación.  Todo ello es un anuncio de esa terrible posibilidad llamada condenación. Pero, mientras haya una chispa de libertad, todo permanece provisorio y siempre resulta posible la otra posibilidad: la salvación. El infierno TODAVÍA NO ES mientras duran la vida y la historia: está sólo como amenaza, como posibilidad, y las palabras que lo expresan , lo describen, han de ser interpretadas, no en un sentido literal, ni alimentando los peores fantasmas de la imaginación, sino como lenguaje performativo que llame a una vivencia más auténtica y suscite responsabilidad y esperanza. 

3. Lo definitivo: ¿Qué es lo que se revela acerca del infierno?: Dado que la revelación no es un reportaje del más allá, sino lo que captamos de lo que manifiesta Dios a lo largo de la historia, y no con altavoces celestiales, sino desde dentro, desde nosotros, a través de un largo proceso, y por mediadores inspirados, pero humanos como nosotros... sintetizamos todo lo anterior en cinco puntos:
a. Esencialmente, el infierno es algo negativo, es no-salvación; es decir, lo radicalmente opuesto a lo que única y exclusivamente interesa. Es una posibilidad inscrita en la libertad humana, frágil, y capaz de malicia y frustración, mientras que la salvación es una certeza. 
b. Por tanto, el infierno es, ante todo y sobre todo, lo que Dios no quiere para el ser humano, lo que frustra sus planes de salvación para  nosotros. Nunca debe ser visto como acción positiva de Dios, como castigo suyo, y menos, como venganza suya contra los seres humanos por sus faltas. 
c. En consecuencia, el infierno procede siempre de nuestro lado, de la limitación o de la malicia de la propia libertad; de llegar a realizarse, es porque nosotros lo escogemos, y es anticipable en nuestras propias opciones actuales. 
d. Sólo en este sentido se nos habla de infierno en la revelación y sólo en este sentido podemos saber algo de él: como llamada a no frustrar la salvación, convirtiéndola en conciencia de nuestra fragilidad y en fuerza cara a la autenticidad. 
e. A nivel objetivo, nada sabemos de esa posibilidad, fuera de su carácter terrible, entendible  desde la pérdida de lo más grande, y no por lo creado por los sueños monstruosos de nuestra imaginación. 

Esto es lo fundamental que, desde una adecuada lectura e interpretación de la Biblia, el magisterio y la tradición, se puede conjeturar con seriedad, de cara a orientar la vida a la salvación. 

sábado, 6 de junio de 2020

CREER ES VIVIR, CREER ES AMAR

A partir de la lectura del comentario de Fray Marcos en FE ADULTA, he organizado las siguientes ideas como parte de mi preparación para la homilía de este domingo; creo que puede servir también para la propia reflexión personal, más allá de una festividad litúrgica concreta:


1. No es que celebremos una fiesta dedicada a Dios: celebramos que Dios es siempre una FIESTA; que es alegría, relación, amor. Que es ágape

2. Buena parte de los fieles católicos no sabrían explicar el contenido de un dogma de fe, ni su significado teológico. En el caso de la TRINIDAD, lo importante es que vivimos y creemos cuando convivimos y compartimos el camino, de la vida y de la fe. Cuando somos prójimos, hermanos, fraternos. Cuando somos COMUNIDAD

3. El Dios cristiano es un Dios de amor (relación), y lo conocemos y experimentamos (que viene a ser lo mismo) en la misma medida en que aprendemos a amar. La comunidad ha de ser para nosotros una escuela donde aprender a amar más, y sobre todo, mejor. 

4. La Trinidad no es una verdad para creer sino la base de nuestra vivencia cristiana, el fundamento de nuestro modo de vivir. Una profunda experiencia del mensaje cristiano será siempre una aproximación al misterio Trinitario, y de lo que este significa.

5. "No se trata tanto de explicar la esencia de la luz, sino de abrir los ojos para ver". El mundo pide en cada tiempo un modo nuevo de ver y anunciar a Dios; una nueva espiritualidad. 

Ver a Dios: como ser absoluto (Padre), como Dios a nuestro lado (Hijo), y como fundamento de nuestro ser (Espíritu).  Verlo "arriba", "al lado" y "adentro", si entendemos relativamente estas imágenes.  O también, El que ama, el Amado y el Amor.

Pero eso sí, DIOS SIEMPRE UNO, siempre AMOR, siempre SALVACIÓN

Todas las imágenes que usamos para intentar decir algo acerca de Dios, acaban diciendo algo que en realidad no es, o es solo en cierta medida. Dios es misterio de amor, y nuestras palabras, conceptos e imágenes resultan siempre insuficientes. Solo amándole, y sobre todo, dejándonos amar por Él podremos conocerle

lunes, 1 de junio de 2020

CÓMO ENTENDER MEJOR EL MENSAJE DE LOS TEXTOS BÍBLICOS DE LA LITURGIA

De un libro que leo actualmente (Cristo en los Evangelios del año litúrgico, de Raymond E. Brown), he extraído algunas ideas que me resultaron significativas en torno a la interpretación de los textos bíblicos que utilizamos en la liturgia cotidiana. ¿Cómo preparar mejor mi predicación? ¿Cómo encontrar el mensaje que debo compartir con una mayor fidelidad al texto que se proclama? Extraer lo fundamental y compartirlo pudiera resultar útil a alguien más, de modo que ahí está: pertenece al prólogo del libro, no es del autor, y trata de resumir el método que utiliza el exégeta en sus comentarios. Está de más decir que recomiendo el libro encarecidamente, pueden encontrarlo en internet. 

¿Cómo llegar a ser un predicador "bíblico"? Una homilía no es una lección magistral ni un discurso teológico o moral. La finalidad de una homilía es esclarecer el texto (o los textos) bíblicos del día y ayudar a las personas a establecer conexiones entre la palabra de Dios y su vida, de modo que reciban un mensaje que sea fiel al texto bíblico y, a la vez, aplicable actualmente. 

 Tres aspectos destacables: contexto, perspectivas de fe y método histórico-crítico

1. Es importante prestar atención al contexto bíblico de cada pasaje sobre el cual debemos predicar; cada texto evangélico elegido para una celebración forma parte de un Evangelio más amplio. En la liturgia, necesariamente se saca de su contexto, pero el predicador corre el riesgo de interpretar mal el pasaje que se proclama, cuando ignora su contexto. Debe preguntarse: ¿cómo encaja este pasaje en el Evangelio al que pertenece, y cómo nos introduce en él? Se suele armonizar los evangelios en un relato continuo, y de ese modo se pierde la perspectiva teológica correspondiente a cada uno. Cada Evangelio tiene una mirada propia, peculiar, del hecho Jesús, y es importante  que el pasaje que proclamamos y comentamos no pierda esa impronta.

2. Perspectiva de fe: Es importante estar atentos al mensaje religioso de cada texto. Conocer el trasfondo veterotestamentario del Nuevo Testamento ayuda a entender mejor lo que quiere decir el autor sagrado. Es valioso encontrar modelos de fe en los personajes bíblicos, pero debemos cuidarnos de no moralizar todo el tiempo, es decir, usarlos para expresar lo que se puede o no se puede hacer. Las Escrituras no son sobre nosotros, sino sobre la naturaleza de Dios, sobre Cristo; proporcionan una ventana que nos permite contemplar lo divino, nos ayudan a mantener los ojos en la verdad, no en nosotros mismos. Igualmente, nuestra lectura del texto bíblico debe situarse dentro de las enseñanzas de la Iglesia sobre la Sagrada Escritura. 

¿Qué enseña la Iglesia a este respecto? Los Evangelios, tal y como han llegado hasta nosotros,  no son relatos de testigos oculares de por sí, sino que están basados en tradiciones orales y escritas que pasaron por tres estadíos. Cada texto tiene un interés teológico, es una lectura de fe de los hechos que narran: cada evangelista reunió, redactó y presentó las tradiciones sobre Jesucristo, recibidas por él y su comunidad, de un modo que hizo de cada evangelio un retrato único. Esta perspectiva católica no es perjudicial para la fe y de ningún modo compromete la "verdad" del evangelio. 

3. Es importante aprovechar los recursos de la exégesis y sus métodos de acercarse al texto bíblico de manera que entendamos mejor el mensaje que subyace en él.  Claro que, predicar la palabra de Dios no es exponer teorías exegéticas sobre el origen, situaciones o fuentes hipotéticas o ediciones imaginarias del texto bíblico, sino anunciar la palabra de Dios tal como es proclamada en el canon; pero si estudiamos el texto con los métodos actuales nuestra interpretación será más fiel, y no haremos decir al pasaje proclamado lo que no dice. 

El acercarse a cada Evangelio desde su perspectiva teológica única  permite acceder a una mayor riqueza, pone de relieve la diversidad que recoge el Nuevo Testamento como reflejo de la primera Iglesia, y nos ofrece una mina de oro para la predicación. Esta mirada se enriquece si, además, estamos abiertos no solo al sentido literal del texto bíblico, sino también al sentido espiritual y a las ideas que nos aportan los padres de la Iglesia, los teólogos y los santos a lo largo del tiempo

(Ideas tomadas de Ronald D. Witherup, ss)

NOTARaymond Edward Brown (22 de mayo de 1928 – 8 de agosto de 1998), fue un sacerdote católico estadounidense y un académico experto en exégesis bíblica de renombre mundial. Fue uno de los primeros académicos católicos en aplicar el método histórico-crítico a las Sagradas Escrituras. Se lo considera uno de los máximos especialistas sostenedores de la hipótesis de la llamada comunidad joánica, que se especula pudo haber contribuido en la autoría del Evangelio de Juan. Su producción bibliográfica abarcó 47 libros, 200 artículos y 108 comentarios. Algunas de sus obras, como El Evangelio según Juan en dos tomos (publicados por primera vez en inglés en 1966 y 1970), siguen siendo referencia obligada de todo estudio joánico, aún transcurridas más de cuatro décadas desde su primera edición. En 1977 publicó El nacimiento del Mesías, y en 1994 La muerte del Mesías, libros que tratan sobre las bases históricas de la infancia y de la muerte de Jesús de Nazaret, respectivamente. Su rigurosidad impregnó toda su producción.