lunes, 30 de septiembre de 2019

COMUNIDAD CRISTIANA Y CATEQUESIS

1. La comunidad cristiana es el lugar y el signo a través del cual se realiza la salvación que Dios ofrece a los seres humanos en Jesucristo.  El creyente, niño o adulto, recibe una "imagen" de Jesús en la Iglesia y en la catequesis. ¿Qué Jesús presentamos como Iglesia? ¿Qué Jesús presentamos en la catequesis?

2. Por medio de la catequesis, la Iglesia comunica lo que ella es. La catequesis es inseparable de la vida de la Iglesia. Todo proceso catequetico debe suponer para quien lo sigue  y para quien lo ofrece una auténtica experiencia de comunidad, de Iglesia. El catecúmeno debe tomar, de forma progresiva, conciencia de lo que la Iglesia cree, vive, celebra y anuncia; son los pasos de la propia catequesis. 

No puede prescindir de la comunidad.
No puede estar al margen de ella.
Necesita el testimonio de la comunidad.
Necesita preparar para la comunidad. 

3. Por eso, la fe cristiana no es una realidad individual sino comunitaria. La adhesión a Jesús, el Señor, nace y se desarrolla dentro de la comunidad cristiana. Para ello es indispensable promover:

La reunión en grupos.
Compartir la propia fe con otros, realizar la experiencia de la vida fraterna.
Adquirir actitudes evangélicas: creatividad, participación y búsqueda en común, comprensión más profunda y cercanía a la Palabra de Dios, participar de la vida eclesial.
  
¿Qué conclusiones sacamos de todo lo anterior?

- que no debe prepararse a nadie solo.
-que deben crearse vínculos humanos entre los que se preparan.
-que la catequesis no es meramente un lugar donde aprender buenos modales.
-que no puede haber catequesis sin participación  e incorporación a la comunidad.
-que ningún manual de catequesis puede sustituir a la Biblia.
-que debe procurarse en el grupo de catecúmenos el compartir las experiencias de fe, personales, familiares, comunitarias.

4. Todos los miembros de la comunidad deben considerarse comprometidos en la acción catequética, y por tanto en buscar y formas catequistas, respaldar y apoyar en esta tarea, ofreciendo los medios necesarios. Es a través de la catequesis que se construye y se renueva la comunidad eclesial

Resumiendo, algunas ideas pastorales:

1. Identidad del catequista: Es un ministerio laical, un mandato que encomienda la comunidad, una tarea que es parte de mi compromiso cristiano, una dimensión importante de mi fe. .
2. Promover la auto formación: El grupo no debe sentirse un mero receptor, sino protagonista y partícipe del mensaje. No es una escuela, con maestro y alumnos, sino la comunidad, con un cristiano adulto que da testimonio de su fe. Así debe establecerse una relación interpersonal entre catequistas y catequizados, donde cada uno se sienta acogido y respetado como  persona, cultivando así el amor fraterno. También el catequista aprende mucho de su grupo de catequesis. 
3. Tareas de la catequesis: en relación con las necesidades y carencias concretas de cada lugar, debe trabajarse en cuatro dimensiones: humana (valores), cristiana (principios de la fe), eclesial (sentido de pertenencia a la comunidad), y orante (elemento esencial del cristiano).

Fray Manuel de Jesús
(Estas ideas fueron escritas hace ya algunos años como preparación para la catequesis en la parroquia en la que entonces servía; lo he conservado y creo que conserva actualidad y puede ser útil)

domingo, 29 de septiembre de 2019

HACER LAS PACES CON NUESTRA DEBILIDAD

La mayoría sentimos hacia Dios un temor instintivo basado en nuestra propia debilidad. Incluso tememos a otros humanos de quienes pensamos que pueden vernos tal como somos. De hecho, somos seres que cometemos errores que a veces nos han  perjudicado a nosotros mismos o a otras personas. Pues bien, tenemos, o bien conseguir sentirnos cómodos con nuestra condición humana, o bien seguir adelante fingiendo que no es verdadera, en cuyo caso tendremos que continuar ocultándonos tras nuestro fingimiento.Naturalmente, no se trata de que simplemente nos hundamos o nos rindamos ante la debilidad humana, sino que debemos aprender a sentirnos cómodos siendo fragmentarios

Todos hemos pecado y pecaremos de nuevo. Por eso resulta extremadamente importante conocer a Jesús, que viene como Médico Divino y visita personalmente a quienes estamos enfermos. Resulta sumamente importante conocer al Jesús que es Buen Pastor, porque no tengo que olvidar que nos está buscando a nosotros, las ovejas descarriadas, y que se alegra cuando nos encuentra.

 Me gusta volver una y otra vez sobre la parábola del hijo pródigo. Yo, y todos, somos ese hijo pródigo que malgasta sus dones en tantas vanidades y niñerías. Siento un profundo remordimiento, porque he sido tan desagradecido... Preparo mis palabras con cuidado y miedo: No puedo pedirte que me recibas como un hijo. Acéptame como jornalero. Por favor, simplemente recíbeme... Armado con mi acto de contrición, nacido de la soledad y la necesidad, emprendo el regreso a casa. Mis pasos son vacilantes e inciertos. Pero mi Abba-Padre me ve llegar y sale corriendo a mi encuentro. Me toma en sus brazos y solloza de alivio: estás en casa, me dice, es lo único que yo quería, estás en casa

 En su parábola, Jesús me asegura que así me da su bienvenida el Abba-Dios que me ama. He tenido que leer la parábola una y otra vez; he tenido que hacer el largo viaje a casa en más de una ocasión. Poco a poco, voy logrando comprender el benévolo amor y la clemente misericordia de Dios.

(Ideas de  John Powell)

sábado, 28 de septiembre de 2019

LÁZARO SIGUE SENTADO A NUESTRA PUERTA...

Este domingo leemos en nuestras celebraciones eucarísticas la conocida parábola de San Lucas que comienza diciendo: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino, y banqueteaba todos los días espléndidamente. Un pobre llamado Lázaro estaba echado en el portal, cubierto de llagas;habría querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico; por el contrario, incluso se le acercaban los perros para lamer las llagas." Tanta fuerza ha tenido la imagen de este pobre hombre llamado Lázaro que para mucha gente es tan o más real que el otro Lázaro, resucitado por Jesús y luego, según la tradición, obispo o líder de una comunidad cristiana. 

Esta parábola, con la del "buen samaritano" y la del "juicio universal", constituye  una denuncia de lo que el Evangelio considera el mayor mal: la indiferencia, justo lo opuesto a la compasión, que ocupa un lugar central en el mensaje de Jesús. 


"Los Lázaro,
los hijos de la calle,
los parias de siempre,
los sin techo,
los sin trabajo,
los desarraigados,
los apátridas,
los sin papeles,
los mendigos,
los pelagatos,
los andrajosos,
los pobres de solemnidad,
los llenos de llagas,
los sin derechos,
los espaldas mojadas,
los estómagos vacíos,
los que no cuentan,
los marginados,
los fracasados,
los santos inocentes,
los dueños de nada,
los perdedores,
los que no tienen nombre,
los nadie...
Los lázaros,
que no son aunque sean,
que no leen sino deletrean,
que no hablan idiomas sino dialectos,
que no cantan sino que desentonan,
que no profesan religiones sino supersticiones,
que no tienen lírica sino tragedia,
que no acumulan capital sino deudas,
que no hacen arte sino artesanía,
que no practican cultura sino costumbrismo,
que no llegan a ser jugadores sino espectadores,
que no son reconocidos ciudadanos sino extranjeros,
que no llegan a protagonistas sino a figurantes,
que no pisan alfombras sino tierra,
que no logran créditos sino desahucios,
que no innovan sino que reciclan,
que no suben a yates sino a pateras,
que no son profesionales sino peones,
que no llegan a la universidad sino a la enseñanza elemental,
que no se sientan a la mesa sino en el suelo,
que no reciben medicinas sino lamidas de perros,
que no se quejan sino que se resignan,
que no tienen nombre sino número,
que no son seres humanos sino recursos humanos...
Los lázaros,
los que se avergüenzan y nos avergüenzan,
pueblan nuestra historia,
fueron tus predilectos
y están muy presentes en tu evangelio.
Los lázaros
pertenecen a nuestra familia
aunque no aparezcan en la fotografía,
y serán ellos quienes nos devuelvan la identidad
y la dignidad perdidas." (Florentino Uribari)

 Los varios comentarios que he revisado esta vez coinciden en afirmar que no se trata de confrontar la realidad de la vida presente con lo que pasará después de la muerte (que acaba posponiendo la justicia en el "más allá"), sino de dos maneras de vivir el presente. 

Ese abismo que separa a Lázaro del hombre rico es la INDIFERENCIA ante el sufrimiento de los demás; Lázaro estaba a la puerta del rico, y este no lo veía. No se dice que el rico fuera mala persona, pues llama padre a Abrahán y este a su vez le llama hijo. Las riquezas, la acumulación de bienes materiales, pueden hacer pensar a las personas que están por encima de los demás, y así pueden dejar de ver a los otros como semejantes en dignidad y derechos. La parábola es una llamada de atención: crucemos ahora ese pequeña distancia que nos separa del pobre, y no dejemos que se convierta en un abismo. 

Lázaro yacía a las puertas del rico, pero él no lo veía, y surge la pregunta: ¿Por qué?... Se ha dicho que educar es enseñar a ver, y este hombre rico no veía bien, hasta que la situación cambió, y entonces sí vio... "Cuesta mucho aprender a ver... Ser cristiano es aprender a ver al modo de Jesús". Ese mismo Jesús que, siendo rico, se hizo pobre, y nos vio, a todos, a nosotros, a cada Lázaro de este mundo.

Pero el evangelista sabe también de la dureza del corazón humano, por eso insiste tanto en el tema; sabe que "ni aunque resucite un muerto" el corazón se ablandará para ver en los otros verdaderos hermanos. Por eso la Palabra proclamada una y otra vez nos invita a la VERDADERA CONVERSIÓN DEL CORAZÓN. Dios no está "en lo alto", no basta con una vida de piedad y cumplimiento; es necesario salir a BUSCAR A DIOS EN EL POBRE

Fray Manuel de Jesús.

viernes, 27 de septiembre de 2019

CLERICALISMO, RIGIDEZ, PROSELITISMO...

El clericalismo tiene como consecuencia directa la rigidez. Una de las dimensiones del clericalismo es la fijación moral exclusiva en el sexto mandamiento (...). Uno se concentra en el sexo y, después, no se le da peso a la injusticia social, a la calumnia, a los chismes, a las mentiras. Hoy la Iglesia tiene necesidad de una profunda conversión en este aspecto”. El Papa Francisco arremetió con dureza contra los rigoristas, obsesionados con el sexo y el poder, durante su diálogo con los jesuitas de Mozambique y Madagascar, durante su reciente viaje a África.

La conversación, reproducida íntegramente por La Civiltá Catttolica, gira en buena medida en torno a los riesgos del clericalismo, que “conduce a la hipocresía”. “El clericalismo es esencialmente hipócrita”, sostiene Bergoglio. Más aún: “El clericalismo es una verdadera perversión en la Iglesia”, porque “pretende que el pastor esté siempre delante, establece una ruta y castiga con la excomunión a quien se aleja de la grey. En síntesis: es justo lo opuesto a lo que hizo Jesús. El clericalismo condena, separa, frustra, desprecia al pueblo de Dios”.


“La piedad popular tiene cosas que corregir, sí, pero expresa la soberanía del pueblo santo de Dios, sin clericalismo. El clericalismo confunde el «servicio» presbiteral con la «potencia» presbiteral. El clericalismo es ascenso y dominio”, prosigue el Papa, quien invita a no olvidar la dinámica del servicio, para que no venza el deseo “de ser «promovidos» al altar”.

Durante la conversación, el Papa se refiere a la reconciliación entre los mozambiqueños. “No es fácil reconstruir una sociedad dividida. Vosotros vivís en un país que ha atravesado luchas entre hermanos”, rememora Francisco, quien añade que “sabemos que a veces lo óptimo es enemigo de lo bueno y, en un momento de reconciliación, hay que tragarse muchos sapos. En este proceso es preciso enseñar a tener paciencia”.

Otro de los puntos eje del diálogo fue la diferencia entre evangelización y proselitismo. En este punto, el Papa reivindicó los artículos que en 2017 publicaron, en La Civiltà Cattolica Antonio Spadaro sj., y Marcelo Figueroa sobre “el ecumenismo del odio” y la “teología de la prosperidad”. “Al leerlos verás que hay sectas que verdaderamente no pueden definirse como cristianas. Predican a Cristo, sí, pero su mensaje no es cristiano. Nada que ver con la predicación de un luterano o de otro cristiano evangélico serio”.
El proselitismo no es cristiano

Y es que, como ha repetido en varias ocasiones, “el proselitismo no es cristiano”. “La evangelización libera. En cambio, el proselitismo hace perder la libertad.”, añade el Papa. “En la evangelización el protagonista es Dios, en el proselitismo lo es el yo”.

Francisco admite que “el proselitismo está extendido, bien lo sabemos. Pero no debe estarlo entre nosotros. Debemos evangelizar, que es algo muy distinto del proselitismo”. Y es que “la evangelización no viola nunca la conciencia: anuncia, siembra y ayuda a crecer. Ayuda. En cambio, quienquiera que haga proselitismo viola la conciencia de las personas: no las hace libres, las hace depender”.


Sobre si ha cambiado algo en su fe al ser elegido Papa, Francisco se toma su tiempo para contestar. “Fundamentalmente, mi experiencia de Dios no ha cambiado. Sigo siendo siempre el mismo de antes. Sí, advierto un sentimiento de mayor responsabilidad, sin duda”.


“Le hablo al Señor como antes. Siento que me da la gracia que me hace falta para el tiempo presente. Pero el Señor me la daba también antes. Y, además, cometo los mismos pecados que antes. La elección a papa no me ha convertido de golpe, de modo de hacerme menos pecador que antes. Soy y sigo siendo un pecador. Por eso me confieso cada dos semanas”.


Tras admitir que nunca le habían planteado esa pregunta, Francisco reitera que “mi relación con el Señor no ha cambiado, aparte de un mayor sentimiento de responsabilidad y de una oración de intercesión que se ha ampliado al mundo y a toda la Iglesia. Pero las tentaciones son las mismas y también los pecados. El solo hecho de que ahora yo me vista todo de blanco no me ha hecho para nada menos pecador y más santo que antes”.


“No hay magia alguna en el haber sido elegido papa. El cónclave no funciona por magia”, concluye. “Si la Iglesia ora por el Papa, esto es una gracia. Yo siento de verdad continuamente la necesidad de pedir la limosna de la oración. La oración del pueblo sostiene”.

Finalmente, Francisco condenó “la xenofobia y la aporofobia”, que “son hoy parte de una mentalidad populista que no deja soberanía a los pueblos. La xenofobia destruye la unidad del pueblo, también la del pueblo de Dios. Y el pueblo somos todos nosotros”.

Para el Papa, “hoy estamos tentados por una forma de sociología esterilizada. Parece que se considera a un país como si fuese un quirófano, donde todo está esterilizado: mi raza, mi familia, mi cultura… como si se tuviese miedo de ensuciarla, mancharla, infectarla. Se quiere bloquear ese proceso tan importante que da vida a los pueblos y que es el mestizaje. Mezclar te hace crecer, te da nueva vida. Desarrolla cruces, mutaciones, y confiere originalidad”.

(Tomado de: Religión Digital)

sábado, 21 de septiembre de 2019

NO PODEMOS SERVIR A DIOS Y AL DINERO (Domingo XXV, C)


Para este domingo el pasaje del Evangelio que meditamos, como Iglesia, resulta un poco confuso, porque en una primera lectura puede parecer que Jesús propone como modelo para el discípulo a un hombre deshonesto, corrupto, alguien que ha defraudado la confianza que ha puesto en él su empleador. Tendremos que leer con más detenimiento el pasaje de San Lucas para entender mejor que no se trata de alabar el mal obrar, sino de llamar la atención sobre la sagacidad de aquellos que obran según el mundo, lamentando que los hijos de la luz no actúan de ese mismo modo. 

 Una vez más la Palabra habla de la relación del discípulo con los bienes materiales, con el dinero, con aquello que vamos consiguiendo, acumulando, a lo largo de la vida. ¿Para qué nos servirá? Dice Jesús: gánense amigos con todo eso, con el dinero lleno de injusticia, para que ellos sean oportunidad y no obstáculo para ser recibidos en el Cielo.  No se dejen robar el corazón con el afan de tener y poseer y sean fieles a su condición de hijos de Dios, con un corazón libre frente a las cosas de este mundo, en el que hay un solo absoluto. No es posible servir a dos amos, no hay dos dioses, sino un solo Dios, y todo a de usarse para ayudar, servir, contribuir a la construcción del Reino. 

 Vivimos en un mundo injusto, lleno de desigualdad, pobreza extrema, explotación y abuso; el Dios de Jesús "levanta de la basura al pobre", por eso si somos suyos, si hablamos en su nombre, debemos obrar del mismo modo. La Segunda Lectura nos invita a trabajar en ese sentido, con la oración, y también con el obrar, libres de odios y divisiones, para con los bienes materiales que hemos adquirido nos hagamos un lugar en la mesa del Reino.

viernes, 20 de septiembre de 2019

HUMANIZAR A DIOS

"Los cristianos y las cristianas, los hombres y las mujeres de todo el mundo que nos consideramos creyentes, todos tenemos la apremiante necesidad de humanizar a Dios en nuestras creencias y en nuestros comportamientos. El Dios que han presentado, y siguen presentando, las religiones es, con frecuencia, un Dios demasiado des-humanizado. Porque es un Dios lejano, distante, incomprensible, amenazante y, a veces, una especie de rival celoso de todo aquello que a nosotros nos hace verdaderamente felices. Hasta el punto de que la fe en Dios y la esperanza en la "otra vida" se ha convertido, para mucha gente, en un peligro, una amenaza, algo a lo que se le tiene miedo. Y así andan las religiones y sus representantes. Cada día más desprestigiados, cada día menos respetados y menos creíbles en sus discursos religiosos. Pero no sólo eso. Lo peor de todo es que las religiones son vistas por muchas gentes como un auténtico peligro. Porque, efectivamente, de las religiones tradicionales han salido, y siguen saliendo, individuos y grupos fanáticos, que anteponen los mandatos de la religión a los derechos de la vida. Y sabemos que la consecuencia más trágica de eso es la violencia religiosa, cuyas manifestaciones más patéticas son el terrorismo suicida, las guerras de religión o los actos criminales que se cometen contra las mujeres, los homosexuales y otros grupos que, por motivos "religiosos", son vistos como "peligrosos" por los dirigentes de algunas religiones. 

Pero, sin necesidad de llegar hasta tales extremos de barbarie, cualquiera sabe perfectamente que, con demasiada frecuencia, los "hombres de la religión", basándose en sus sagradas obligaciones pastorales, y utilizando el eterno tema del pecado, regañan, 
prohiben, amenazan y denuncian a quienes no se someten incondicionalmente a los mandatos religiosos, por más que eso lleve consigo privaciones y hasta humillaciones que tienen como resultado, no sólo que la religión se hace odiosa para mucha gente, sino algo que es más grave, a saber: que Dios resulta inaceptable. Lo cual es fuente de ateísmo, en unos casos, o de indiferencia religiosa en grandes sectores de la población".

José María Castillo
Humanizar a Dios

martes, 10 de septiembre de 2019

UNA METÁFORA DEL CAMBIO...

Un tal Kakuan Zenji, maestro zen chino del siglo XII se sacó de la manga la metáfora de “Los diez cuadros del boyero”, 10 dibujos acompañados de poemas y que fueron creados para explicar las etapas en el camino del despertar a través de la meditación Zen. Este camino está simbolizado por la historia de un cuidador de bueyes que busca a su buey perdido y que va recorriendo varias etapas. Ese buey que tan afanosamente busca el boyero representa muchas cosas y como buena metáfora da para muchas interpretaciones, puede representar la evolución a través del mindfulnes y la meditación, pero también puede representar la felicidad, ser capaz de vivir plenamente el presente, la paz interior o crecer como persona.



A continuación vamos a explicar estos 10 cuadros del boyero...


1- Buscar al buey: la conciencia de una necesidad.

La primera imagen muestra el boyero buscando desesperadamente en todas partes por su buey perdido. No está satisfecho con su vida y es incapaz de encontrar la verdadera felicidad que él busca. Sus esfuerzos para conseguir riqueza, amigos, fama o placer no le han traído lo que está buscando y es consciente de que le falta algo. Como muchos de nosotros, él está buscando algo, aunque no sabe seguro exactamente lo que es, busca algo que le llene y que permita ser feliz.


2- Ver las pisadas: encontrar respuestas en las enseñanzas.

La segunda fotografía muestra que el boyero ahora ha avistado las pisadas del buey, con lo que genera una nueva esperanza de que su buey no se pierda para siempre. Esto podría interpretarse en el sentido de que ha reconocido su angustia y su malestar, y ha dado un paso fundamental en busca de soluciones (como dijimos antes ya sea a través de la terapia, del mindfulness, leyendo libros sobre el tema o de la fuente de aprendizaje que sea). Pero eso sí, el boyero todavía está en la etapa de pensar y hablar sobre sus problemas y distintas soluciones posibles. Él aún no ha encontrado un camino a seguir y todavía no ha comenzado a practicar.


3- Ver al buey: el primer despertar.

En la tercera imagen, el boyero alcanza a ver el buey. Ahora, después de haber comenzado a practicar, se vislumbra a lo lejos el camino para lograr ser feliz, vivir el presente o ser una persona plena (como queramos llamarle). Pero el boyero todavía no entiende como dar los pasos (muchas veces le sale sin querer o sin saber por qué lo hace) y la forma de aplicarlos en su búsqueda de la paz y la alegría.


4- Atar al buey: aprender a controlar las nuevas experiencias.

La cuarta imagen muestra como el boyero ha aprendido a controlar el buey a través de la brida de la disciplina. Esto simboliza la rigurosa disciplina requerida del practicante zen y el trabajo y la constancia que se necesita para trabajar en la meditación, en terapia, creando rutinas positivas o llevando a la práctica lo que se va aprendiendo. A pesar de que ahora se da cuenta de que el poder de transformar su vida se encuentra dentro de sí mismo, es cierto que todos sus condicionamientos previos siguen tirando de él y empujándolo en diferentes direcciones. Ese tira y afloja con la cuerda con fuerza significa que debe trabajar duro para superar sus malos hábitos del pasado y que dieron origen a todas sus aflicciones.


5- Domar al buey: practicar la disciplina.

La quinta imagen muestra que con la práctica disciplinada se pueden superar los malos hábitos de del pasado y consolidar un hábito positivo y acorde con la verdadera naturaleza de la realidad. Aunque todavía se necesita disciplina, porque los viejos hábitos de la mente todavía tienen poder, ser más consciente de uno mismo y de su realidad le da a uno la energía y dirección a vivir una vida sana. Ahora el buey voluntariamente sigue a la casa al boyero, lo que significa que los nuevos hábitos han llegado para quedarse.



6- Cabalgando sobre el buey volver a casa: se han vencido los impedimentos, está liberado y feliz, se domina a sí mismo.


La sexta imagen sugiere la tranquilidad y la alegría que genera haber creado este nuevo hábito; ahora el boyero monta en la parte posterior del buey, jugando alegremente su flauta. El boyero se libera de temores y ansiedades y ahora puede expresar sus energías creativas en la celebración de la vida.


7- El buey olvidado, el hombre mismo solo: ya no hay nada que controlar, el problema ha desaparecido.

En la séptima imagen del boyero se ha dado cuenta de su identidad con el buey; el buey se puede olvidar, porque no es otra que la experiencia de las cosas cotidianas. Esto puede ser interpretado en el sentido de que la separación de la práctica y la realización se ha superado. Hasta ahora se ha estado practicando la meditación como un medio para alcanzar la iluminación (o por ejemplo practicando la herramienta de la terapia cognitiva para aprender a ser más feliz). Sin embargo, ahora ya no piensa en lo que ha aprendido para llegar a estar bien, ahora está en su presente sin necesidad de pensar en lo aprendido. Al fin es más importante el viaje que el destino


8- Hombre y buey olvidados: el yo desaparece porque nunca ha existido.

El octavo imagen nos dice que cuando la dualidad del yo y la realidad ha superado no sólo es la realidad (el buey) olvidado, pero también lo es el yo (el boyero); el círculo simboliza el vacío que todo lo abarca, que constituye el fundamento de todas las cosas. Ahora, en la conciencia de la transformación incesante y la interconexión total de en cada experiencia que uno está libre de todo deseo y odio por el otro. En esta libertad, hay un sentido de la plenitud y la perfección de las cosas ordinarias. La persona fluye plenamente en lo que hace y en sus circunstancias sin pensar ni en él ni en lo aprendido.


9- Volver al origen: totalmente desvanecido, percibe el mundo tal y como es.

Cuando el yo y la realidad (como construcciones) se quedan atrás, entonces las cosas se revelan como lo que son en sí mismas; arroyos serpentean sobre de sí mismos y flores de color rojo natural florecen rojo. En los acontecimientos ordinarios de la vida se encuentran las verdades más profundas. Nuestras «gafas» se limpian de tal manera que vemos la realidad como es. Ahora somos y la realidad se percibe tal y como es.


10- Entrar en el mercado con las manos dispuestas a ayudar: se identifica con sus semejantes.

Por último, la décima imagen muestra el boyero iluminado entra en el mercado de la ciudad, haciendo todas las cosas comunes que hacen los demás. Pero a causa de su profunda conciencia, todo lo que hace es bastante extraordinario. Él no se retira del mundo, pero comparte su existencia iluminada con todos a su alrededor. Es capaz de dar, de ayudar conscientemente (porque si nosotros estamos bien podremos ayudar mucho mejor a los demás), e incluso debido a su energía creativa y el resplandor de su vida, incluso los árboles marchitos florecen a su alrededor.

sábado, 7 de septiembre de 2019

EN COMUNIÓN CON LA VIRGEN Y EL MONJE...

Este poema lo escribí hace unos años en mi visita al santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Santiago de Cuba, siguiendo los pasos de Thomas Merton, quien también visitó el santuario en el año 1940.


En comunión con la Virgen y el monje.

Aquí, donde la patria se cobija
Bajo el manto tierno de la Madre,
Entre montañas y el sonido melodioso
De las hojas que el viento está meciendo.
Aquí, en el sitio entrañable de la patria,
La patria interior, cierta y verdadera,
Quiero escuchar los pasos del peregrino
Que vino, por las aguas, desde el norte,
Para ofrecer su voluntad de vida,
A buscar el bien, el olvido, el amor y el silencio.
Aquí, vuelvo a leer las páginas que narran
Su viaje interior e inolvidable por la Isla,
Y ahora mismo me parece verle caminando
Subiendo la calle empinada y sudoroso,
Para pedirle a la Señora morena y pequeña
El sublime don de ser sacerdote de su hijo.

Aquí le encuentro y con él me arrodillo frente a ella.
Aquí le siento, en el templo cuyo suelo reluce.
Aquí le veo: hombre común, converso,
Y luego monje inquieto y sacerdote suplicante,
Escritor fecundo, profeta y tenaz contemplativo,
Amigo y maestro espiritual,hermano Louis.
Y aquí me invita el verso y la palabra en el silencio,
Me invita a dialogar con Dios eternamente,
Dejándome arropar por la mirada tierna de la Madre,
Para alcanzar el fruto dulce de la misericordia.

Aquí me invita a sostener humildemente mi pobreza,
Mi desamparo, mis dudas, mis temores,
Para abrazar la santidad, aun cuando sea imperfecta.
Y yo me siento aquí, a los pies de la Virgen,
En comunión con el monje que llegó del frío,
Y tengo paz y luz y me siento más fuerte,
Y me hallo más en comunión con Cristo.
Aquí, entre altas montañas, en el lugar más bello,
Donde la Madre escucha la melodía del viento,
Y el pueblo peregrina.
Y yo escribo, y yo rezo.

Manuel Enrique Valls, ocd.
8 de julio de 2003.
El Cobre.

lunes, 2 de septiembre de 2019

HONESTIDAD

Un ingeniero argentino entró en una estación del metro de Estocolmo, capital de Suecia.Allí notó que había, entre muchos molinetes normales y comunes, uno que daba paso libre gratuito.
Entonces le preguntó a la vendedora de ticket el porqué de aquel molinete permanentemente libre para pasar y sin ningún agente de seguridad en las cercanías.La dama, entonces, le explicó que ese paso estaba destinado a las personas que, por cualquier motivo, no tuviesen dinero para pagar su pasaje.

Incrédulo, acostumbrado a la manera Argentina, no pudo evitar hacerle la pregunta que, para él era obvia:
- Y si la persona tuviese dinero, pero simplemente no quisiese pagar?
La vendedora entrecerró sus ojos azules y con una sonrisa de pureza sobrecogedora, le respondió: 
- Pero por qué haría eso?

Sin poder acertar una respuesta, el ingeniero pagó su pasaje y pasó por el molinete, seguido de una multitud que también habia pagado por sus ticket. El paso libre continuó vacío.

La honestidad es uno de los valores más liberadores que un pueblo puede tener. Una sociedad que ha logrado transformar ese valor en algo natural, está en un estado de desarrollo, sin duda, superior. Eso es educación... También y antes que nada! Cultive este valor y transmítaselo a sus hijos, a sus nietos, a sus alumnos, a la sociedad.

Su mundo cambia cuando usted cambia. No premiemos las prácticas fraudulentas, los negocios mal habidos, la corrupción...

Hagamos de la honestidad y buena fe un hábito...

(Tomado de Facebook)

domingo, 1 de septiembre de 2019

TRANSFORMACIÓN SEGÚN DIOS

"Transformar es mucho más sutil que cambiar; transformar significa que todo puede ser. Me aprecio tal y como he llegado a ser. Pero todavía no he alcanzado el objetivo. Todavía no soy aquel que soy por mi propia naturaleza. El objetivo de la transformación es convertirse completamente en uno mismo. En términos teológicos: el objetivo de la transformación es que la imagen única que Dios se ha hecho de mí resplandezca cada vez más clara a través de todo aquello en lo que me he convertido. No me impongo ninguna imagen ajena. Intento convertirme en esa imagen única a la que Dios me ha destinado. Ya no puedo describir más esa imagen; pero si me siento en silencio y siento paz interior en mí, puedo estar seguro de que estoy en contacto con ella. El paradigma de la transformación es la transfiguración de Jesús en el Monte Tabor. A través de su rostro resplandece una luz brillante. Lo que Jesús realmente es se vuelve evidente en ese momento. Su verdad, su verdadera forma, brilla a través de todo lo terrenal. En la transformación se trata, pues, de que todo en nuestro interior se vuelva claro, de que aquello que enturbia nuestra naturaleza desaparezca; y de que en nuestro cuerpo, en nuestro rostro, reluzca solo la naturaleza que somos en lo más profundo.

Todavía queda algo importante en esta visión: al cambiar, no soy yo quien debe hacerlo todo. En la transformación, Dios lleva a cabo la parte decisiva. Mi labor consiste en ofrecer a Dios todo lo que hay dentro de mí. Entonces, el amor de Dios fluirá en las profundidades de mi alma, en mis miedos, en mi soledad, en mi sensibilidad... y los transformará. Tener la valentía de ofrecer a Dios todo lo que hay en mí, aceptarlo y admitirlo ante mí mismo: eso es lo decisivo.

Anselm Grün
Cómo podríamos vivir.
Sal Terrae