jueves, 28 de abril de 2011

SERENIDAD

Serenidad, seamos siempre buenos
amigos. Caminemos reposadamente.
La frente siempre sosegada
y siempre sosegada el alma.

Menos mal que bebí de tus venenos,
inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena, remansada
música suena de acordes serenos.

No moverán la hoja sostenida
con mis dedos, a contra firmamento
en medio del camino de mi vida.

Vísteme de hermosura el pensamiento,
serenidad, perennemente unida
al árbol de mi vida a contra viento.

(Blas de Otero)

martes, 26 de abril de 2011

PARA VER EL SOL

Recorría un peregrino un largo camino cuando un día pasó junto a lo que le pareció un monje sentado en el campo. Más allá había unos hombres que trabajaban en un edificio de piedra.
- Tienes aspecto de ser un monje – le dijo el peregrino.
- Lo soy –contestó el monje.
- ¿Quiénes son los que trabajan en la abadía?
- Mis monjes. Yo soy el abad.
- Es agradable ver cómo se levanta un monasterio –Comentó el peregrino.
- Lo están echando abajo. –Dijo el abad.,
- ¿Pero para qué?
- Para poder ver salir el sol al amanecer.

(T. Moore. Reflexiones).

jueves, 21 de abril de 2011

RAÍCES Y ALAS

EL RESULTADO DE TU VIDA ESTÁ EN TUS MANOS.
Necesitamos darles a los demás tanto raíces como alas.
Las raíces de toda existencia humana
son las raíces del valor personal, de la confianza en sí mismo.
Las alas de la existencia humana
son las alas de la responsabilidad propia.
El mensaje de las alas se da en esta forma:
Tienes todo lo necesario para elevarte, para cantar tu canto,
para calentar al mundo con tu presencia.
La dirección de tu vuelo, el canto que entones
y el calor que comuniques a este mundo
es responsabilidad tuya…
Tienes que tomar tu vida en tus propias manos.
No debes de echar la culpa a los demás,
y quejarte de tu falta de oportunidades.
Tienes que tomar la responsabilidad plena
acerca del curso y dirección de tu vida…”
El mensaje de las raíces le dice a la persona:
“¡tienes con qué!”.
El mensaje de las alas: “¡Ve a por ello!”

(John Powell)

HOJAS DEL ÚNICO ÁRBOL


"Cada segundo que vivimos es como un nuevo y único momento del Universo,
un momento que nunca fue antes, y nunca será otra vez.
¿Y qué enseñamos a nuestros chicos en la escuela?
Que 2+2=4 y que París es la capital de Francia.
¿Cuándo vamos a enseñarles también lo que ellos son?
Tú eres único.
Tú eres una maravilla.
En todo el mundo no existe otro chico exactamente como tú.
En los millones de años que han pasado
no ha habido otro chico exactamente como tú.
Y mira tu cuerpo, qué maravilla que es.
Tú puedes llegar a ser un Shakespeare, un Michelángelo, un Beethoven,
tú tienes capacidad para cualquier cosa.
Sí, tú eres una maravilla.
Y cuando crezcas, ¿podrás dañar a otro que es como tú, una maravilla?
Tú debes alentar a otros.
Tú debes trabajar,
todos nosotros debemos trabajar para hacer un mundo valioso para los chicos.
El amor a nuestro país es una cosa natural,
pero ¿por qué ese amor debe terminar en la frontera?
Nosotros somos todos hojas de un árbol y ese árbol es la Humanidad."

Pablo Casals

viernes, 8 de abril de 2011

AMOR VERDADERO

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
(Cernuda)