lunes, 20 de marzo de 2017

...ABANDONAR A DIOS?

"..Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, se han ido alejando de Dios sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un «ser extraño». Todo lo que está relacionado con él les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil cada vez más lejano.

Los entiendo. Sé lo que pueden sentir. También yo me he ido alejando poco a poco de aquel «Dios de mi infancia» que despertaba, dentro de mí, miedos, desazón y malestar. Probablemente, sin Jesús nunca me hubiera encontrado con un Dios que hoy es para mí un Misterio de bondad: una presencia amistosa y acogedora en quien puedo confiar siempre.

Nunca me ha atraído la tarea de verificar mi fe con pruebas científicas: creo que es un error tratar el misterio de Dios como si fuera un objeto de laboratorio. Tampoco los dogmas religiosos me han ayudado a encontrarme con Dios. Sencillamente me he dejado conducir por una confianza en Jesús que ha ido creciendo con los años.

No sabría decir exactamente cómo se sostiene hoy mi fe en medio de una crisis religiosa que me sacude también a mí como a todos. Solo diría que Jesús me ha traído a vivir la fe en Dios de manera sencilla desde el fondo de mi ser. Si yo escucho, Dios no se calla. Si yo me abro, él no se encierra. Si yo me confío, él me acoge. Si yo me entrego, él me sostiene. Si yo me hundo, él me levanta.

Creo que la experiencia primera y más importante es encontrarnos a gusto con Dios porque lo percibimos como una «presencia salvadora». Cuando una persona sabe lo que es vivir a gusto con Dios, porque, a pesar de nuestra mediocridad, nuestros errores y egoísmos, él nos acoge tal como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz, difícilmente abandonará la fe.


Muchas personas están hoy abandonando a Dios antes de haberlo conocido. Si conocieran la experiencia de Dios que Jesús contagia, lo buscarían. Si, acogiendo en su vida a Jesús, conocieran el don de Dios, no lo abandonarían. Se sentirían a gusto con él. "

JOSÉ ANTONIO PAGOLA. A gusto con Dios. (fragmento)

miércoles, 8 de marzo de 2017

TAN SOLO ESTAR.

“Déjalo estar”, “no intentes que todo cambie”. Ni siquiera cambiar tú a otros. A veces toca simplemente estar ahí: estar al lado, acompañar en esos momentos en los que todos necesitamos a alguien cerca. Escuchar, callar, dejarse mirar y mirar al otro con compasión, con ternura, con ganas de dejarse tocar por un gesto, por una palabra. O, quizás, por ese
 tan sólo “estar”.

Cuaresma es tiempo de intentar cambiar el corazón y poner delante de Dios todo aquello que somos, con verdad y generosidad. Pero Cuaresma es, sobre todo, tiempo de reconocer que necesitamos del Otro para esa transformación. No está todo en nuestras manos ni en nuestro esfuerzo.


San Ignacio nos recuerda en los Ejercicios Espirituales que la manera de acompañar debe ser desde la libertad total para que el Padre se encuentre con nosotros [EE 15]. Ojalá seamos capaces de dejarnos acompañar y transformar por ese Dios que se comunica a través de tanta gente y que nos invita en estos días a ser transparentes y poner verdad en nuestras vidas."

(Tomado de la página en Facebook  ESPIRITUALIDAD IGNACIANA) 

MUJER: UN BRINDIS CON SONRISA.



"Brindemos por las locas, por las inadaptadas,
por las rebeldes, por las alborotadoras,
por las que no encajan,
por las que ven las cosas de una manera diferente.
No les gustan las reglas y no respetan el status-quo.
Las puedes citar, no estar de acuerdo con ellas,
glorificarlas o vilipendiarlas.
Pero lo que no puedes hacer es ignorarlas.
Porque cambian las cosas.
Empujan adelante la raza humana.
Mientras algunos las vean como locas,
nosotras vemos el genio.
Porque las mujeres que se creen tan locas
como para pensar que pueden cambiar el mundo
son las que lo cambian."

Jack Kerouac

martes, 7 de marzo de 2017

..UN VERDE BESO DE BRISAS.

"Edificaste una torre
para tu huerta florida;
un lagar para tu vino
y, para el vino, una viña.

Y la viña no dio uvas,
ni el lagar buena bebida:
sólo racimos amargos
y zumos de amarga tinta.

Edificaste una torre,
Señor, para tu guarida;
un huerto de dulces frutos,
una noria de aguas limpias,
un blanco silencio de horas
y un verde beso de brisas.

Y esta casa que es tu torre,
este mi cuerpo de arcilla,
esta sangre que es tu sangre
y esta herida que es tu herida
te dieron frutos amargos,
amargas uvas y espinas.

¡Rompe, Señor, tu silencio,
rompe tu silencio y grita!
Que mi lagar enrojezca
cuando tu planta lo pise 
y que tu mesa se endulce
 con el vino de tu viña.  Amén."

HIMNO DE LAUDES. LITURGIA DE LAS HORAS.