miércoles, 15 de marzo de 2023

RELACIONES FUNDAMENTALES DE LA EXISTENCIA HUMANA

"Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y narrativo, profundas enseñanzas sobre la existencia humana y su realidad histórica. Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla » (cf. Gn 2,15). Como resultado, la relación originariamente armoniosa entre el ser humano y la naturaleza se transformó en un conflicto (cf. Gn 3,17-19). Por eso es significativo que la armonía que vivía san Francisco de Asís con todas las criaturas haya sido interpretada como una sanación de aquella ruptura. Decía san Buenaventura que, por la reconciliación universal con todas las criaturas, de algún modo Francisco retornaba al estado de inocencia primitiva. Lejos de ese modelo, hoy el pecado se manifiesta con  toda su fuerza de destrucción en las guerras, las diversas formas de violencia y maltrato, el abandono de los más frágiles, los ataques a la naturaleza".

Francisco, LAUDATO SI, # 66

sábado, 11 de marzo de 2023

LA ESPERANZA NO DEFRAUDA

 

En el tercer domingo de Cuaresma (Ciclo A) nos topamos con un hermoso y significativo pasaje de la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5, 1-2. 5-8). Seguramente los comentarios de este día estarán centrados en el precioso Evangelio de Jesús y la mujer samaritana, pero ya he comentado varias veces ese texto acá en el blog, por lo que esta vez invito a prestar atención al mensaje de la carta de Pablo: 

"Ya que hemos sido justificados por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado".

El texto habla de fe, esperanza y amor, concatenados en el misterio de la presencia de Dios en nosotros. Habla no tanto de lo que alcanzaremos (la gloria de Dios), sino de lo que ya somos y tenemos (en presente): fuimos hechos justos, alcanzamos paz, vivimos en gracia, y todo eso no por mérito nuestro. Fue Jesucristo quien nos lo alcanzó todo

"Cuando nosotros todavía estabamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos... la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros" (Gratuidad, don inmerecido, pura gracia).

En nuestras devociones y rezos populares se habla con insistencia de pecado, de muerte, de infierno. Qué bueno sería que hablaramos más, en presente, de justificación, de perdon, de gracia, de vida, de gratuidad y de amor. Hay una conciencia fuerte de ser pecadores, pero no de estar perdonados; y ese es el sentido de vivir en cristiano. El cristiano es aquel que vive en alegría y en esperanza, porque se sabe amado y justificado, más allá de su natural fragilidad

Escribe Henri Nouwen: "Quizá no logre tener una correcta disciplina, pero eso no cambia la realidad de que mi cuerpo es un templo donde reside el Espíritu creador, No cambia la realidad de que, como Jesús, soy el hijo amado de Dios. Esa es la verdad".

Y también: "Jesús afirma que es un camino estrecho, queriendo decirnos que ocasionalmente nos saldremos y que eso es asumible. Todo el curso de la vida espiritual supone un caer y levantarse, resbalar saliéndose de la verdad y volver a ella; partir y retornar. Por eso, tanto en nuestra marcha como en nuestro retorno, debemos tratar de recordar que somos bendecidos, amados, apreciados y esperados por Aquel cuyo amor no cambia".

Fray Manuel de Jesús, ocd.




lunes, 6 de marzo de 2023

SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: MISERICORDIA Vs PECADO

 

En la primera semana de Cuaresma la liturgia nos recuerda nuestra vocación a la santidad; el impedimento que encuentra el ser humano para llegar a esa metra es lo que llamamos pecado. A lo largo de esta segunda semana la superación del pecado es un tema central en las lecturas de nuestras celebraciones eucarísticas. Para superar el pecado es condición indispensable reconocerse pecador, lo cual lleva consigo la confesión del pecado (Dan 9, 4-10). Dios llama constantemente a la conversión (Isaías 1, 10.16-20). Y sólo nos atrevemos a reconocer nuestros fallos y pedir perdón cuando esperamos que se nos va a conceder. La liturgia de esta semana, proclama justamente que Dios está lleno de misericordia para con el pecador (Lucas 15,1 y ss; Jeremías 17, 5-10). 

 El proceso por el que el hombre, ayudado por la gracia, supera el pecado en su vida y alcanza el perdón es lo que llamamos el camino pascual o la conversión. Esta no se realiza sino ante la palabra de Dios (Lucas 16, 19-31). Supone un proceso hondo y lento, con la confianza puesta en Dios y sin condiciones de recompensa (Mateo 20, 17-28). Como consecuencia del perdón recibido debemos fomentar la actitud de servicio (Mateo 20, 26-28) y la fraternidad (Mateo 23, 1-12).

Los salmos del formulario litúrgico ayudan a crear la tesitura espiritual conveniente; hablan del celo de Dios para con los suyos (Salmo49), pero también que perdona y olvida el pecado cuando volvemos a Él (salmo 78). 

"Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia tmi nuestros corazones y abrásalos en el fuego de tu Espíritu".

(Misal de la Comunidad)

viernes, 3 de marzo de 2023

ACEPTACIÓN DE LO QUE ES Y VOLUNTAD DE DIOS

El martes de esta primera semana de Cuaresma leímos el siguiente pasaje evangélico, y a continuación comparto el comentario de Enrique Martínez Lozano en su libro "Guía para volver a casa":

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recéis no uséis muchas palabras como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo; santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas”. Mt 6, 7-15 

Jesús previene contra el exceso de palabras y parece abogar por una oración silenciosa y centrada en la confianza radical de quien reconoce que el Fondo de lo Real sabe y ama, es Consciencia amorosa. Y, junto con la confianza, el evangelista pone el acento en la actitud de perdón. Confianza y perdón constituyen dos actitudes básicas en la persona orante

En realidad, la oración que enseña Jesús –el Padrenuestro– no es, como tal, una oración de petición, puesto que “vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis”, sino una sencilla expresión de lo que el orante quiere vivir: que la Voluntad de Dios se realice, lo cual incluye, entre otras cosas, el pan y el perdón

La religión ha querido “encerrar” la voluntad de Dios dentro de las propias creencias y mandamientos que ella misma proclamaba. Sin embargo, si en algo se muestra lo que llamamos –quizás inadecuadamente– “voluntad de Dios”, es sencillamente en “lo que es”, en lo que ocurre. Por ello, decir que se haga su voluntad equivale a asumir una actitud de aceptación profunda y radical de lo que es. Al vivir esa aceptación, nos alineamos con la Vida tal como se expresa. Cesa la resistencia y la Vida puede fluir a través de nosotros

La resistencia genera inevitablemente sufrimiento. Y nace del propio apego a lo que quisiéramos que fuera. Es decir, en lugar de sintonizar con el presente y aceptar, nos instalamos en el “debería” o “no debería”, conducidos por nuestro deseo y nuestra interesada y estrecha lectura mental. Desde esa postura, resistimos todo aquello que parece oponerse a lo que nuestro ego desearía. El conflicto resultante es la causa de todo sufrimiento. ¡Cómo duele oponerse a lo real en cada momento! 

La aceptación no significa resignación ni pasividad. Al contrario, cuando somos capaces de alinearnos con lo que ocurre, es cuando más brotará en nosotros la creatividad y la acción adecuada en ese momento.

miércoles, 1 de marzo de 2023

PRIMERA SEMANA DE CUARESMA: MIRAR A DIOS, ESCUCHAR SU PALABRA, ORAR

 

Desde el primer momento, la Iglesia  presenta a sus miembros la meta de la conversión: llegar a ser santos, porque Dios es santo (Levítico 19, 1-2. 11-18; Deuteronomio 26, 16-19). Los evangelios insisten sobre este tema: "Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto" (Mateo 5, 45-48). La norma de la vida cristiana es el mismo Dios. El estilo de vida del creyente está reflejado en el Sermón de la montaña (Mateo 5, 20-26). La revisión de vida que nos exige la Cuaresma es nada menos que confrontarnos con las Bienaventuranzas. Para que no nos engañemos en esta revisión, la Iglesia nos coloca ante el juicio de Dios: "Lo que hiciste con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hiciste" (Mt 25, 31-46; Mt 5, 20-26). 

 La santificación cristiana es obra de la palabra eficaz de Dios (Isaías 55, 10-11). Este tiempo, en que la comunidad emprende el camino de la restauración y la reconciliación, ha de ser necesariamente un tiempo dedicado a la escucha atenta de la palabra de Dios. Ante ella nos revisamos, y de ella recibimos la fuerza necesaria. Por eso la Iglesia no cesa de rogar: "Conviértenos a Tí... Ilumínanos con la luz de Tu palabra". 

 Si la santidad es un don de la palabra de Dios, el cristiano puede desearla, pedirla con intensidad y perseverancia. Así, una de las prácticas esenciales de la Cuaresma es la oración (Mt 6, 7-15; 7, 7-12). El clima espiritual de esta semana está perfectamente expresado en la oración del miércoles:

"Señor, mira complacido a tu pueblo que desea entregársete en una vida santa".

(Tomado de: Misal de la comunidad, tomo II)