viernes, 26 de noviembre de 2010

ESCRITO A CADA MOMENTO...

Para inventar a Dios, nuestra palabra
busca, dentro del pecho,
su propia semejanza y no lo encuentra,
como las olas de la mar tranquila,
una tras otra, iguales,
quieren la exactitud de lo infinito
medir, al par que cantan...
Y su nombre sin letras,
escrito a cada instante por la espuma,
se borra a cada instante
mecido por la música del agua;
y un eco queda solo en las orillas.
¿Qué número infinito
nos cuenta el corazón?
Cada latido,
otra vez es más dulce, y otra y otra;
otra vez ciegamente desde dentro
va a pronunciar Su nombre.
Y otra vez se ensombrece el pensamiento,
y la voz no le encuentra.
Dentro del pecho está.
Tus hijos somos,
aunque jamás sepamos
decirte la palabra exacta y tuya,
que repite en el alma el dulce y fijo
girar de las estrellas.

Leopoldo Panero

jueves, 18 de noviembre de 2010

NO TE SALVES

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca.
No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.
.
Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti

martes, 9 de noviembre de 2010

PREGUNTAS VITALES

¿Quién escucha a Quién cuando hay silencio?

¿Quién empuja a Quién, si uno no anda?

¿Quién recibe más al darse un beso?

¿Quién nos puede dar lo que nos falta?

¿Quién enseña a Quién a ser sincero?

¿Quién se acerca a Quién nos da la espalda?

¿Quién cuida de aquello que no es nuestro?

¿Quién devuelve a Quién la confianza?

¿Quién libera a Quién del sufrimiento?

¿Quién acoge a Quién en esta casa?

¿Quién llena de luz cada momento?

¿Quién le da sentido a la Palabra?

¿Quién pinta de azul el Universo?

¿Quién con su paciencia nos abraza?

¿Quién quiere sumarse a lo pequeño?

¿Quién mantiene intacta la Esperanza?

¿Quién está más próximo a lo eterno:

el que pisa firme o el que no alcanza?

¿Quién se adentra al barrio más incierto

y tiende una mano a sus “crianzas”?

¿Quién elige a Quién de compañero?

¿Quién sostiene a Quién no tiene nada?

¿Quién se siente unido a lo imperfecto?

¿Quién no necesita de unas alas?


La respuesta está en ti, en lo profundo de tu ser:

El amor que enciende la Presencia que te habita.

(de Luis Guitarra)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

DEL EPISTOLARIO DE JOSÉ MARTÍ

“Amar en mí es cosa tan vigorosa y tan absoluta, y tan extraterrena, y tan hermosa, y tan alta, que en cuanto en la tierra estrechísima, se mueve no ha hallado en donde ponerse entero todavía”.

“Porque vivir es carga, por eso vivo; porque vivir es sufrimiento, por eso vivo: vivo, porque yo he de ser más fuerte que todo obstáculo y todo valor”.

“Yo necesito encontrar ante mi alma una explicación, un deseo; un motivo justo, una disculpa noble de mi vida”.

“La vida debe ser diaria, movible, útil; y el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo. No aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias”.

“El hombre se hace inmenso contemplando la inmensidad”.

“El bien que en una parte se siembra, es semilla que en todas partes fructifica”.

“A los grandes poetas no es necesario sentir desastrosas pasiones: les basta imaginarlas”.

“La verdad es que yo he cometido un gran delito: no nacer con alma de tendero… lo que tengo de mejor es lo que es juzgado por más malo. Me aflige, pero no tuerce mi camino”.

“Paso este año negro y espero otros años azules. ¡Quién sabe si el permanente azul no es de la tierra!”.

“Con un poco de luz en la frente no se puede vivir donde mandan tiranos”.

“Las penas tienen eso de bueno: fortifican”.

“Hay que meterse la mano por las entrañas, y mirar la sangre al sol: si no, no se adelanta”.

“Sólo es grande el hombre que no pierde su corazón de niño”.