sábado, 26 de junio de 2021

"CONTIGO HABLO, LEVÁNTATE": JESÚS FRENTE A UNA RELIGIÓN LEGALISTA

En los relatos de Marcos hay una sucesión lógica: Jesús, en su actividad salvadora, se muestra fuerte frente a la naturaleza (el mar), los espíritus inmundos (que envía a los cerdos), la enfermedad (la hemorroisa), y la muerte (la hija de Jairo). En los dos últimos casos (Evangelio de este domingo: Mc 5, 21-43) se trata de Jairo, jefe de la sinagoga, y de una mujer enferma; para ambos la religión legal no ha evitado la muerte ni la enfermedad, y aún más, no ha dado una solución al dolor o al sufrimiento de esas personas. Significativo que la niña de Jairo tenga 12 años, y la hemorroisa lleve enferma 12 años; el número doce es el símbolo del pueblo de Dios.

Jairo, simboliza a la institución religiosa, pero va en busca de Jesús, a quien la institución ha rechazado; también la hemorroisa, que ha vivido marginada, en la impureza legal, acude a Jesús. Ambos violan la Ley para acudir a Jesús, y Jesús les pide FE-confianza. Jesús, que tocó al leproso, se deja tocar por la hemorroisa y toca a la niña muerta; no teme contaminarse, no le importa que ella le ha tocado informalmente, no le importa quedar él también legalmente impuro, con tal de que llegue la salud y la salvación de Dios a estas personas. La religión fundada en la ley margina a estas personas, las ha dejado fuera; Jesús las conecta de nuevo con el Dios-Padre, las incorpora al nuevo pueblo de Dios, fundado en el perdón y la misericordia.

También es significativo que en el relato el encuentro de Jesús ocurra como alternativa a la multitud que acompaña; la multitud queda al margen, y los protagonistas se apartan de ella para buscar a Jesús. Escribe Fray Marcos: “Para Jesús, los entes de razón (multitud, pueblo, iglesia) no pueden ser objetos de salvación. Lo que le importa es la persona, porque es lo único real. Esto lo hemos olvidado y hemos cometido el disparate de sacrificar a la persona en aras de la institución. También hoy tendría que ser nuestra principal tarea el liberar a tantos seres humanos atrapados en las interpretaciones aberrantes de Dios y de su Ley. La religión seguirá oprimiendo y esclavizando mientras seguimos dando más importancia a la institución que a la persona”.

El sentido pleno de estos relatos no está en los milagros;  a los que Jesús sana, seguro volverán a enfermar, y los que resucita, al final morirán. La salvación que trae Jesús en nombre del Padre está en un plano diferente: salvar la vida es colmarla de sentido, es comprender la verdad de lo que somos en y para Dios.

Dos claves fundamentales para entenderlo las encontramos en las otras dos lecturas de este domingo: Dios es Dios de vida, él no hizo la muerte; y siendo rico, se hizo pobre por nosotros. Vivir en Dios es VIVIR para siempre, pero VIVIR en Dios es también compartir esa vida con otros, ser solidarios, vivir como hermanos.

(Resumen a partir de un texto de Fray Marcos, en FE ADULTA)

sábado, 19 de junio de 2021

PAZ EN LA TORMENTA.

"Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla”. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas los acompañaban. Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”. Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”. 
(Mc 4, 35-41)
 
Marcos concluye su colección de parábolas con una preciosa catequesis centrada precisamente en la confianza. En realidad, simultáneamente, es una catequesis cristológica, en la que Jesús es presentado como poder de vida sobre las fuerzas del mal, simbolizadas en el mar. La barca es imagen de la comunidad en misión

Jesús aparece impulsando a sus discípulos hacia “la otra orilla”, el territorio pagano. Quizás se trate de un interés del propio Marcos que, escribiendo a una comunidad de origen pagano, quiere presentar que fue ya el propio Maestro quien inició ese camino hacia los llamados gentiles. Porque Mateo, por el contrario, le hace decir a Jesús: “No vayáis a regiones de paganos” (Mt 10,5); o: “Dios me ha enviado solo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel” (Mt 15,24). 

La catequesis de Marcos está centrada en la pregunta conclusiva: “¿Quién es este?”. Se trata de una cuestión que va apareciendo de un modo intermitente a lo largo de todo su evangelio, manteniendo vivo el interés del lector. Una pregunta que solo hallará respuesta definitiva cuando, ya muerto Jesús, al pie de la cruz, un pagano exclame: “Verdaderamente este hombre era hijo de Dios” (Mc 15,39). 

En esta narración, la barca-comunidad se ve amenazada (huracán y oleaje); los discípulos se sienten desprotegidos en la dificultad y, entre tanto, Jesús duerme. El contraste entre la inquietud de los discípulos y la calma del Maestro no puede ser mayor. Y hace que el lector se interrogue sobre dónde están unos y el otro. La inquietud nace porque nos identificamos con lo que ocurre; la calma aparece cuando nos situamos y reconocemos en la consciencia de lo que ocurre. Lo que somos –parece decirnos la actitud de Jesús– está siempre a salvo; no puede ser dañado por nada. Por eso, “¿por qué sois tan cobardes?”. La cobardía o el miedo es lo opuesto a la fe-confianza

El viento cesó, y sobrevino una gran calma”…, cuando nos dejamos permanecer en un estar desnudo, amando lo que es, como bien sabía Juan de la Cruz: 

Quedéme y olvidéme, / el rostro recliné sobre el Amado, / cesó todo y dejéme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”.

 ¿Qué es lo que me permite pasar del miedo o de la inquietud a la calma?

Enrique Martínez Lozano

En todos los tiempos hay cristianos cobardes y quejumbrosos, que no hablan más que de crisis de fe y de tragedias religiosas y morales. Si Jesús va en nuestra barca, ¿por qué no lo despertamos con nuestra confianza, nuestra fe robusta y nuestro optimismo esperanzado?

lunes, 14 de junio de 2021

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA (Sylvain Timsit)

𝟭. 𝗟𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘁𝗲𝗴𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗿𝗮𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales.
𝟮. 𝗖𝗿𝗲𝗮𝗿 𝗽𝗿𝗼𝗯𝗹𝗲𝗺𝗮𝘀 𝘆 𝗱𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀 𝗼𝗳𝗿𝗲𝗰𝗲𝗿 𝘀𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
𝟯. 𝗟𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘁𝗲𝗴𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗴𝗿𝗮𝗱𝘂𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
𝟰. 𝗟𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘁𝗲𝗴𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗱𝗶𝗳𝗲𝗿𝗶𝗿. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
𝟱. 𝗗𝗶𝗿𝗶𝗴𝗶𝗿𝘀𝗲 𝗮𝗹 𝗽𝘂𝗯𝗹𝗶𝗰𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗰𝗿𝗶𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗽𝗼𝗰𝗮 𝗲𝗱𝗮𝗱. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantil. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.
𝟲. 𝗨𝘁𝗶𝗹𝗶𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗮𝘀𝗽𝗲𝗰𝘁𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼 𝗺𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗰𝗿𝗶𝘁𝗶𝗰𝗼. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
𝟳. 𝗠𝗮𝗻𝘁𝗲𝗻𝗲𝗿 𝗮𝗹 𝗽𝘂𝗯𝗹𝗶𝗰𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗶𝗴𝗻𝗼𝗿𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 𝘆 𝗹𝗮 𝗺𝗲𝗱𝗶𝗼𝗰𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores
𝟴. 𝗘𝘀𝘁𝗶𝗺𝘂𝗹𝗮𝗿 𝗮𝗹 𝗽𝘂𝗯𝗹𝗶𝗰𝗼 𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗮 𝘃𝘂𝗹𝗴𝗮𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
𝟵. 𝗥𝗲𝗳𝗼𝗿𝘇𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗰𝘂𝗹𝗽𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
𝟭𝟬. 𝗖𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝗿 𝗮 𝗹𝗮 𝗮𝘂𝗱𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗮 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗮 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

(Tomado de: Facebook)

domingo, 13 de junio de 2021

RESPETAR EL TIEMPO DE DIOS

"No somos nosotros los que desarrollamos el Reino. Es el Reino quien se desarrolla en nosotros. Incluso los que tenemos como tarea hacer que el Reino se desarrolle en los demás, olvidamos ese dato fundamental. No tenemos paciencia para dejar tranquila la semilla, o intentamos tirar de la plantita en cuanto asoma y en vez de ayudarla a crecer la desarraigamos, o la damos por perdida antes de que haya tenido tiempo de germinar. Puede frustrarnos el ansia de producir fruto sin haber pasado por las etapas de crecer como tallo, luego la espiga y por fin el fruto. La vida espiritual tiene su ritmo y hay que procurar seguir los pasos por su orden. La mayoría de las veces nos desanimamos porque no vemos inmediatamente los frutos. Cada paso que demos es un logro y en él ya podemos apreciar el fruto. Si tomas conciencia de tu verdadero ser, estás en camino”. 

(Fray Marcos)

jueves, 10 de junio de 2021

GENTE "A RAYAS"...

Por lo general dividimos a las personas en dos categorías: la de los santos y la de los pecadores

Pero se trata de una división absolutamente imaginaria. Por una parte, nadie sabe realmente quiénes son los santos y quiénes los pecadores; las apariencias engañan. Por otra, todos nosotros, santos y pecadores, somos pecadores.

En cierta ocasión, un predicador preguntó a un grupo de niños: «Si todas las buenas personas fueran blancas y todas las malas personas fueran negras, ¿de qué color seríais vosotros?». La pequeña Mary Jane respondió «Yo, reverendo, tendría la piel a rayas». Y así tendría también la piel el Reverendo, y los Mahatmas, y los Papas, y los santos canonizados.

Un hombre buscaba una buena iglesia a la que asistir y sucedió que un día entró en una iglesia en la que toda la gente y el propio sacerdote estaban leyendo el libro de oraciones y decían: «Hemos dejado de hacer cosas que deberíamos haber hecho, y hemos hecho cosas que deberíamos haber dejado de hacer». El hombre se sentó con verdadero alivio en un banco y, tras suspirar profundamente, se dijo a sí mismo: «¡Gracias a Dios, al fin he encontrado a los míos!».

Los intentos de nuestras santas gentes por ocultar su piel rayada muchas veces no tienen éxito y siempre son
fraudulentos.

(Tomado de Facebook)

sábado, 5 de junio de 2021

LA VERDADERA FAMILIA DE JESÚS (¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?)

Algunos textos bíblicos provocan extrañeza y estupor cuando los leemos desde nuestros presupuestos religiosos, desde nuestras tradiciones. Sucede con las palabras de Jesús respecto a su familia, y en especial a su madre, en los Sinópticos, y con mayor énfasis en Marcos. Puede ser de interés leer el comentario de Enrique Martínez Lozano, con su particular mirada sobre la propuesta cristiana:  

-1-
"En aquel tiempo, volvió Jesús con sus discípulos a casa y se juntó tanta gente, que no lo dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales". (Mc 3, 20-21) 

Las relaciones de Jesús con su familia debieron estar también marcadas por el conflicto, al menos en los primeros momentos de su actividad pública. La dureza de este texto no deja lugar a dudas: sus parientes querían llevárselo a casa porque pensaban que estaba trastornado. Se trata de un texto indudablemente histórico, ya que sería impensable que hubiera sido una creación posterior de la comunidad. Debido a su misma crudeza, fue omitido por Mateo y por Lucas. 

En el sistema familiar de la cuenca del Mediterráneo en el siglo I, el comportamiento de uno de sus miembros tenía consecuencias para la familia entera. Si Jesús estaba ya en el punto de mira de la autoridad religiosa, con la que mantenía un conflicto abierto, no es extraño que sus familiares temieran que las consecuencias los alcanzaran también a ellos. Tanto por su comportamiento “extraño”, como por el potencial peligro que suponía, su familia quiere encerrarlo en casa, creyendo que el motivo último de un comportamiento tan extravagante era que estaba “trastornado”. 

Comprendo que, para una tradición que idealizó la “Sagrada Familia”, esta constatación del evangelio de Marcos fuera obviada. Pero es la que parece ajustarse a los hechos. Jesús sufrió el conflicto también entre los suyos, en su propio círculo familiar. Algunos estudiosos apuntan como plausible que, posteriormente, su familia se unió al grupo de seguidores. Indicios de ello encontramos en una referencia del libro de los Hechos –“Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos de este” (Hechos 1,14)–, así como en el dato de que el primer responsable de la comunidad de Jerusalén fuera Santiago, uno de los hermanos de Jesús. 

Aunque probablemente fuera un dicho conocido, quizás sean significativas aquellas palabras del propio Jesús, según las cuales, “un profeta solo es despreciado en su tierra, entre sus parientes y en su casa” (Mc 6,4). Entre los humanos no es extraño que aquello que implica mínimamente ruptura o, a veces, solo novedad, sea visto con recelo o, peor aún, descalificado.

-2-
"En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús, y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: “Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan”. Les contestó: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”. Y paseando la mirada por el corro, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. 
(Mc 3, 31-35)

 Esta nueva alusión a la familia de Jesús parece en consonancia con aquella otra – relatada también en este mismo capítulo del evangelio de Marcos–, según la cual los familiares querían llevarlo a casa porque decían que estaba trastornado. En esta ocasión, es Jesús quien –en algo que debía resultar absolutamente novedoso en aquella cultural patriarcal– establece un nivel de parentesco por encima del de la sangre. Existe una “familiaridad” superior a aquella que otorga la sangre: es la “espiritual”, en el sentido más genuino y amplio del término. 

El texto parece jugar con la palabra “fuera”, que se repite en dos ocasiones, contrastando con quienes se hallan “sentados a su alrededor”. Se afirma que la madre y los hermanos de Jesús estaban “fuera” del grupo y es desde “fuera” desde donde preguntan por él. Dicen los expertos que quizás se trate de una alusión a la polémica sobre el lugar que, en la comunidad (postpascual) de Jerusalén, debería ocupar la familia biológica de Jesús. Sin embargo, parece probable que, en su origen, se trate de un hecho histórico, porque de otro modo no es fácil que alguien se hubiese atrevido a inventarlo. 

Las palabras de Jesús parecen tener un sentido preciso dentro de una religiosidad teísta: es de la propia “familia” solo aquella persona que “cumple la voluntad de Dios”, es decir, el que comparte la propia fe. Así entendidas, tales palabras no diferirían mucho de lo que suele ser la relación “fraterna” que rige determinados grupos y asociaciones. 

Sin embargo, me parece que cabe una lectura más “amplia”, quizás también más acorde con el mensaje del Maestro de Nazaret y, ciertamente, más en sintonía con nuestra perspectiva: lo que hace de nosotros una única y misma “familia” no es un motivo biológico, ni tampoco la adhesión a una misma creencia o ideología, sino el origen común de una misma Fuente. Dicho todavía con mayor precisión: somos una familia porque compartimos una misma identidad; aparecemos como “formas” diferentes en las que se expresa la Consciencia una que somos. Nadie nos resulta “ajeno” ni Dios es tampoco un ser separado. Todo es Uno, en el doble polo de lo invisible y lo manifiesto. Solo existe un único “Yo soy".

Enrique Martínez Lozano
Otro modo de leer el Evangelio

POR EL PERDÓN SE COMPRENDE EL PECADO

 

El amor de Dios, enteramente gratuito, infinito e incondicional, manifestado en el despojo de la cruz ("Nos amó hasta el extremo"), y en la Resurrección, es redentor y liberador, es salvador.  Es un amor que perdona.Sin reconocimiento y experiencia del amor de Dios no hay posibilidad de atisbar o entender el pecado cristiano o del cristiano.  Por el perdón se comprende el pecado, no al revés. La penitencia cristiana no se centra en el pecado sino en el amor, en el perdón. Expresa que la existencia humana no está bajo el fatalismo o la desesperación, sino perdonada y reconciliada con Dios

Naturalmente, el hecho de que el perdón sea lo primero, no significa que no haya pecado ni culpabilidad. Quiere decirse que lo contrario del pecado no es la moralidad sino la fe. Si el pecado se revela en el perdón, adquiere sentido en relación con la fe, dentro de la reconciliación en Jesucristo. Hay una significación religiosa o cristiana en la falta, distinta de la significación moral. Y solamente cuando se madura en las exigencias de la fe, se comprende desde el perdón de Jesús el pecado del hombre. La moral no es la fe, ni la religión es una moral que sacraliza lo prohibido. 

 Por supuesto que la moral es necesaria y es un patrimonio del ser humano. Para el cristiano, la moral debe situarse dentro de la fe. Dicho de otro modo: la obediencia a la ley justa es necesaria para todo el mundo, pero la obediencia cristiana es obediencia a la fe (es decir, es confianza).  

 El pecado no es meramente, por tanto, transgresión de una ley, sino el intento egoísta del ser humano de ser dueño y señor absoluto de la vida de sus semejantes. De ahí que el pecado sólo puede ser reconocido "delante de Dios", por medio de la fe. Arrepentirse no es tener remordimientos por haber incumplido una ley (a menudo parece que estamos rindiendo cuentas delante de un jefe), sino aceptar las exigencias del Reino de Dios y de las promesas, en cuya construcción nos hemos comprometido

***

La figura adámica retrata al hombre universal. El Dios que iba a ser conquistado reaparece como el tú infinito, que con su presencia denuncia el fallo cometido. La excusa y la acusación no ahuyentan la culpa. El ser humano tiene pronosticada una existencia de lucha contra el mal; pero está iluminado por la seguridad de la victoria. Dios lucha en el ser humano con el mal. Será la descendencia de la mujer la que progresivamente obtenga la victoria, y la historia de la salvación verifica esa buena noticia. 

***

La esperanza cristiana se demuestra en la audacia de la palabra profética, duela a quien le duela. Ahora bien, esa palabra profética será válida y operante si nace de la fe, y si manifiesta la esperanza cristiana y la confianza en las promesas de Dios, manifestadas en Cristo. Saber relativizar lo que es pasajero, fijando nuestra mirada y fundamentando nuestra vida en lo esencial, lo que no pasa, lo eterno. No dejemos que nuestro profetismo se secularice, ni seamos mensajeros del desánimo de nuestro tiempo

***

El pecado puede también presentarse como virtud, o en su nombre. Podemos desconocer que Dios está presente en la historia humana, que estamos y está ella, movidos por su Espíritu. Ese es el pecado contra el Espíritu Santo del que habla Jesús en el Evangelio: cerrarnos al arrepentimiento y al cambio al trastocar la realidad, y llamar pecado a lo que es obra de Dios, porque no encaja en nuestros esquemas religiosos (por eso es necesario formarse, discernir, crecer en la fe). 

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Con su muerte y resurrección, Cristo ha vencido al mal y nos ha alcanzado su poder salvador. Ser de la familia de Jesús es creer en la voluntad salvífica del Padre, en el poder salvador de Cristo y en la presencia del Espíritu. La comunión con Cristo, manifestada en cada eucaristía, es signo de nuestra victoria sobre el pecado y el mal.

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"Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora... Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a su pueblo de todos sus delitos".

Fray Manuel de Jesús, ocd.

(A partir de los comentarios para el domingo X del tiempo ordinario, en el MISAL DE LA COMUNIDAD 


viernes, 4 de junio de 2021

EL SENTIDO ECLESIAL DE TODA VOCACIÓN CRISTIANA

Hoy es evidente y casi indiscutible en la Iglesia católica que todos los bautizados comparten una misma llamada a la santidad. Al menos teóricamente nadie hoy defendería que el camino matrimonial es un camino o vocación menor, si lo comparamos con la vocación sacerdotal o la vida consagrada. De hecho se hacen llamados constantes a los laicos a ocupar un papel más activo en la vida eclesial. Todo es en teoría, pero cuando leemos lo que se publica hoy sobre estos temas, sentimos que siguen estando de fondo esquemas, conceptos, visiones eclesiales, vocacionales, que dificultan y casi imposibilitan el surgimiento de verdaderas vocaciones laicales, maduras, responsables, copartícipes en la Iglesia de la llamada a evangelizar y anunciar el nuevo rostro de Dios.

Estábamos un día en un grupo, intentando comprender los temas del discernimiento y clarificar los elementos particulares de la vida laical y la vida consagrada, y al hablar de la segunda se hizo mención reiterada de una palabra que creo no es la más adecuada, pero sí la que usamos generalmente: me refiero a "exclusivo o exclusiva" en referencia a la consagración de un religioso o una religiosa. El consagrado sería la persona que se dedica de manera exclusiva a Cristo. Yo prefiero que se hable de una vocación particular o forma concreta de consagración, y no tanto de dedicación exclusiva, porque en ese caso queda menos disminuida la vocación del laico en la Iglesia. 

Es decir: laicos, consagrados, ministros, comparten todos una misma llamada o vocación a la santidad, que ha de ser entendida en el seno de la comunidad eclesial. Toda vocación o llamada es eclesial, aun cuando se haga de forma concreta a una persona (obispo, superior religioso, cónyuge). De ahí que, la vocación sacerdotal o la llamada a la vida consagrada no ha de verse como superior a la vocación laical, sino diversa, diferente.

 El cristiano está llamado a la unión con Cristo, a través de la pertenencia a su Cuerpo, que es la Iglesia. Ha de ofrecerse todo a Dios, y en ese todo se incluye también su sexualidad. Tanto el sacerdote célibe, que asume esa condición por disciplina, o el religioso o la religiosa, que hacen votos, como un matrimonio cristiano, o un soltero o soltera, ofrecen todo a Cristo, incluida su sexualidad, de una manera o de otra. Unos, por la renuncia a ejercer parte de su sexualidad, otros por convertirla en expresión de amor o camino para una nueva vida; unos porque no encuentran un modo concreto para realizarse en la vocación de familia, y otros u otras porque convierten su renuncia en expresión de un vínculo místico con la divinidad. Todos están manifestando un propósito de entrega o consagración.

Suele decirse: es que en el matrimonio se comparte el amor a Dios con otra persona, y el consagrado se dedica en exclusiva a Dios. Creo que puede y debe verse de modo diferente. Primero: el amor a Dios no excluye al amor humano, en todo caso lo potencia. El amor cristiano es fuente de vida, y el matrimonio cristiano es expresión del amor de Dios. La pareja se ama en Dios. Y el matrimonio es comunidad eclesial, es iglesia domestica porque es el primer paso para ser familia cristiana. El consagrado o la consagrada también tienen un vínculo humano, que es su comunidad religiosa, y las personas a las que sirven con su consagración. Tampoco están solos frente a Dios.

Si se mira de este modo se salva mejor el sentido eclesial de toda vocación cristiana, y estamos redimensionando la llamada, insistiendo no tanto en lo particular como en lo común, que es la vocación bautismal de todos, potenciada, plenificada, en la vocación particular de cada uno. Por otro lado ayuda a que, definitivamente, dejemos de ver a Dios como un rival.

Fray Manuel de Jesús, ocd
(esta reflexión fue escrita hace ya algunos años, pero creo que no ha perdido actualidad, por eso la comparto)