jueves, 29 de marzo de 2012

VISITA DEL PAPA A CUBA


Cuando se publique esta entrada ya habrá concluido la visita del papa Benedicto XVI a Cuba; a diferencia de cuando estuvo Juan Pablo II, esta vez no participé directamente en ninguna celebración, pero seguí con atención por la radio y la televisión  cuando pude de cada momento del recorrido papal, presentaciones, comentarios y opiniones de la gente de a pié. Puedo decir que estuve ausente físicamente, pero no distante de este momento importante para la Iglesia cubana; y también digo que sentí nostalgia viendo tantas personas conocidas participando, pero no tristeza, porque lo que vivo responde a un llamado de mi conciencia, y de este paso no me arrepiento en absoluto. Ya comentaré en otra ocasión sobre lo que he sentido respecto a esta Iglesia particular de la que sigo formando parte, pero ahora mismo la razón de este comentario es compartir brevemente algunas impresiones sobre la visita papal, y no voy a desviarme de ese objetivo.
 Escuchamos muchas opiniones previas a esta visita, y escucharemos muchas otras una vez que el papa regrese a Roma. Con unas estoy de acuerdo, y con otras no, pero todas juntas permiten comprender mejor las expectativas que este viaje del “Peregrino de la Caridad” suscitó entre los cubanos de dentro y fuera de la isla. En principio, tanto la Iglesia como el gobierno saldrán fortalecidos, y la visibilidad de lo religioso, lo católico en este caso, en grado mucho mayor que en 1998, también tendrá su repercusión social. En sentido general creo que la visita ha sido buena, positiva, más allá de los muchos matices que una u otra parte se puedan señalar como negativos.
 Ahora, yo quiero decir lo que me gustó y no me gustó, como primera impresión, y ya luego, cuando pueda leer con calma los mensajes y repercusiones, si tengo despierta la  inspiración y el ánimo, comentaré a un nivel más profundo. La cobertura mediática ha sido amplia, pero los locutores, tanto de radio como televisión del país, que acompañaron los diferentes eventos mostraban una gran ignorancia en materia religiosa. Como solemos decir aquí: “Estaban perdidos”. Creo que, dados los tiempos que corren en la política actual de nuestro gobierno, deberían preparar a las personas apropiadas para cubrir este tipo de eventos. Por su parte el sacerdote, que acompañó, como en la visita de Juan Pablo II, a la comentadora de televisión, en las dos misas, usaba un lenguaje devocional y arcaico cuando explicaba lo que iba aconteciendo. Creo que es necesario elevar también el nivel de nuestro pueblo en materia religiosa, pero no retrotrayéndolo en el tiempo, sino ofreciéndole una visión más actual e inteligente de la liturgia y simbología católicas.
 También me pareció inapropiado rezar el “Padrenuestro” en latín en la misa, pues la inmensa mayoría del pueblo, y unos cuantos sacerdotes, no podían rezarlo en ese idioma “oficial” de la Iglesia Católica. No hablo de algunos otros signos litúrgicos que expresan una visión tradicionalista, propios de este pontificado, pero sí llamó mi atención que el papa en sus discursos no tocó los típicos temas morales católicos, como por ejemplo, el aborto, y que sus expresiones de devoción mariana fueron siempre sobrias y al margen de la eucaristía. Eso me gusta. También quedará para la memoria afectiva la emoción del arzobispo de Santiago de Cuba en sus palabras de acogida al papa, y los aplausos espontáneos que suscitó la mención de su predecesor, Pedro Meurice.  La música litúrgica, siempre cubana, la disciplina de la gente que participó en las eucaristías, y actos de recibimiento y acogida, resultan también destacables; y aunque el papa no hizo mención alguna a las “religiosas” sino a los religiosos en general, ellas estaban allí como siempre, en alegre y variada manifestación; me alegró ver algunas monjas Carmelitas Descalzas en la plaza, y a la madre Teresa María recibir la comunión de manos del pontífice.
 En fin, que ahora veremos los frutos de esta visita, en nuestra Iglesia, y en el corazón de cubanos y cubanas; habrá que leer pausadamente las homilías y discursos que Benedicto XVI nos ha dejado, y aprovecharnos de su magisterio espiritual. Me sumo gozosamente a la acción de gracias por este regalo del Espíritu, a pesar de todas las críticas que se puedan suscitar en torno al viaje del pontífice a la isla.
 El tiempo dirá, pero la lluvia que caía en la despedida del papa vuelve a ser un signo de esperanza para Cuba, necesita urgentemente de bendición.

Nota: Y a propósito, si la palabra “vicario” significa “en lugar de”, entonces el papa es vicario de Pedro, no de Cristo, porque Cristo es insustituible, y sigue caminando en la historia, con nosotros.
 Y el latín no fue el idioma de la primera comunidad cristiana, la de Jerusalén, en todo caso el arameo o el griego Koiné.
Y es mejor decir (para evitar ambigüedades), que cada misa es reflejo, expresión, eco, del Jueves Santo, y no que el Jueves Santo Jesús celebró la primera misa. Y tampoco decir que ese día, celebrando la Pascua, en lugar del cordero habitual, tenían pan y vino; ese día seguro hubo cordero, además de pan y vino, pero el sacrificado ya no es el cordero, sino Jesús, el Cristo, que expresa de modo nuevo esa entrega sacrificial.

SALVARTE A TÍ en nosotros


“Corren malos tiempos, Dios mío. Esta noche me ocurrió algo por primera vez: estaba desvelada, con los ojos ardientes en la oscuridad, y veía imágenes del sufrimiento humano. Dios, te prometo una cosa: no haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un lastre en el día de hoy, aunque para eso se necesite cierta práctica… Te ayudaré, Dios mío, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti, y así nos ayudaremos a nosotros mismos. Es lo único que tiene importancia en estos tiempos, Dios: salvar un fragmento de ti en nosotros. Tal vez así podamos hacer algo por resucitarte en los corazones desolados de la gente. Sí, mi Señor, parece ser que tú tampoco puedes cambiar mucho las circunstancias; al fin y al cabo, pertenecen a esta vida…Y con cada latido del corazón tengo más claro que tú no nos puedes ayudar, sino que debemos ayudarte nosotros a ti y que tenemos que defender hasta el final el lugar que ocupas en nuestro interior…Mantendré en un futuro próximo muchísimas más conversaciones contigo y de esta manera impediré que huyas de mí. Tú también vivirás pobres tiempos en mí, Señor, en los que no estarás alimentado por mi confianza. Pero, créeme, seguiré trabajando por ti y te seré fiel y no te echaré de mi interior.
(12 de julio de 1942)
Etty Hillesum

jueves, 22 de marzo de 2012

CUANDO DIOS TE HABLA AL CORAZÓN 1


La Voz Interior del Amor”. Textos de Henri Nouwen.

1-     Tanto como puedes recordar, has sido complaciente, dependiendo de que los demás te dieran una identidad. Necesitas no ver esto sólo de modo negativo. Querías entregar tu corazón a los demás, y lo hiciste muy rápida y fácilmente. Pero ahora se te pide que te liberes de todos estos sostenes auto fabricado y que confíes en que Dios es suficiente para ti. Debes dejar de ser complaciente y reclamar tu identidad como ser libre. (21)
2-     Si sientes una gran soledad y un gran deseo de contacto humano, tienes que ser extremadamente juicioso. Pregúntate si está situación está verdaderamente dada por Dios. Porque, donde Dios quiera que estés, Él te mantiene a salvo y te da paz, aun cuando haya dolor” (35)
3-     Vivir una vida disciplinada es vivir de manera tal que sólo quieras estar allí donde Dios esté contigo. Cuanto más profundamente vivas tu vida espiritual será discernir la diferencia entre vivir con Dios y vivir sin Dios, y más fácil será alejarse de los lugares en los que Dios ya no esté contigo. (35)
4-     El gran desafío es la lealtad que hay que vivir en las opciones de cada momento. Cuando comer, beber, trabajar, hablar o escribir no son para gloria de Dios, debes dejar de hacerlo inmediatamente porque, cuando dejas de vivir para la gloria de Dios, empiezas a vivir para tu propia gloria. Entonces, te separas de Dios y te haces daño. (35)
5-     Tu pregunta fundamental siempre debería ser si algo es vivido con o sin Dios. Tienes tu propio conocimiento interior para responder esa pregunta. Cada vez que haces algo que proviene de tus necesidades de aceptación, reconocimiento o afecto, y cada vez que haces algo que aumenta estas necesidades, sabes que no estás con Dios. Estas necesidades nunca serán satisfechas; solo se incrementaran cuando cedas a ellas. Pero, cada vez que hagas algo para la gloria de Dios, reconocerás la paz de Dios en tu vida y tu corazón, y allí encontrarás reposo. (35-36)

sábado, 17 de marzo de 2012

DIOS ES MUCHO MEJOR DE LO QUE PIENSAS.


“Te aseguro que Dios es mucho mejor de lo que piensas. El se conforma con una
mirada, con un suspiro de amor... Y creo que la perfección es algo muy fácil de
practicar, pues he comprendido que lo único que hay que hacer es ganar a
Jesús por el corazón... Fíjate en un niñito que acaba de disgustar a su madre
montando en cólera o desobedeciéndola: si se mete en un rincón con aire
enfurruñado y grita por miedo a ser castigado, lo más seguro es que su mamá no le
perdonará su falta; pero si va a tenderle sus bracitos sonriendo y diciéndole:
«Dame un beso, no lo volveré a hacer», ¿no lo estrechará su madre tiernamente
contra su corazón, y olvidará sus travesuras infantiles...? Sin embargo, ella sabe
muy bien que su pequeño volverá a las andadas en la primera ocasión; pero no
importa: si vuelve a ganarla otra vez por el corazón, nunca será castigado3...
Ya en tiempos de la ley del temor, antes de la venida de Nuestro Señor, decía ya el
profeta Isaías, hablando en nombre del Rey del cielo: «¿Podrá una madre olvidarse
de su hijo...? Pues aunque ella se olvide de su hijo, yo no os olvidaré jamás». ¡Qué
encantadora promesa! Y nosotros, que vivimos en la ley del amor, ¿no vamos a
aprovecharnos de los amorosos anticipos que nos da nuestro Esposo...?
¡Cómo vamos a temer a quien se deja prender en uno de los cabellos que vuelan
sobre nuestro cuello...!
Sepamos, pues, hacer prisionero a este Dios que se hace mendigo de nuestro amor.
Al decirnos que un solo cabello puede obrar este prodigio, nos está mostrando que
los más pequeños actos, hechos por amor, cautivan su corazón... Si hubiera que
hacer grandes cosas, ¡cuán dignos de lástima seríamos...! ¡Pero qué dichosas
somos, ya que Jesús se deja prendar por las más pequeñas...!”

 Carta de santa Teresa de Lisieux a su hermana Leonia, escrita el 12 de julio de 1896. (Carta número 191).

A DIOS LE GUSTAN LAS MUJERES


Una de las cosas que mejor me  salió durante la creación fue el corazón de la mujer

—Hoy he estado celebrando la eucaristía en la Casa Generalicia de unas amigas mías franciscanas. Me recibió sonriente y feliz Lourdes, que cuando era provincial me invitó varias veces a dirigir ejercicios a las hermanas de su provincia y ahora atiende la portería. Durante la cena pregunté por Rosario, la anterior superiora general. Está en una misión de Mozambique. Y la anterior a ella, Carmen, está limpiando culos —con perdón— en una residencia de mayores. Son admirables estas mujeres, Padre. Ellas no saben qué es eso de la erótica del poder; sólo conocen la erótica del servicio y, cuando les corresponde ejercer un ministerio de autoridad, desean que termine pronto para servir otra vez directamente a los pobres.

—Sí, hijo. Una de las cosas que mejor me salió durante la creación fue el corazón de la mujer. Mi Hijo os enseñó a llamarme “Padre”, e hizo bien porque en aquella cultura ni siquiera las mujeres habrían aceptado llamarme “Madre”, pero hoy es distinto. Por eso inspiré a Juan Pablo I para que dijera aquello de que Dios “es padre; más aún, es madre”. Y la inteligencia de las mujeres también me quedó muy bien. Habrás podido comprobar que, cuando dejáis de ponerles trabas para que estudien, obtienen mejores calificaciones que vosotros. Por eso me irrita profundamente que la Iglesia —”mi” Iglesia— esté aprovechando tan poco y tan mal el potencial de las mujeres. Os pediré cuentas por ello; ¡vaya si os las pediré! Sé que no debería decir que me irrito, porque es un antropopatismo, pero no puedo evitarlo.

—¿Es un qué, Padre... maternal?

—Un antropopatismo, hijo, un antropopatismo: atribuir a Dios, o sea a mí, pasiones y sentimientos humanos. Muchas mujeres saben más griego que tú. •


Luis González-Carvajal

miércoles, 14 de marzo de 2012

PARA ALEGRAR EL CORAZÓN...


“La divisoria de tu vida se produce no cuando comprendes que amas a Dios, sino cuando entiendes que Dios tea ama a ti, incondicionalmente” (Tony de Mello)



“”El es inmutable. Él nunca se muda. Él te ama hoy con el mismo amor con que te amó ayer y te amará mañana, aun cuando en algo le disgustes”. (Isabel de la Trinidad).



“Este amor es gratuito: me ama sin por qué y sin para qué; ni porque yo sea bueno ni para que sea bueno: como la rosa, que por ser rosa, perfuma; como la luz, que por ser luz, ilumina. Así, el AMOR, por ser amor, simplemente y sin motivos, ama”. (Ignacio Larrañaga).



“Dios es un todo que nadie puede quitarnos y que será siempre nuestro”. (Carlos de Foucauld).



“Mi casa está en ruinas, pero Dios vive en ella” (Thomas Merton).



“El alma sólo se une a Dios gozando” San Juan de la Cruz).



“Dios es alegría infinita”(Teresa de los Andes).

RECORDAR CADA DÍA...


 Soy una persona a la que Dios CONOCE perfectamente; yo mismo no se a veces quién soy, pero me queda el consuelo de saber que Dios sí lo sabe. Y no sólo soy conocido por Dios, es que, conociéndome, me ama, Soy AMADO por Dios. Soy, además, una persona LLAMADA por Dios; llamada desde la eternidad y para la eternidad. Es evidente que a ese llamamiento respondo mal y que a ese amor soy infiel; por eso para Dios soy también una persona PERDONADA. No debemos vivir con sentimientos de culpa, pues vivimos todos bajo el signo del perdón, bajo el signo de la Gracia. Y por eso soy una persona ENRIQUECIDA: por lo que me dio la naturaleza, por la gracia de Dios, por los dones del Espíritu Santo (Dice San Juan de la Cruz: “Todo es mío, porque Cristo es mío y todo para mí”).
 Soy entonces una persona ENVIADA por Dios a vivir en la luz de su gracia, a anunciar su Reino, a dar los frutos del Espíritu; enviado a la región de la paz, de la alegría y del amor.
 Soy, definitivamente, una persona BENDECIDA por Dios. (Romanos 8, 31-39).

"Sólo intentaba hacer lo que tendía a brotar espontaneamente de mí" (Hermann Hess)


Sólo veo lo que siento



Sólo veo lo que siento,
nunca he visto más allá,
no me trago lo que pienso
ni una vez, así me va

Aprendí con la marea,
que se llega y que se va,
prometí no dar la espalda,
ni decir nunca jamás

He ganado amor del bueno,
sin ponerle condición
he perdido la cabeza
pa encontrar el corazón
no aposté por la mentira,
en honor a la verdad
no me dejo la sonrisa,
con arresto temporal

No soy de nadie
ni valiente ni cobarde
pero no he tenido
imposibles ni prohibidos
ni alas de ángeles caídos

No voy de nada,
ni de escudo, ni de espada
pero doy la cara
no voy a morderme el corazón.

Sólo quiero ser yo misma
darte todo lo que soy
no olvidar de dónde vengo
pa saber a dónde voy

Tengo poco pero es mucho,
por lo mucho que me das
me paseo por su vida
en versión original

No soy de nadie
ni valiente ni cobarde
pero no he tenido imposibles ni prohibidos
ni alas de ángeles caídos

No voy de nada,
ni de escudo, ni de espada
pero doy la cara
no voy a morderme el corazón.

Sólo me llevo donde quiero ir
muy cerca de ti
no desespero si te veo sonreír
mi suerte sigue aquí

No soy de nadie
ni valiente ni cobarde
pero no he tenido imposibles ni prohibidos
ni alas de ángeles caídos

No voy de nada,
ni de escudo, ni de espada
pero doy la cara
no voy a morderme el corazón.



 Rosana (CD: “Buenos días, mundo”, 2011)

BUSCANDO AGUA EN EL DESIERTO.


“Era el octavo día de la avería en el desierto y había escuchado la historia del vendedor, bebiendo la última gota de mi provisión de agua:
-¡Ah!-dije al pequeño príncipe- ¡Son muy bellos tus recuerdos, pero todavía no he reparado mi avión y ya no tengo qué beber, y me sentiría feliz, yo también, si pudiera ir muy dulcemente hacia una fuente!
 Pero él seguía hablando de la zorra y la amistad. Y yo pensé: “no mide el peligro”.
Pero me miró y respondió a mi pensamiento:
-Yo también tengo sed…Busquemos un pozo.
-Entonces ¿Tú también tienes sed?
 No respondió a mi pregunta. Solamente me dijo:
-El agua también puede ser buena para el corazón….
Y siguió después:
-El desierto es bello.
 Y era verdad. Siempre amé el desierto. Uno puede sentarse sobre una duna de arena. No se ve nada. No se oye nada. Y, sin embargo, algo resplandece en silencio.
- Lo que embellece el desierto –dijo el pequeño príncipe- es que esconde un pozo en cualquier parte.
 Me sorprendí al comprender de pronto el misterioso resplandor de la arena.
-¡Sí!- dije- ya se trate de la casa, las estrellas o el desierto, lo que los embellece es invisible.
 Como el pequeño príncipe se durmió, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino. Estaba emocionado. Me parecía llevar un frágil tesoro… y me dije: Lo que veo aquí no es más que apariencia, lo más importante es invisible. Y caminando así, descubrí el pozo al clarear el día.

 El pozo al que llegamos no se parecía en nada a los pozos del Sahara. Los pozos del Sahara son simples agujeros cavados en la arena. Este parecía un pozo de pueblo. Pero allí no había pueblo alguno, y yo creía soñar. Es extraño –dijo el pequeño príncipe- todo está preparado: la roldana, el cubo y la soga… Y rió. Tocó la soga, e hizo girar la roldana. Y la roldana gimió como gime una vieja veleta cuando el viento ha dormido mucho tiempo.
-¿Oyes? –Dijo el pequeño príncipe- hemos despertado este pozo y él canta…
 Lentamente levanté el cubo hasta el brocal. Lo puse en firme. En mis oídos seguía el canto de la roldana y en el agua que temblaba todavía vi estremecerse el sol.
-         Tengo sed de esta agua –dijo el pequeño príncipe- dame de beber.
-          Y comprendí lo que él había estado buscando.
 Levanté el cubo hasta sus labios. Todo era dulce como una fiesta. Esta agua era mucho más que un alimento. Había nacido de la marcha bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era buena para el corazón como una dádiva.
- Los hombres de tu tierra no encuentran lo que buscan – dijo el pequeño príncipe-  Es que los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón”.

"El Pequeño Principe", de Antoine de Saint Exupery.

viernes, 9 de marzo de 2012

LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LA VIDA.


“Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.
Dichas tareas y, consecuentemente, el significado de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de modo que resulta completamente imposible definir el significado de la vida en términos generales. Nunca se podrá dar respuesta a las preguntas relativas al sentido de la vida con argumentos especiosos. "Vida" no significa algo vago, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único en cada caso. Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Ninguna situación se repite y cada una exige una respuesta distinta; unas veces la situación en que un hombre se encuentra puede exigirle que emprenda algún tipo de acción; otras, puede resultar más ventajoso aprovecharla para meditar y sacar las consecuencias pertinentes. Y, a veces, lo que se exige al hombre puede ser simplemente aceptar su destino y cargar con su cruz. Cada situación se diferencia por su unicidad y en todo momento no hay más que una única respuesta correcta al problema que la situación plantea.
Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues ésa es su sola y única tarea. Ha de reconoces el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga”.

El hombre en busca de sentido
Víktor Frankl

LA VIDA FLUYE...


PREFERIR LA VIDA, AUN EN LA DERROTA.

Creencia, significa también confianza, la capacidad de asumir riesgos, de avanzar por lo desconocido confiando en que la vida misma puede cuidarse y cuidará de nosotros si le dejamos”. (Thomas Merton, CEC, 210)

Todo momento da a luz un nuevo momento, lleno de un novedoso potencial, y a veces como un presente inesperado. No hay que aferrarse a los momentos de malestar y prolongarlos innecesariamente, porque al hacerlo se impide el nacimiento de un momento más enriquecedor. La vida fluye como una corriente constante de una gran serie de momentos, cada uno de los cuales tiene su propio lugar en el día”. (Etty Hillesum, Escritos Esenciales, 144)

Los dos textos anteriores expresan mis propios deseos, el modo en que quiero vivir este momento de mi vida, sin temores paralizantes. Thomas Merton propone “preferir la vida aun en la derrota”, y esto por dos razones:
  1. Porque, “hay una fecundidad y una posibilidad de nueva vida en la misma amenaza de la desesperación”.
  2. Porque, “el hombre al borde del suicidio puede estar de hecho también al borde del milagro de esperanza que le salve a pesar de sí mismo”.

Frente a la carga de desesperanza, abrirse a las posibilidades creativas. Con sus palabras, las de TM:
Cambiar el rechazo a vivir por un discernimiento social inteligente y creativo”. (CEC, 211-212)

DE CINE


 Matt Damon es el protagonista de la cinta “We bought a zoo”, una historia sencilla, pero a mi juicio hermosa y edificante; se trata de un viudo con dos hijos que debe recomenzar su vida y encontrar un nuevo hogar, y decide comprar nada más y nada menos que un zoológico en crisis. Otros actores que aparecen en la película son Scarlett Johansson y Elle Fanning, y está dirigida por Cameron Crowe. Sumo esta película al grupo de las que tienen para mí  un efecto terapéutico en momentos de desánimo.
 Regresan “Los Tres mosqueteros”; he visto una película y una miniserie, inspirados en la obra de Dumas.  La primera, intenta poner a tono el clásico de capa y espada con efectos visuales de último momento (3D), pero las coreografías de las peleas quitan clase a la historia; está bien Milla Jovovich en su papel de la pérfida Milady, y todo apunta a una segunda parte. La miniserie me gustó más, a pesar de que también introduce elementos extraños en la historia, convirtiendo a Milady en una poseída por el diablo. La obra de Alejandro Dumas es una de las más versionadas en la historia del cine.
 Otra de vampiros, “Noche de miedo”, en la que Colin Farell es el chupa sangre que amenaza la paz de un pueblo tranquilo en medio del desierto. Es un remake de una cinta de los 80, ahora dirigida por Craig Gillespie. Las películas y las series de vampiros están a la orden del día, al punto que ya difícilmente encuentras algo original, y cuando veo algún actor o actriz de mayor renombre en una de estas cintas menores, no puedo evitar pensar que está muy necesitado de dinero.
 Nueva publicación cubana sobre cine, un libro de Luciano Castillo vendido en la última feria del libro; su título, “Trenes en la noche” (Oriente, 2011). Resalta su excelente edición y diseño, e incluye comentarios de películas, entrevistas con realizadores y pequeños ensayos sobre temas concretos del séptimo arte. Luciano escribe muy bien.
 Y finalmente, memorable a mi juicio la actuación de Sean Penn en “This must be the place” (Paolo Sorrentino); un personaje raro, que en la medida en que la historia transcurre se va haciendo más cercano y transparente, sin dejar de ser raro.

lunes, 5 de marzo de 2012

EN CAMINO...


Segundo domingo de Cuaresma: Jesús el Viviente.

1.      El relato de la Transfiguración de Jesús, en presencia de sus más cercanos discípulos, adelanta, anuncia, proclama la Resurrección. Es un evangelio que anuncia la vida, que invita a la esperanza, y propone tener siempre a Jesús como roca segura y confiable. Es un relato de epifanía, de revelación, que habla de una montaña alta, de luz y resplandor, de bienestar, de deseo de permanecer en ese estado, de la visión de Jesús con los paradigmas religiosos judíos, y de una revelación que concluye invitando a que se escuche siempre a Jesús.
2.      Pero también el relato finaliza diciendo que los discípulos no comprendieron nada de lo que acababan de vivir; discutían entre ellos, y el anuncio de una nueva vida les quedaba muy grande. Cada vez que Jesús les habló de resurrección, ellos no consiguieron comprenderle, se resistían a aceptar tal posibilidad.
3.      Así, escribe  el teólogo José María Castillo: “La transfiguración es el anticipo de algo que a muchos no nos acaba de entrar en la cabeza: la vida de Jesús no es un recuerdo de la historia pasada, sino que sigue presente en la historia nuestra, en la historia de todos los tiempos. Porque Jesús es el Viviente, que trasciende espacio y tiempo, por eso ahora y siempre podemos seguir escuchando su palabra”, siempre actual y desafiante.
4.      A nosotros, como a los discípulos nos cuesta entenderle; discutimos acerca del significado exacto de “resucitar de entre los muertos”, cuando lo importante es entender lo que significa para Jesús Vivir en plenitud.

viernes, 2 de marzo de 2012

CUANDO TODO SE HA PERDIDO...


“Mientras marchábamos a trompicones durante kilómetros, resbalando en el hielo y apoyándonos continuamente el uno en el otro, no dijimos palabra, pero ambos lo sabíamos: cada uno pensaba en su mujer. De vez en cuando yo levantaba la vista al cielo y veía diluirse las estrellas al primer albor rosáceo de la mañana que comenzaba a mostrarse tras una oscura franja de nubes. Pero mi mente se aferraba a la imagen de mi mujer, a quien vislumbraba con extraña precisión. La oía contestarme, la veía sonriéndome con su mirada franca y cordial. Real o no, su mirada era más luminosa que el sol del amanecer. Un pensamiento me petrificó: por primera vez en mi vida comprendí la verdad vertida en las canciones de tantos poetas y proclamada en la sabiduría definitiva de tantos pensadores. La verdad de que el amor es la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre. Fue entonces cuando aprehendí el significado del mayor de los secretos que la poesía, el pensamiento y el credo humanos intentan comunicar: la salvación del hombre está en el amor y a través del amor. Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad —aunque sea sólo momentáneamente— si contempla al ser querido. Cuando el hombre se encuentra en una situación de total desolación, sin poder expresarse por medio de una acción positiva, cuando su único objetivo es limitarse a soportar los sufrimientos correctamente —con dignidad— ese hombre puede, en fin, realizarse en la amorosa contemplación de la imagen del ser querido. Por primera vez en mi vida podía comprender el significado de las palabras: "Los ángeles se pierden en la contemplación perpetua de la gloria infinita."
Delante de mí tropezó y se desplomó un hombre, cayendo sobre él los que le seguían. El guarda se precipitó hacia ellos y a todos alcanzó con su látigo. Este hecho distrajo mi mente de sus pensamientos unos pocos minutos, pero pronto mi alma encontró de nuevo el camino para regresar a su otro mundo y, olvidándome de la existencia del prisionero, continué la conversación con mi amada: yo le hacía preguntas y ella contestaba; a su vez ella me interrogaba y yo respondía.
"¡Alto!" Habíamos llegado a nuestro lugar de trabajo. Todos nos abalanzamos dentro de la oscura caseta con la esperanza de obtener una herramienta medio decente. Cada prisionero tomaba una pala o un zapapico.
"¿Es que no podéis daros prisa, cerdos?" Al cabo de unos minutos reanudamos el trabajo en la zanja, donde lo dejamos el día anterior. La tierra helada se resquebrajaba bajo la punta del pico, despidiendo chispas. Los hombres permanecían silenciosos con el cerebro entumecido. Mi mente se aferraba aún a la imagen de mi mujer. Un pensamiento me asaltó: ni siquiera sabía si ella vivía aún. Sólo sabía una cosa, algo que para entonces ya había aprendido bien: que el amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo. Que esté o no presente, y aun siquiera que continúe viviendo deja de algún modo de ser importante. No sabía si mi mujer estaba viva, ni tenía medio de averiguarlo (durante todo el tiempo de reclusión no hubo contacto postal alguno con el exterior), pero para entonces ya había dejado de importarme, no necesitaba saberlo, nada podía alterar la fuerza de mi amor, de mis pensamientos o de la imagen de mi amada. Si entonces hubiera sabido que mi mujer estaba muerta, creo que hubiera seguido entregándome —insensible a tal hecho— a la contemplación de su imagen y que mi conversación mental con ella hubiera sido igualmente real y gratificante: "Ponme como sello sobre tu corazón... pues fuerte es el amor como la muerte". (Cantar de los Cantares, 8,6.)”

“El hombre en busca de sentido” (Viktor Frankl)