Esperar es difícil. Esperar una respuesta de alguien, de alguna
situación, de la vida, llega a
angustiarnos. “La espera desespera”, dice la sabiduría popular. Sin embargo,
toda la sabiduría acumulada por la humanidad, incluyendo la sabiduría popular,
recomienda aprender a esperar. Es todo un ejercicio espiritual, muchas veces malinterpretado
o incomprendido.
"Vuelve, por favor, vuelve, quien quiera que seas, religioso, infiel, hereje o pagano. Aunque hayas hecho cien promesas y cien veces las hayas roto, esta puerta no es la puerta de la desesperanza y la frustración. Esta puerta está abierta para todos. Ven, ven, tal como seas". (Rumi)
viernes, 27 de mayo de 2016
sábado, 21 de mayo de 2016
LA VIDA SECRETA DE LOS "LIKES"
"Cuando yo conocí a M, hace treinta y un años, ni por asomo
podía uno imaginarse algo parecido a Facebook, donde es tan fácil compartir un
“Me gusta”. La gente hacía vida social, desde luego, pero todo era como que más
íntimo. Y decirle a alguien que nos gustaba podía llevar meses. Yo estuve dando
vuelta como un año y medio para soltárselo a M. Si hubiese existido Facebook
tal vez todo habría sido bien rápido, pero, admitámoslo, quizás la relación no
hubiese durado más de un mes.
El problema de los Likes que compartimos en Facebook es que
casi siempre están escribiendo con tinta invisible una historia secreta muchas
veces efímera. No estoy hablando únicamente de cuestiones sentimentales. En lo
político, por ejemplo, ocurre lo mismo. Como en la vida real, la gente se va
agrupando en la red de acuerdo a sus intereses bien personales, que suelen ser
oscilantes. Y como apuntaba Tocqueville, no son las ideas, sino los intereses,
los que dividen a los humanos. Así que un Like que no se da puede ser una
rotunda declaración de principios, pero incluso, cuando se da, uno podría
preguntarse contra quién es que se está expresando ese “Me gusta”.
El uso y consumo excesivo de los Likes podría desembocar
fácilmente en una Likepatía. Hay gente que ya comienza a medirse y medir a los
demás de acuerdo de acuerdo a la cantidad de Likes que se gestionen en
Facebook. Miran la imagen de alguien que puede lucir bonita o apuesto, y
especulan sobre la posibilidad de que sea una chica de 100 Likes o similar número
de comentarios (dime cuantos Likes tienes y te diré quién eres, piensan).
Yo creo que lo importante, como en todo, es mantener un
equilibrio. Si vamos a meternos en Facebook debería ser para pasarla bien,
compartir momentos gratos, que para eso es Facebook, no para andar peleándonos.
Pero sin olvidar que un Like no es más que una ilusión sobre una realidad en
permanente devenir (la Vida, con mayúsculas).
Donde realmente valen las relaciones es allá fuera, allí
donde los seres de carne y hueso deberían practicar sin prejuicios la
fraternidad, allí donde con la acción deberíamos contribuir a que las
sociedades y los individuos que somos fueran mejores. Lo de los Likes no
está mal, pero no hay que obsesionarse con eso.
Conozco miles de personas que no tienen la menor idea de lo
que es Facebook, y a su manera y con los suyos, los de carne y hueso, viven muy
felices. Pongo de ejemplo a los que más cerca tengo: a los viejos de mi
familia, a mi madre-suegra, que acaba de fallecer, y que aún con los achaques
típicos de la edad, los mismos que nos tocarán si llegáramos allá, nunca han
dejado de darle Like a la vida, que es lo que importa."
Juan Antonio García Borrero
jueves, 19 de mayo de 2016
"CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS".
"Todo el mundo, lacio o lanudo, tiene
derecho a su plena conciencia: tirano es el católico que se pone sobre el
hindú, y el metodista que silba a un católico.
Hállenos de escudo suyo el
criollo a quien se le impida negar, y el católico a quien se impida afirmar."
JOSÉ MARTÍ
Ecuménico sin imaginárselo. Inclusivo, lúcido, sobre todo humano, MUY humano. Se le llama el poeta precursor del modernismo, el Apóstol, el Maestro, el Mejor de todos los cubanos. Pero lo más cercano a su sencillez ("Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar/el arroyo de la sierra me complace más que el mar" escribió) es recordarlo en el aniversario de su muerte (19 de mayo de 1895) sencillamente con su nombre:
José Julían Martí Pérez.
lunes, 16 de mayo de 2016
FUNDE EL TÉMPANO....
"Ven, Espíritu Divino,
Manda un rayo de tu lumbre desde el
cielo.
Ven, oh Padre de los pobres,
Luz profunda, en tus dones Dios
espléndido.
No hay consuelo como el tuyo,
Dulce huésped de las almas, mi descanso.
Suave tregua en la fatiga,
Fresco en horas de bochorno. Paz del
llanto.
Luz santísima, penetra
Por las almas de tus fieles hasta el
fondo;
Qué vacío hay en el hombre,
Qué dominio de la culpa sin tu soplo.
Lava el rostro de lo inmundo,
Llueve tú nuestra sequía, ven, y
sánanos.
Dobla todo lo que es rígido,
Funde el témpano, encamina lo
extraviado.
Da a los fieles que en ti esperan
Tus sagrados siete dones y carismas.
Da su merito al esfuerzo,
Salvación, e inacabable alegría"
Amén
lunes, 9 de mayo de 2016
CONSEJOS DE UN MONJE ZEN
"1. Una cosa cada vez. Es parte de la vida de un monje Zen: una tarea, nada de multitareas. Un proverbio Zen dice “cuando camines, camina.
Cuando comas, come”
2. Hazlo pausadamente y con propósito. Aunque hagas una cosa
cada vez, puede que la realices aleatoriamente y con precipitación. Por el
contrario tus acciones deberán ser razonadas y realizadas con pausa, así
ganarás en concentración.
3. Hazlo de forma plena. Centra tu mente en la tarea y
complétala antes de pasar a la siguiente. Si preparas un bocadillo, no
lo comas hasta que hayas limpiado todo lo que utilizaste para prepararlo.
4. Haz menos. Un monje Zen no tiene una vida perezosa. Se
levanta pronto y trabaja durante todo el día, pero no genera una lista de
tareas sin acabar. Realice las tareas que realice, serán esas y ninguna más.
Menos tareas significa poner tu atención en ellas y las realizarás plenamente,
Muchas tareas programadas harán que saltemos de una a otra rápidamente, sin
pensar y sin concentrarnos en ellas.
5. Espacia las tareas. Disponer de tiempo entre tareas te
ayudará a concentrarte en ellas y te facilitará completarlas. Una programación
relajada ayudará a finalizar tareas que se alarguen, disponiendo del tiempo necesario para finalizarlas.
6. Desarrolla rituales. Los monjes Zen tienen sus propios
rituales para las tareas que realizan, desde comer hasta limpiar o meditar. Eso les
ayuda a darles la máxima atención y a que sean realizadas con pausa,
correctamente. No tienes que seguir ningún ritual, crea los propios para cada
tarea que realices: preparar comida, limpiar, despertarse o acostarse o hasta
como preparase para el ejercicio.
7. Asigna tiempo para ciertas tareas. Hay tareas diarias que
requieren un horario específico. Determina el tiempo para el aseo, para
trabajar, para limpiar o para comer. Esto asegura que las tareas sean
realizadas regularmente. Si para ti una tarea tiene la importancia suficiente como para realizarse con regularidad, asígnale el tiempo necesario.
8. Dedica tiempo a sentarte. Una parte fundamental de la
vida del monje Zen es la meditación sentado (zazen). Esto requiere designar un
tiempo simplemente para sentarse. La meditación es práctica que ayuda a encontrase, pero no hay por qué realizarla sentado. Hacer ejercicio puede ser
una buena práctica para centrarse en uno mismo, cualquier actividad te pude
ayudar a encontrarte.
9. Sonríe y ayuda a los demás. Los monjes Zen dedican parte
de su día al servicio a los demás. Esto enseña humildad y aleja el egoísmo de
sus vidas, que se orientan al servicio. Dentro de la familia o fuera puedes
dedicar ese tiempo a los demás. De igual forma sonreír y ser amable con todo el
mundo ayuda a mejorar la vida de los que te rodean. Considera unirte al trabajo
voluntario de caridad.
10. Haz que limpiar o cocinar sean parte de la meditación.
Además de la meditación zazen, limpiar y cocinar son partes importantes del día
de un monje Zen. Pueden resultar ensalzantes al realizarlas cada día como
practica del auto-conocimiento. Si para ti son aburridas, intenta hacerlas
parte de la meditación, concéntrate en ellas, hazlas pausada y plenamente, tu
día cambiara plenamente (y tu casa estará más limpia).
11. Piensa qué es necesario. Hay muy poco en la vida de un
monje Zen que no sea necesario. En su armario no hay prendas exclusivas, ni
muchos zapatos, nada de instrumentos tecnológicos, coches o comida basura (su
dieta es vegetariana). No es necesario vivir como un monje Zen pero nos tiene
que servir para recordar que hay muchas cosas en la vida que no son necesarias,
y es interesante pensar qué necesitamos realmente en nuestra vida y que cosas
son innecesarias.
12. Vive de forma sencilla. Es el corolario de la regla 11,
si no es necesario, puedes vivir sin ello. Libérate de aquello que no sea
necesario o esencial. Para cada uno, esto será diferente, familia, lectura,
ejercicio o lo amigos pueden ser algo esencial en tu vida. Decide que es lo más
importante para ti, y hazle hueco en tu vida eliminando lo que no sea esencial."
(Tomado de ZEN)
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