viernes, 31 de julio de 2020

DOS SANTOS: SAN IGNACIO DE LOYOLA Y SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

Cierra el mes de Julio con la memoria litúrgica de San Ignacio de Loyola, y comienza agosto con la de San Alfonso María de Ligorio; dos santos grandes, que aunque vivieron en momentos diferentes de la historia tienen algunas cosas en común. Ignacio vivió en el siglo XVI y Alfonso en el XVII, pero ambos tuvieron una experiencia de conversión en la edad adulta; el primero fue soldado, paje del rey, militar, y vivió la experiencia de la derrota en la guerra, terminando muy mal herido, mientras que el segundo estudió leyes, y al perder un juicio muy importante, se sintió herido en su orgullo y abandonó la profesión. Dos experiencias de derrota que abrieron la puerta de algo nuevo: para Ignacio, la lectura reposada de la vida de Cristo y de muchos santos; para Alfonso, descubrir el camino del sacerdocio. En ambos casos enfrentando obstáculos y dificultades, en ambos casos impulsados por una fuerza interior que les convirtió finalmente en fundadores: la Compañía de Jesús (Jesuítas) y la Congregación del Santo Redentor (Redentoristas). Del segundo quiero escribir un poco más: 


 
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), es un santo al que tengo mucha simpatía desde mis años en el seminario; él escribió muchos libros, pero uno de los más importantes fue su Teología Moral. En esta obra enseña que todos están llamados a la salvación y que los medios están disponibles para todos también. Que la vida moral no es cuestión de torturas ni de un cumplimiento legalista de la ley, sino cuestión de confianza, cuestión de amor. El valor de la libertad humana y la importancia que tiene la formación de la conciencia individual son otros temas que él desarrolló en su libro, resaltando la importancia de tomar en cuenta las circunstancias concretas de una situación al evaluar la conducta moral. Sus ideas encontraron oposición, sobre todo en quienes defendían posturas extremas (rigoristas y laxistas), pero también encontró seguidores.


San Alfonso fue un predicador de estilo simple y directo, porque buscaba ser comprendido, sobre todo por la gente sencilla del campo; la congregación por él fundada estaba dedicada justamente a eso, a predicar a los campesinos. Con sus libros procuró ayudar a la formación moral y espiritual, así como promover la devoción a la Eucaristía y a la Virgen; es muy conocido su libro Las glorias de María, que todavía hoy leen muchos. 

 En el año 1762 fue consagrado obispo de una pequeña diócesis, y en ella trabajó por reformar la administración y procurar la formación del clero. Con la salud debilitada renunció en 1775, para dedicarse a su congregación, que no terminaba de ser reconocida y aceptada por la Iglesia, a causa sobre todo de cuestiones políticas de fondo, lo cual le causó múltiples sufrimientos, físicos y espirituales, sumadas a contiendas dentro de la propia congregación.  El golpe definitivo llegó cuando fue expulsado de la familia que había fundado, a causa de una firma equivocada; su salud y ceguera avanzada no sirvieron como excusa.


San Alfonso murió el 1 de agosto de 1787, a los 90 años de edad, y tiempo después su congregación fue reconocida y los conflictos resueltos; los redentoristas fueron aceptados y se extendieron por toda Europa. Ligorio fue canonizado en 1839, y en 1871, en reconocimiento a sus aportes a la teología moral, fue declarado Doctor de la Iglesia

"Las persecuciones son, a las obras de Dios, lo que la helada de invierno a las plantas; lejos de destruirlas, las ayudan a hundir las raíces en la profundidad del suelo y las llenan de más vida".

Fray Manuel de Jesús, ocd





martes, 28 de julio de 2020

SIGUIENDO TU RASTRO, ME PERDÍ... Y ME ENCONTRÉ


El autor del siguiente texto escribió: "De todo lo que he alcanzado en mi vida, haberme dejado alcanzar por Dios ha sido lo más grande que me ha pasado!Fue una ruta larga hasta mi encuentro con Él, y esta canción es una narración de esa ruta, una carta de amor, un pedido de auxilio...Espero que ustedes estén dibujando su propia ruta hacia Él!".



Al revés
Me tienes con las manos donde van los pies
Y en la cuerda floja cortaste mi arnés
Y tuve miedo y al tener caí

Y te fui a buscar
Debajo del agua y sin saber nadar
Y cuando moría pude respirar
Y desperté en la playa junto a tí

Y la noche se volvió alumbrar
Y pude verte en la oscuridad

Trajiste colores
Me diste razones
Estaba sediento
En pleno desierto
Siguiendo tu rastro me perdí
En el laberinto del jardín
Cruje mi corazón de hojalata

Quise disparar
Mi última bengala por verla alumbrar
Y que nadie me llegará a rescatar
Y de pronto te volví a encontrar
Y la noche se volvió a alumbrar
La turbulencia se volvió a calmar
Y pude verte en la oscuridad

Trajiste colores
Me diste razones
Estaba sediento
En pleno desierto
Siguiendo tu rastro me perdí
En el laberinto del jardín
Cruje mi corazón de hojalata

Trajiste colores
Me diste razones
Estaba sediento
En pleno desierto
Siguiendo tu rastro me perdí
En el laberinto del jardín
Cruje mi corazón de hojalata.

Camilo Echeverri
(Corazón de hojalata)

domingo, 26 de julio de 2020

SIGFREDO ARIEL IN MEMORIAM.... LA LUZ



Sigfredo Ariel falleció este domingo en La Habana a los 58 años víctima de cáncer. Sigfredo no fue solo un excelente poeta sino un investigador a fondo de la música cubana. Con su obra entregó un abarcador testimonio del origen y la evolución de la creación musical del país. Cronista de su tiempo, el legado que nos deja es indispensable para conocer y comprender la cultura de la isla. Sigfredo mantuvo un diálogo con la realidad a través de un obra poética que no perdió el encanto y el rigor desde que se inició en estas lides hace más de tres décadas. Con su muerte Cuba pierde a uno de los principales referentes y renovadores de la generación de los 80 en la poesía y a un intelectual cuya obra es de obligada consulta en el ámbito de la poesía, la música, el ensayo y la promoción cultural. Su poema La luz, bróder, la luz es uno de de los documentos representativos de su obra y de las marcas más visibles del quehacer de su generación y de la poesía cubana contemporánea (Michel Hernández).



"Mirar caer la nieve en la oficina de registro
cuando uno es la señal con un pañuelo, un sauce
que huele a mar del trópico, un animal aislado.
Pudiera caer ahora mismo la nieve sobre los edificios
en copos graves
pudiera morirme si me viera en una cerrazón
que tumba la cabeza
hasta las manos de los padres
que esperan sentados en un parque
y que no saben nada.

Un hombre quitaría con una vieja pala esta ceniza.
Vagamente regresa a aquel lugar
donde llovía detrás de la cabeza
cuando tuvo otro nombre y una cicatriz en la barbilla
y era hipócrita y humano
como un pobre diablo.
Bebía en los circos de ocasión
y tenía el bolsillo repleto de llaves inservibles
y un temor absoluto de la soledad.
Seré yo mismo acaso si fuera tenedor de libros
o fuera neerlandés y conociera la magia
y si en el extremo de mi vida la nostalgia
me pasmara las manos sobre el hielo.

Job pudo reposar sin violentarse
sobre este caracol marino
y las sábanas pudieran estar llenas de alfalfa
so de termas brillantes o de casas de troncos.
Quiénes seríamos entonces / calle abajo
acaso compraríamos el periódico de la mañana
cayéndonos de sueño y las mandarinas y el pan dulce.

Estos años románticos los querrán los hijos
de los hijos y buscarán la letra en el registro, nuestros discos
los papeles sucios.
Voy a morir sin ver la nieve
qué hubiéramos adelantado bajo la nieve harinosa
esa pequeña aventura en nuestra luz:
el paso de un astro, la carrera de una estrella.

Estos días van a ser imaginados
por los dioses y los adolescentes que pedirán estos días
para ellos.
Y se borrarán los nombres y las fechas...
y nuestros desatinos
y quedará la luz, bróder, la luz
y no otra cosa".

Sigfredo Ariel
(1962-2020)

"Un poeta no muere a sus 58 años. Ni una enfermedad brutal es quien lo despedaza. Quien muere es el poeta que desaparece sin legarnos al menos una línea, un modo de recordarnos ante su página. Cada libro segrega, a su modo, su canción. Sigfredo Ariel se hizo un lugar en la música desde la poesía. Y la música es la sangre espiritual de este país, una de sus fuerzas. Me propongo hallarlo otra vez en esas fuentes de resistencia inagotables. En el verso con reminiscencias de Lezama o Darío, pero también en el son que contiene su secreto, y lo revela a manera de charada. Con él aprendí a pensar a un poeta desde la canción, desde la música. Y tengo fe en que gracias a ello, nos seguirá acompañando su voz. Su voz, bróder, su voz. Y no otra cosa".

(Norge Espinosa, La Jiribilla)

sábado, 25 de julio de 2020

EL TESORO SE ENCUENTRA CON DISCERNIMIENTO Y CONFIANZA

 
"Cayendo el alma en la cuenta..." (San Juan de la Cruz). En la vida humana hay momentos que sirven para tomar conciencia y caer en cuenta. En estos momentos nos restauramos, nos recreamos, incluso nos descubrimos. Son momentos significativos, además de festivos y celebrativos.  Lo mismo ocurre o debe ocurrir en la vida cristiana; por supuesto que la primacía de la fe es vital para quien se reconozca como cristiano, entendiendo FE como apertura, conversión, proceso que es obra de Dios en primer lugar, pero también respuesta nuestra; como suele decirse, DON Y TAREA
 
Precisamente porque la fe es conversión y es praxis, compromiso, exige que se profese en tales condiciones que el acto de creer sea manifestación o tránsito de Cristo a través de gestos humanos.  No hay fe sin mediaciones de la fe. En determinados momentos estas mediaciones son sacramentales. La celebración es un lugar primordial donde se reconoce la fe; la fe se verifica en la praxis por supuesto, pero también en la celebración de los acontecimientos salvíficos, puesto que en ellos reconocemos el don máximo que Dios nos ha hecho, a Jesucristo

 
La celebración y la praxis no son, sin embargo, dos modos diferentes de expresar o verificare la fe, sino dos caras complementarias de un único obrar humano y cristiano. La fe vivida es una exigencia de la fe celebrada y la fe celebrada una fuente gratuita de la fe vivida. Por ello es tan importante en nuestras reflexiones teológicas, en las devociones y la vida espiritual, conectar adecuadamente ambas realidades: celebración, sacramentos, devociones, han de ir siempre conectadas y en función de la vida concreta y cotidiana de los creyentes. Lo contrario es fuente de alienación y no manifestación del Dios que quiso hacerse carne y caminar con nosotros.

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"Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien...". El amor a Dios produce en el creyente un optimismo inverosímil y aparentemente ingenuo. Sin embargo, la visión optimista del que ama a Dios no deja de percibir lo malo, sino que lo ve en función de un proyecto total de salvación. Por eso la fe y el amor cristianos son unos poderosos estimulantes del proceso de maduración y liberación humanos.

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El que hace suyo el mandamiento del amor y acoge a todo ser humano como a un hermano ha descubierto el tesoro escondido del Reino de los cielos. Y el que tiene la sabiduría y el discernimiento que brotan del encuentro con el Evangelio sabe "vender todo lo que tiene" para poder entrar en comunión con Cristo.

Pero no con un Cristo exterior, sino interior, porque definitivamente "el Reino de Dios está dentro de nosotros"; el Tesoro que buscamos es fundamentalmente interior, y al encontrarlo dentro lo empezamos a reconocer también dentro del otro, del prójimo. Desde nosotros va contagiando de novedad el mundo en que vivimos, que también lleva dentro el tesoro, y necesita reconocerlo y manifestarlo.

Tres palabras que expresan la BUENA NUEVA que nos anuncian los textos bíblicos de este próximo domingo (XVII, A):

DISCERNIMIENTO-VISIÓN OPTIMISTA- TESORO ESCONDIDO

jueves, 23 de julio de 2020

AHORA, Y AL FINAL, LO PLENO

Encubiertos seremos al final
por un cielo más remoto,
y lanzados a un cosmos estrellado
más profundo y más hondo.

Un día, la mente humana tan corta
habrá de girar y quebrarse,
dejando escapar a los años ruidosos
y a la infinitud, integrarse.

Más breve nos parecerá el mar
que joya hecha de lluvia;
y lo que ahora nos pasma por
su fuerza, pena o lindura

será tenue como queja de ratón
o balanceo de flor
bajo el ala racheada del cielo;
y lo que parece vigor

se deshará en polvo
sostenido en la palma;
y lo que ahora parece pasión
será calma equilibrada.

Pues, cállense y apacígüense
todos pequeños hombres,
y en el Ahora, maravíllense
por el gran Entonces.

Jane Tyson Clement

sábado, 18 de julio de 2020

OTRA VISIÓN DE LA REALIDAD (Domingo XVI,A)

Para este próximo domingo, el XVI en la liturgia (A), leemos varias parábolas de Jesús (Capítulo 13 de Mateo), pero nos centraremos en la parábola del trigo y la cizaña. Comparto varias ideas sobre ese texto, tomados de fuentes diferentes: 


LA VIDA ES MÁS DE LO QUE SE VE

Por lo general, tendemos a buscar a Dios en lo espectacular y prodigioso, no en lo pequeño e insignificante. Por eso les resultaba difícil a los galileos creer a Jesús cuando les decía que Dios estaba ya actuando en el mundo. Jesús tuvo que enseñarles a captar la presencia salvadora de Dios de otra manera. Les descubrió su gran convicción: la vida es más que lo que se ve. Mientras vamos viviendo de manera distraída sin captar nada especial, algo misterioso está sucediendo en el interior de la vida.

Con esa fe vivía Jesús: no podemos experimentar nada extraordinario, pero Dios está trabajando el mundo. Su fuerza es irresistible. Se necesita tiempo para ver el resultado final. Se necesita, sobre todo, fe y paciencia para mirar la vida hasta el fondo e intuir la acción secreta de Dios.

(José Antonio Pagola, Fe Adulta)


OTRA VISIÓN DE LA REALIDAD

"El punto de inflexión en la lógica del relato lo encontramos en las palabras del dueño del campo. “dejadlos crecer juntos hasta la siega”. Lo lógico sería que se ordenara arrancar la cizaña en cuanto se descubriera en el sembrado, para que no disminuyera la cosecha. Pero resulta que, contra toda lógica, el amo ordena a los criados que no arranquen la cizaña, sino que la dejen crecer con el trigo. Este quiebro, es el que debe hacernos pensar. No es que el dueño del campo se haya vuelto loco, es que el que relata la parábola quiere hacernos ver que otra visión de la realidad es posible.

El trigo y la cizaña tienen que convivir a pesar de que son plantas antagónicas y lo que produce una, será siempre a costa de la otra. La cizaña perjudica al trigo, pero la realidad es que son inseparables. Aplicado al ser humano, la cosa se complica hasta el infinito, porque en cada uno de nosotros coexisten juntos cizaña y trigo. Nunca conseguiremos eliminar del todo nuestra cizaña. Solo tomando conciencia de esto, superaremos el puritanismo y podremos aceptar al otro con su propia cizaña.

 Dejaríamos de ser humanos si se anularan todas nuestras limitaciones. No solo es absurdo el considerar a uno bueno y a otro malo, sino que el solo pensar que una persona se pueda considerar perfecta es descabellado. Arrancar la cizaña en nosotros y en los demás ha sido una tentación, que arrastramos desde tiempo inmemorial con terribles consecuencias que todos conocemos. 

La parábola no sólo se aplica al orden moral sino a la doctrina y al culto. En las verdades también hay trigo y cizaña y tampoco se puede separar el error de la verdad. Dice un proverbio oriental: si te empeñas en cerrar la puerta a todos los errores, dejarás inevitablemente fuera la verdad. También Nietzsche dijo algo parecido a esto: en un discurso un poco largo el más sabio es una vez tonto y dos veces necio

En el culto, el trigo sería un descubrimiento de Dios en nosotros y una verdadera relación con Él. Cizaña sería quedarnos en los ritos externos y no llega a la vivencia. En la moral: las prostitutas y lo pecadores os llevan la delantera en el reino de Dios. El sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado.

Por mucho que nos empeñemos en impedirlo,
la cizaña y el trigo van a seguir creciendo juntos. Si descubres los fallos en los que tropiezas cada día, estarás en condiciones de aceptar a los demás con los suyos. El objetivo del cristiano no es alcanzar la perfección,sino aceptar al otro a pesar de sus fallos.

(Fray Marcos, Fe Adulta)

ALERTA CON NUESTRO AFÁN JUSTICIERO

La realidad es paradójica y se requiere comprender sus “dos niveles” para poder integrarlos y vivirlos de manera armoniosa.
Donde hay trigo forzosamente habrá cizaña. Y tiene razón Jesús: hay que dejarlos crecer juntos. No desde la justificación indiferente, sino desde la comprensión de que cada persona hace en cada momento todo lo que puede y sabe.

Me parece urgente atrevernos a mirar el mundo con otros ojos, atrevernos a dar una interpretación distinta de los acontecimientos y actuar desde una consciencia más amplia. La transformación vendrá justamente de ese cambio de visión –que nace de una consciencia ampliada– y dará a nuestras acciones una calidad y una vibración diferentes, caracterizadas por la compasión eficaz.

(Enrique Martínez Lozano)

MINISTERIOS EN LA IGLESIA CRISTIANA

Para que haya Iglesia y no simple conglomerado de individuos o masa anónima, con el peligro de la anarquía o del autoritarismo, es necesario que el pueblo de Dios esté organizado en comunidades estructuradas. La Iglesia necesita responsables

Ahora bien, en la Iglesia todos somos hermanos,iguales a partir de los sacramentos de la iniciación. En el interior de la comunidad, responsable de su misión, surgen los ministros cualificados u ordenados. La Iglesia primitiva  llamó pronto diáconos, presbíteros y obispos a estos responsables. La palabra sacerdote no es la más adecuada, por sus resonancias con el culto pagano. 

El ministerio de la Iglesia es un servicio, no un dominio; un carisma, no un privilegio; una preocupación, no una dignidad; un sacrificio, no un honor. De los ministerios básicos evangélicos destacan dos: el servicio de la palabra o evangelización y el de la reconciliación.

En estos últimos años han surgido ministerios nuevos de base laical (presidentes de asamblea, líderes de comunidades de base, catequistas, visitadores de enfermos, animadores litúrgicos, etc) que sustituyen a deformados ministerios clericales. Los diáconos casados son un ejemplo concreto. Es de esperar que se llegue a reformar profundamente la concepción de los servicios en la Iglesia y de la Iglesia para que haya comunidades vivas responsables.

Así se llegarán a descubrir ministerios diferentes, precisos, de importancia vital, con responsabilidad personal y reconocidos litúrgicamente por cada Iglesia local.

(Misal de la comunidad)


sábado, 11 de julio de 2020

OFICIOS DEL DISCÍPULO: PESCAR, PASTOREAR Y SEMBRAR...

Encuentro tres oficios en los Evangelios, tres imágenes, para hablar del discipulado y del trabajo por el Reino: pescadores, pastores y sembradores. El movimiento de Jesús nació en Galilea, es rural y marginal, porque Galilea era para los judíos más observantes una zona de campesinos ignorantes de la ley. Fue allí donde Jesús comenzó su ministerio, donde llamó discípulos, donde pescó, sembró y cuidó; cada una de esas profesiones es un modelo de comportamiento, una manera de asumir el seguimiento, y de responder a la llamada interior que recibimos de Dios. 

Pescar, sembrar y pastorear exigen disciplina y paciencia; saber encontrar el lugar justo, el más idóneo, y tener paciencia luego para esperar, confiando en que lo realizado produzca un fruto. El pescador observa e intuye el mejor lugar para su oficio, lanza la red o la caña, y espera con paciencia, confía en lo que hace, en lo que obra; y si demora, no se desalienta, puede cambiar de lugar, pero sabe que la paciencia rinde frutos. Lo mismo sucede con el sembrador: elige la tierra, la prepara, deposita la semilla, la riega, y luego espera; no recoge el fruto de su trabajo de inmediato. ¿Y el pastor? Pues lo mismo, porque ha de llevar a su rebaño a buenos pastos y sentarse luego, con paciencia, a que las ovejas se recreen y alimenten, pues de esa labor cotidiana recogerá al final los frutos. En los tres casos la disciplina es fundamental, y sin ella es imposible hacerlos, y la constancia, y el oficio, que dice con cierta certeza que lo que se hace tendrá resultado. 

El pescar lo convierte Jesús en modelo del llamado vocacional: "Yo les haré pescadores de hombres". ¿Qué se necesita para ello? Amar el oficio, conocer lo que se busca; saber distinguir unos de otros, para no coger en la red lo que no vale, y esperar, dar tiempo, y luego recoger. En el pastorear, vemos el modelo del discípulo que guía y protege a una comunidad que le ha sido encomendada, y el Evangelio de Juan desarrolla ampliamente la imagen de "Jesús, Buen Pastor" para que en ella se miren los líderes de las comunidades, pero también cada uno de modo particular. Finalmente, el sembrador, y esa imagen se utiliza siempre vinculada a la semilla, a la Palabra, y así la escuchamos este domingo en nuestras celebraciones, por eso nos detenemos un poco más en ella.

"Salió el sembrador a sembrar...". Jesús propone una parábola, una de esas historias que, los que escuchan, comprenden muy bien; y aun así los discípulos quieren claridad, le interrogan (tal vez porque ya en ese momento las comunidades han cambiado y porque siguen siendo duros de mente y corazón para entender). Tres elementos en la historia: el que siembra, la semilla y la tierra. El sembrador es Dios, la semilla es su Palabra, y nosotros somos la tierra, buena o mala para recibirla y hacerla fructificar. En los dos primeros casos, la semilla no alcanza la tierra, y en los dos últimos sí; factores externos y factores internos obran para el resultado final.

Si la Palabra, la semilla, es Jesús, entonces nosotros también seremos sembradores si nos convertimos en Palabra de Dios; si llevamos con nosotros la semilla del Evangelio. En cada encuentro con otros iremos sembrando, y en muchos la semilla no encontrará acogida, en otros mucho entusiasmo pero poca perseverancia; pero siempre habrá tierra dispuesta a acoger lo que ofrecemos, y aparecerán los frutos en menor o mayor medida.

Creo que es importante recordar que la semilla que llevamos es Jesús, su Palabra, su Vida: no tenemos que sembrar religión, ni sumar partidarios a mi propio grupo o iglesia, sino sembrar Evangelio, y es el encuentro con Jesús (el mismo, ayer, hoy y siempre) el que nos hace practicar la verdadera religión, la que levanta, redime y libera. No pescamos hombres para sumar cifras, ni somos pastores para robar, controlar ni quitar libertades al rebaño, ni sembramos para nosotros mismos, sino para Dios y su Reino, y lo hacemos con la confianza puesta en Dios. Si lo hacemos así, crecerá la comunidad de Jesús, su Iglesia, y todas nuestras prácticas litúrgicas o devocionales, contribuirán a mantenerla para el mundo en que vivimos como sal, levadura y luz. No faltará la lluvia necesaria, ni faltarán los frutos, y lo que nos cueste de paciencia y disciplina, de trabajo y sufrimiento, no tendrá comparación "con la gloria que un día se nos descubrirá". 

En resumen:
Dios no se cansa de llamar, de sembrar y cuidar, pero nos necesita como colaboradores de esta labor, que ha de ser confiada y paciente. No valen voluntarismos ni imposiciones o violencias; pide disciplina, y mucha compasión. Pescar, cuidar y sembrar son tres oficios espirituales que han de convertirse en caminos para un mundo diferente, para un mundo nuevo.

Fray Manuel de Jesús, ocd.

viernes, 10 de julio de 2020

VIVIR ES UN ACTO DE AMOR

"El camino hacia Dios pasa por nuestra propia realidad, por la observación de los pensamientos, por el correcto trato con las pasiones y por una ascética en la cual nos ejercitamos en la apertura a Dios. Solo por el camino de un sincero encuentro consigo mismo, de la escucha de nuestros pensamientos y sentimientos, de nuestros sueños, de nuestro cuerpo, de nuestra vida concreta, de nuestro trabajo y nuestra relación con los demás, llegaremos a ese Dios que transformará todo lo que le ofrezcamos, hasta que también en nosotros brille la imagen de Jesucristo, la imagen que Dios se ha hecho de cada uno de nosotros y que sólo en y a través de nosotros puede resplandecer en este mundo" 
(Anselm Grûn).


"Se puede vivir sin pelear contra la vida.¿Por qué ir en contra de la vida si se puede ir a su favor?¿Por qué plantear la vida como un acto de combate en lugar de como un acto de amor?"
(Pablo d´Ors, Biografía del silencio).


La "religión": Hacerse valer ante Dios. El pueblo tiene miedo, su pecado pasado provoca la cólera de Dios y su suerte se ve amenazada; es preciso tomar una iniciativa religiosa para aplacarle, compensar el pecado y obtener de nuevo un comportamiento favorable al Poder supremo.

La fe: Dios es siempre el primero en actuar; el hombre reacciona, acoge y reconoce. No es el hombre el que se hace valer ante Dios, sino  que es Dios quien hace valer al hombre, sin considerar su pasado, su mérito o demérito. Y más: con Dios, el hombre hace valer al hombre.

sábado, 4 de julio de 2020

EL CAMINO DE JESÚS

Cuando Jesús dice a sus apóstoles que se va, pero ellos lo seguirán más tarde, porque ya saben el camino, es Tomás quien le dice: no sabemos el 
camino... 

¿Cuál es el camino de Jesús, el que él siguió, y por el cual nosotros podemos seguirle? 

Las lecturas de este domingo XIV (A) pueden ayudarnos a encontrar una respuesta: La primera, palabra de Zacarías profeta, habla de un rey que llega anunciando su victoria, montado, no en caballos y carros de combate, sino en un burro; la figura real se ha despojado de su condición guerrera y triunfante, para mostrarse ahora más humilde y pacífica. Así, recordemos, entró Jesús en Jerusalén poco antes de su pasión, con gritos de: "Bendito el que viene en nombre de Dios". 

Luego, el Evangelio nos deja escuchar la invitación de Jesús a la gente sencilla, a los pequeños, a los agobiados y cansados, pues para ellos ha venido, para ellos el Padre ha dispuesto el Reino. Son ellos los que entienden y acogen el proyecto de Jesús, porque para entenderlo hay que ser pobre, pequeño y humilde. 


También se habla, San Pablo a los Romanos, del Espíritu de Jesús, que no es, indudablemente el espíritu de los grandes, de los fuertes, de los poderosos, de los egoístas, de los violentos, de los insensibles o de los indiferentes. El Espíritu de Jesús es el de los sencillos, los confiados, los alegres, los que saben compartir y agradecer

EN RESUMEN: El camino de Jesús es el de la sencillez y la humildad, el de hacerse pequeño, el de servir y dar la vida. Solemos acercarnos a Dios buscando siempre, pidiendo y esperando recibir cosas de él, pero el primer paso es el de DAR, el de invitarlo a entrar en nuestra pequeñez y nuestra pobreza, y entregársela toda. Entonces lo pequeño se hace grande, lo frágil se hace fuerte, lo pobre se hace riqueza, y lo vacío rebosa. 

Esa es la experiencia de la fe: descubrir nuestra verdadera identidad en Dios, entender la gratuidad del don que podemos recibir, y acercarnos al Misterio con sencillez, con un corazón de hijos, para recibir  remedio a nuestro cansancio y agobio

Así presenta a Dios el salmo 144: clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, bueno, cariñoso con todos, fiel, bondadoso en todas sus acciones... "El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan". 

Podemos cerrar esta pequeña reflexión con otra frase bíblica: "Anda, ve y haz tú lo mismo"

Fray Manuel de Jesús, ocd


miércoles, 1 de julio de 2020

UNA PUERTA VIOLETA EN LA PARED....

He escuchado esta hermosa canción y comparto su letra, es una invitación a no dejarse aplastar por nada ni por nadie, a usar la imaginación para escapar, y defender la libertad...


"Una niña triste en el espejo me mira prudente y no quiere hablar
hay un monstruo gris en la cocina
que lo rompe todo
que no para de gritar.

Tengo una mano en el cuello
que con sutileza me impide respirar
una venda me tapa los ojos
puedo oler el miedo y se acerca.

Tengo un nudo en las cuerdas que ensucia mi voz al cantar
tengo una culpa que me aprieta
se posa en mis hombros y me cuesta andar.

Pero dibujé una puerta violeta en la pared
y al entrar me liberé
como se despliega la vela de un barco.
Desperté en un prado verde muy lejos de aquí
corrí, grité, reí
sé lo que no quiero
ahora estoy a salvo.

Una flor que se marchita
un árbol que no crece porque no es su lugar
un castigo que se me impone
un verso que me tacha y me anula.
Tengo todo el cuerpo encadenado
las manos agrietadas
mil arrugas en la piel
las fantasmas hablan en la nuca
se reabre la herida y me sangra.
Hay un jilguero en mi garganta que vuela con fuerza
tengo la necesidad de girar la llave y no mirar atrás.

Así que dibujé una puerta violeta en la pared
y al entrar me liberé
como se despliega la vela de un barco.
Aparecí en un prado verde muy lejos de aquí
corrí, grité, reí
sé lo que no quiero
ahora estoy a salvo".

Texto de la canción "La puerta violeta", Rozalen).