sábado, 11 de diciembre de 2021

EUCARISTÍA: EL ROSTRO DEL RESUCITADO EN LA COMUNIDAD QUE SE REUNE EN SU NOMBRE

 

Son muchos  los que piensan que la celebración de la eucaristía se comienza con los ritos iniciales, cuando el sacerdote dice: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Y no es cierto, la celebración se inicia antes: cuando se comienza a reunir la comunidad cristiana. Porque Cristo, que nos invita, está ya ahí esperándonos para darnos la bienvenida, iniciando así la fiesta

 Según el evangelio de Mateo, las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos fueron estas: Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20). Estas palabras aseguran su presencia en la asamblea de los hermanos. El autor del Apocalipsis tuvo una viva experiencia de la presencia del Resucitado en la celebración litúrgica del día del Señor (el domingo) cuando sintió que Cristo le ponía la mano en el hombro y le decía: Soy yo, no temas (Ap. 1, 12-17). En la asamblea eucarística, el Señor mismo nos pone también a nosotros la mano sobre el hombro en señal de amistad y nos dice: Soy yo, no teman. El concilio Vaticano II nos asegura que "en estas asambleas, aunque sean pequeñas y pobres o vivan en la dispersión, está presente Jesucristo en cuyo nombre se reúne la Iglesia" (LG 26). 

 La comunidad cristiana, con muchos o pocos miembros, pero unidos, es el primer lugar de la presencia del Resucitado. Ella es como un grandísimo pan hecho de multitud de granos (de personas) en el que Cristo está presente. Lo olvidamos y por eso no cuidamos la formación de la asamblea, llegamos tarde y de ese modo no respetamos a nuestros hermanos y a Jesucristo que nos invita y nos está esperando. Lo primero que hemos de hacer al llegar es saludarle y darle gracias porque nos ha invitado a su cena y saludar a los hermanos. Ahí comienza la misa


 El Señor está ya desde el inicio, pero con una condición: que los presentes estén reunidos en su nombre. Esa fue su promesa y su condición cuando dijo: Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18, 20). La expresión "en mi nombre" significa en comunión con mi persona. No basta con estar físicamente juntos, hay que estar unidos a la persona de Jesús, mediante la adhesión de fe y de amor, y hay que estar también unidos entre nosotros para que el Señor resucitado deje sentir su presencia en la asamblea eucarística. 

 Si estamos unidos, la presencia del Resucitado brilla en el rostro de la comunidad, que, de ese modo, invita a otros a creer en él y a unirse a ella. Que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado (Jn 17,21). 

Antonio Vidales (La Eucaristía. Misterio de fe y escuela de solidaridad).

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