martes, 9 de abril de 2013

SIGNOS PASCUALES


"Jesús ofrece a los suyos el boca a boca de la vida, para que transmitan a todos la vida del perdón amante. Que todos respiren con su aliento, que todos vivan de su Vida y la comparta, a través de este nuevo “Adán y Eva” de la pequeña comunidad reunida por miedo en el Cenáculo. Éste es el germen de la nueva humanidad, estos son padres y madres de una nueva tierra, que aparece así como despliegue de la respiración de Dios, que se expresa por el Cristo muerto, que ofrece su aliento a los hombres.

 A quienes perdonéis los pecados...  No se trata de crear desde la nada (¡eso es mucho más fácil!), sino de “recrear desde el pecado”. Los discípulos de Jesús no tiene que ir a un mundo idílico de amor, sino a un mundo de odios, a las gentes que han matado a Jesús, que se siguen matando entre sí. Éste es el tema y tarea de la iglesia: El gran mundo no ofrece perdón, los hombres se encuentran divididos, destruidos; carecen de medios (¡de voluntad de amor!) para impartir el perdón y además no lo quieren ofrecen; todo lo hacen por ley y venganza, por seguridad propia y egoísmo, en una espiral de violencia y contra--violencia. Pues bien, sobre ese desierto de pecado (falta de perdón), Jesús dice a sus discípulos, a todos (sin distinción de clérigos y laicos): “a quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados…”. Ésta es la gran novedad.

 A quienes perdonéis… Se lo dice a “vosotros”, a hombres y mujeres, sin distinción de obispos y papas… Todos los cristianos reunidos tiene que salir y ofrecer el perdón, todos son sacerdotes, mediadores de una vida que es gracia por encima del pecado, que es amor por encima de ocio, que es perdón por encima de la condena. Éste es el nuevo Vaticano de la Iglesia, que quiso encerrarse en Jerusalén, pero que Jesús abrió el principio… Éste es el nuevo Vaticano que ha querido cerrarse en Roma, pero que Jesús abre de nuevo, en este año de gracia (2013…), para que haya de nuevo perdón. Esta es la tarea de la Pascua: Que pueda haber una comunidad que ofrece y transmite, que garantiza y despliega el perdón, sobre un mundo condenado a la espiral de la ley y la venganza. Este es el perdón de la Iglesia, no de unos clérigos especiales, el perdón de todos los creyentes, que son ministros de la gracia de Dios (hombres y mujeres por igual).

 Y a quienes se los retengáis les serán retenidos. La Iglesia sólo es portadora del perdón de Jesús… Ella no puede condenar, sino sólo perdonar. Pero su perdón es seria, de manera que si ella no perdona, el mundo corre el riesgo de quedar condenado a la lucha del odio y la venganza. Ese perdón de la Iglesia no es perdón barato, pura indiferencia, pase lo que pase, sino perdón transformador, que cambia, que da vida, para que todos perdonen compartan... El perdón es gratuito creador…. El “no perdón” es una especie de ejercicio doloroso de paciencia creadora".

Xabier PIKAZA.

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