Luego de varios meses sin publicaciones, regreso con la invitación a iniciar un nuevo año litúrgico: el domingo empieza nuestro ADVIENTO 2024.
"ADVIENTO es el tiempo oportuno y privilegiado para escuchar el anuncio de la liberación de los pueblos y de las personas. En él se percibe una invitación a dirigir el ánimo hacia un porvenir que se aproxima y se hace cercano, pero que todavía está por llegar. Tiempo para descubrir que nuestra vida pende de unas promesas de libertad, de justicia, de fraternidad todavía sin cumplir; tiempo de vivir la fe como esperanza y como expectación, tiempo de sentir a Dios como futuro absoluto del ser humano"
(Misal de la comunidad)
Comenzamos el ciclo C, que sigue el Evangelio según San Lucas. Además de nuestras lecturas habituales para este tiempo, sería bueno hacer una pequeña introducción a LUCAS, utilizando las presentaciones que para este evangelio hacen nuestras Biblias.
Es de mucho provecho revisar los textos bíblicos que utilizaremos en los cuatro domingos de Adviento, para captar las ideas fundamentales que dan el sentido espiritual a este “camino” que vamos a emprender. Podemos hacerlo solos, a nivel personal, o a nivel de grupos en nuestra comunidad religiosa o parroquial.
Como primera lectura para los cuatro domingos de Adviento tomamos textos proféticos; si en los ciclos A y B predomina Isaías, en el que vamos a seguir este años aparecen otros profetas: Jeremías, Baruc, Sofonías y Miqueas. Estos profetas hablan al pueblo para animarles en tiempos calamitosos y sostener la esperanza en la cercanía de Dios, promesas de justicia y de misericordia. Estas lecturas están sostenidas después por los salmos con los que oramos y aclamamos en nuestras asambleas esos domingos: A Ti, Señor, levanto mi alma; El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres; Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel; Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Son expresiones de anhelo, de necesidad, de confianza y gozo.
Como segunda lectura para los cuatro domingos de Adviento tomamos pasajes de cartas del apóstol Pablo los tres primeros, y para el cuarto de la Carta a los hebreos. El tono es exhortatorio: buenos deseos y buenas obras preparan el camino del Mesías. Agrademos a Dios con nuestra vidas, oremos unos por los otros y crezcamos en amor, estén siempre alegres en el Señor, y digamos siempre: Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad.
Finalmente, los pasajes del Evangelio a proclamar los cuatro domingos de Adviento: Lucas 21, 25-28.4-36; Lucas 3, 1-6; Lucas 3, 10-18, y Lucas 1, 39-45. La primera mitad del Adviento tiene siempre un tono apocalíptico, mirando a la segunda venida de Cristo, y ya luego después del día 17, apuntando al nacimiento de Jesús en la historia y en cómo debemos prepararnos para recibirlo.
Falta que ponga cada uno lo propio; la historia personal, familiar o social con la que vive este años la espera de Cristo. ¿Cuáles son nuestros anhelos o nuestras necesidades? ¿Qué esperamos? Ahí nos habla Dios y ahí nos invita a crecer.
Dios nuestro, Padre de todos, aviva en nosotros, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene, acompañados por los hermanos y por las buenas obras, para que participando desde ahora en la construcción de tu Reino, merezcamos participar de todas tus promesas.
Fray Manuel de Jesús, ocd
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