“Creo que el
reino de Dios se fundamenta en la amistad y se proyecta en el servicio; que por
medio de la amistad damos testimonio de ese reino y por el servicio promovemos
sus valores. Creo que la fraternidad cristiana no exige la uniformidad de
nuestras creencias, sino la calidad de nuestras actitudes y que seguir a Jesús
no es encasillarme en una iglesia particular, sino abrazar al Pueblo de Dios
que siempre está más allá de mis fronteras y más lejos que mis caprichos. Al
fin y al cabo, el reino es más que la iglesia y la amistad no se limita a un
credo.
Creo, además, que cuando la fe se torna excluyente, deriva en fanatismo; que cuando considero que mi fe es mejor que la de los demás, me expongo al riesgo de la intolerancia; que cuando pienso que solo mi Iglesia tiene la verdad, me privo de conocer la verdad que le falta a nuestra Iglesia. Y yo, créanme, le tengo miedo al fanatismo, me asusta la intolerancia y dudo mucho de las iglesias que se creen exclusivas”.
Creo, además, que cuando la fe se torna excluyente, deriva en fanatismo; que cuando considero que mi fe es mejor que la de los demás, me expongo al riesgo de la intolerancia; que cuando pienso que solo mi Iglesia tiene la verdad, me privo de conocer la verdad que le falta a nuestra Iglesia. Y yo, créanme, le tengo miedo al fanatismo, me asusta la intolerancia y dudo mucho de las iglesias que se creen exclusivas”.
Harold Segura,
pastor bautista.
Pocas veces me he sentido tan en comunión con lo que escribe otra persona como me siento al leer el testimonio personal de este pastor bautista, cuyo blog sigo hace ya un tiempo.
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