"Hay demasiadas palabras de Dios en la vida del cristiano y no hay bastante silencio, en el que el hombre mismo llega ante Dios.Esta inflación de palabra de Dios es nociva para la calidad de su sustancia y para la escucha que puede recibir su palabra, pero sobre todo es nociva para la vida espiritual del que la pronuncia".
Marcel Légaut
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