sábado, 17 de mayo de 2014

PARA VIVIR LA RESURRECCIÓN... Nuestra vida es Galilea.

En los relatos de Marcos y Mateo, el ángel pide a las mujeres que digan a los discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allí le verán". Los discípulos deben regresar a sus casas, a Galilea, pues no será en la gran ciudad de Jerusalén donde van a encontrar a Jesús, sino en el lugar donde tienen sus raíces, donde crecieron, donde viven y trabajan, en medio de su vida cotidiana. Galilea es además tierra en la que conviven judíos y gentiles, es una sociedad "mestiza", plural, más cercana a la realidad en la que Jesús quiere que fructifique la semilla de su Evangelio.
 Así, podemos decir, que nuestra vida es Galilea, pues conviven en y con nosotros judíos y gentiles. En nosotros están juntas la cercanía y la lejanía de Dios, la fe y las dudas, el amor y el odio, la vivacidad y la dureza, la luz y la oscuridad. Y convivimos además con personas muy diferentes: unas buscan a Dios, otras le rechazan, para otras Dios no cuenta para nada. Tenemos que caminar y crecer con personas que amamos y nos aman, a la par de con personas con las que tenemos diferencias y dificultades.
 A veces soñamos con una realidad o un entorno perfectos. Quisiéramos que todos pensaran y creyeran como nosotros. Pero es en Galilea, en la "vida real" donde tenemos que ir a buscar al Resucitado. Ese es el anuncio del ángel, y necesitamos preparar nuestros ojos para encontrar a Jesús en nuestra propia realidad, difícil, cambiante, compleja, plural.

Un buen ejercicio para este tiempo de Pascua puede ser el de contemplar nuestra realidad cotidiana, y desde una mirada atenta y compasiva, descubrir los signos que permiten ver la presencia del Resucitado cerca de nosotros. En el rostro de alguien que sonríe, en un conflicto que se soluciona, en el perdón que doy o que recibo, en la propia naturaleza que reverdece.
 Jesús Resucitado camina siempre con nosotros, delante de tí. Sólo necesitamos unos ojos bien abiertos para reconocer la vida en medio de la muerte. Entonces en tu Galilea será primavera.

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