viernes, 27 de abril de 2012

MIEDO Y PEREZA

“Creo que la masa, las colectividades, las sociedades, sean de la naturaleza que sean (políticas, profesionales, religiosas, deportivas…) son muy fáciles de manipular, de dirigir. Y creo que se debe, sobre todo, a dos factores: el miedo y la pereza. Miedo al cambio, a perder seguridades, aunque esas seguridades supongan estar atados a una cadena. Hay gente que, por sentirse protegida, aguanta hasta un encierro entre cuatro paredes. He comprobado que hay mucha gente que tiene miedo a ejercer la libertad, están más cómodos obedeciendo que decidiendo por sí mismos. Huyen de la responsabilidad. Y otra gente se somete, o se deja dirigir, por ahorrarse el esfuerzo de pensar. La crítica, el disentimiento, implica siempre un trabajo intelectual. Y hay muchas personas que no están dispuestas a realizar ese tipo de ejercicio. Esas son las dos grandes bazas con las que juegan los que, en cualquier ámbito, imponen sus leyes y sus verdades. Habría que añadir, como fin de capítulo, todos los que se suman “a las filas” establecidas porque “siempre ha sido así”, o “porque Dios lo manda”. Lo gracioso, o lo penoso (según se mire), es que no vean que el “siempre” lo instauró alguien y sólo es preciso otro alguien (o ellos mismos) para cambiarlo. Y, sobre todo, resulta sorprendente que lo que se oye como lo que “Dios manda”, casi nunca lo manda Dios, sino algunos hombres que han querido y siguen queriendo ser su voz”. (E.L.)

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