“Ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza”.
Dios, ábreme los labios y los oídos y los ojos/ábreme la mente y el corazón y el estómago/ábreme el deseo y el sexo y el anhelo/ábreme la vida y que luego lo grite y lo proclame sin miedo/ y que alabarte sea siempre lo primero lo mejor lo máximo/y que me quede abierto para siempre y para todos/ y especialmente los labios abiertos a tu beso/a tu luz y a tu sombra y a tu tiempo/ abierto y sin fronteras, infinito/ tan abierto que hasta la muerte quepa entre mis brazos/ y abierto como estoy me reclame la vida.
(Enero 2018).
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