viernes, 24 de octubre de 2025

VOLVER AL EVANGELIO: UNA CONVERSIÓN NECESARIA

Hay momentos en que la fe necesita volver a su fuente. No para repetir lo de siempre, sino para recuperar lo esencial. Jesús no vino a fundar una religión complicada, ni a establecer un sistema moral. Vino a abrir camino. A mostrar el rostro del Padre. A enseñarnos a vivir desde el amor, la compasión, la verdad.

Pero a veces, nuestra religión se ha convertido en otra cosa. En estructuras que pesan, en tradiciones que ya no liberan, en discursos que juzgan más que acompañan. Seguimos hablando de Dios, pero nos cuesta volver a Jesús. A su humanidad, a su cercanía, a su forma de mirar y tocar.

José Antonio Pagola lo dice con fuerza: “Conversión es volver a Jesús.” Y volver a Jesús es volver al Evangelio. No como un texto antiguo, sino como una llamada viva. Como una forma de estar en el mundo. Como una manera de mirar, de escuchar, de caminar.

Este blog quiere ser eso: un espacio para volver. Para repensar la liturgia, el ministerio, la comunidad… desde Jesús. Para recuperar su lugar en medio. Para que no se nos pierda el camino.


1. Cuando Cristo deja de ser camino

 Recuperar la centralidad de Jesús como mediador, camino, verdad y vida. En muchas prácticas religiosas, la figura de Cristo ha sido desplazada. Se habla de Dios, de Iglesia, de espiritualidad… pero Jesús ya no está en medio. Debemos volver a su humanidad concreta, como puente vivo entre Dios y nosotros. Sin Él, la fe se vuelve sistema, ideología, costumbre. Con Él, vuelve a ser camino.


2. El pueblo celebrante: recuperar la voz en la liturgia

 Superar la pasividad litúrgica y devolver protagonismo al pueblo como sujeto celebrante. La liturgia no es un espectáculo clerical ni una repetición ritual. Es el lugar donde el pueblo se encuentra con Dios, canta su historia, celebra su esperanza. Pero muchas veces, el pueblo ha sido silenciado, reducido a espectador.  Debemos recuperar su voz, su cuerpo, su capacidad de celebrar desde la vida, en comunión con Cristo.


3. El ministerio ordenado como mediación humilde

Revisar el ejercicio del ministerio desde el modelo de Cristo servidor.
¿Nuestros ministerios reflejan el estilo de Jesús o el de los sacerdotes del templo? ¿Son mediaciones humildes o estructuras de poder? Estamos invitados a mirar el ministerio desde el Evangelio: como servicio, como transparencia del Cristo que lava pies, que se entrega, que no se impone. Una llamada a purificar el ministerio desde su fuente.


4. La liturgia como lugar de comunión, no de ideología

Denunciar el uso ideológico de la liturgia y recuperar su sentido de encuentro. La liturgia no es trinchera ni plataforma. Es espacio de reconciliación, de comunión, de gracia compartida. Pero a veces se convierte en campo de batalla simbólico, en lugar de exclusión o imposición.  Estamos llamados a volver a la liturgia como casa abierta, como mesa compartida, como lugar donde Cristo reúne, no divide.

Conclusión: Volver al centro, volver a Jesús

Este itinerario no pretende ofrecer respuestas definitivas, sino abrir un camino de retorno. Retorno al Evangelio, a la figura viva de Jesús, al corazón de una fe que se ha ido complicando, institucionalizando, alejando de su fuente.

Cada reflexión —sobre Cristo como camino, el pueblo celebrante, el ministerio como mediación humilde, y la liturgia como comunión— nace de una misma inquietud: ¿hemos perdido el centro? ¿Seguimos llamándonos cristianos sin que Cristo esté verdaderamente en medio?

Volver a Jesús es volver a su humanidad concreta, a su forma de mirar, de tocar, de servir. Es dejar que su estilo cuestione nuestras prácticas, nuestras estructuras, nuestras seguridades. Es permitir que el Evangelio nos purifique, nos descentre, nos vuelva a poner en camino.

No se trata de nostalgia ni de reforma superficial. Se trata de conversión. De volver al rostro que nos revela al Padre. De dejar que la fe recupere su sabor, su cuerpo, su verdad.

Que este itinerario sea una invitación a mirar de nuevo. A celebrar con el pueblo, a servir con humildad, a reunir sin ideología. Y sobre todo, a caminar con Jesús, que sigue siendo —si lo dejamos— camino, verdad y vida.

Fray Manuel de Jesús, ocd

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