Si partimos de la definición teresiana de oración como “tratar de amistad con quien sabemos nos ama”, podemos leer las lecturas de este domingo como una pedagogía de esa amistad: una amistad que se sostiene en la lucha, se expresa en la insistencia, y se vive en comunidad.
1. La oración como trato de amistad (Santa Teresa)
Teresa no define la oración como técnica, ni como obligación, ni como fórmula. Para ella, orar es tratar de amistad, es decir, relación viva, diálogo confiado, presencia compartida. Pero no con cualquiera: con quien sabemos nos ama. La certeza del amor de Dios es el fundamento de toda oración auténtica.
Esta definición nos permite leer las lecturas de hoy no como instrucciones para orar, sino como escenas de amistad vivida.
2. Éxodo 17: Moisés ora como quien acompaña
Moisés no está solo. Ora por su pueblo, en medio de la batalla. Sus brazos levantados son gesto de intercesión, pero también de confianza en el Dios que camina con ellos. Cuando se cansa, no abandona: se deja sostener.
Aquí la oración es amistad que sostiene en la lucha. Moisés no busca controlar a Dios, sino permanecer en relación. Y esa relación se vuelve fuerza para el pueblo.
¿Cómo oramos cuando otros luchan? ¿Nos dejamos sostener cuando nos cansamos?
3. Lucas 18: La viuda ora como quien no se rinde
La viuda insiste ante un juez injusto. No tiene poder, pero tiene voz. Su oración es clamor persistente, no por capricho, sino por necesidad y esperanza.
Jesús nos dice que si incluso un juez injusto responde, cuánto más Dios, que es justo y nos ama. Pero la clave está en la actitud de la viuda: no se rinde, porque sabe que su causa es justa y que su voz vale.
¿Oramos como quien sabe que Dios escucha? ¿Nos atrevemos a insistir, no por ansiedad, sino por confianza?
4. Teresa: la oración como fidelidad amorosa
Teresa vivió noches oscuras, sequedades, cansancio. Pero nunca dejó de orar. Su “determinada determinación” no era terquedad, sino fidelidad a la amistad. Sabía que Dios no siempre responde como queremos, pero siempre está.
La oración, para Teresa, es permanecer junto al Amado, incluso cuando no hay palabras, incluso cuando todo parece estéril. Es no soltar la mano, como Moisés, como la viuda.
¿Educamos en esta oración que no busca resultados, sino comunión? ¿Acompañamos a quienes se cansan de orar?
5. Aplicación pastoral
Podemos invitar a nuestras comunidades a redescubrir la oración como amistad:
No como técnica, sino como relación.
No como obligación, sino como espacio de encuentro.
No como repetición, sino como fidelidad.
Y podemos proponer gestos concretos:
Sostener los brazos de quienes se cansan (acompañamiento, escucha, intercesión).
Orar con la terquedad de la viuda (persistencia, esperanza).
Permanecer como Teresa (silencio, presencia, confianza).
6. Oración final
Señor,
enséñanos a orar como quien ama,
como quien sabe que tú estás,
aunque no sintamos, aunque no veamos.
Que nuestra oración sea trato de amistad,
como la de Teresa, como la de Moisés,
como la de la viuda que no se rinde.
Que nunca nos cansemos de buscarte,
porque tú nunca te cansas de esperarnos.
Amén.
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