miércoles, 11 de marzo de 2020

AGUA, LUZ Y VIDA DE JESÚS


Ya en la segunda semana de Cuaresma, y habiendo vivido y celebrado dos momentos esenciales de Jesús, nuestro Señor y Maestro, en su camino hacia la Pascua (tentaciones y transfiguración), echemos una mirada a los tres domingos de este tiempo de conversión que nos quedan por delante, y que resultan como tres estaciones que actualizan nuestra condición bautismal. De hecho, la liturgia de este tiempo litúrgico está pensada para acompañar a los catecúmenos que serán bautizados en la Solemne Vigilia de Resurrección, por eso pueden servirnos de acicate para recordar el sentido de nuestra condición de hijos, discípulos, y santos. Veamos:

Tercer domingo: DOMINGO DEL AGUA. Encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Pasaje precioso del Evangelio de Juan (4, 5-42), que presenta un diálogo progresivo entre Jesús, la mujer samaritana y sus vecinos. Jesús inicia el diálogo pidiendo de beber, y luego habla del don de Dios y del agua viva que calma definitivamente la sed y brota y salta constantemente, hasta la vida eterna. Cierra con el testimonio compartido: Jesús es el salvador del mundo. Con el agua bautismal, fue derramado el amor de Dios en nuestras vidas, y no quedaremos defraudados.

Cuarto domingo: DOMINGO DE LA LUZ. Encuentro de Jesús con un hombre ciego de nacimiento, también tomado este relato del Evangelio de Juan (9, 1-41); y también la narración va progresando para mostrar la iluminación progresiva de quien había vivido hasta ese momento en tinieblas (Un hombre llamado Jesús, un profeta, uno que me hizo ver, el Hijo...). Con el agua bautismal recibimos también la LUZ de la fe, una nueva visión, una claridad meridiana que nos permite establecer prioridades y alcanzar una nueva libertad.

Quinto domingo: DOMINGO DE LA VIDA. En Juan 11, 1-45; la muerte de Lázaro, hermano de Marta y María, amigos cercanos de Jesús, es oportunidad para mostrar que la propuesta que trae el Señor es camino de VIDA. No meramente de reanimación corporal, sino de verdadera resurrección, renacimiento, porque entramos a formar parte de un cuerpo mayor, el de Cristo. Jesús, una vez recibido el testimonio de María y tras llorar con ella, fue al sepulcro de Lázaro y le llamó: Sal fuera... Así también la voz inconfundible de Jesús nos ha llamado para salir del pecado y de la muerte, y entrar en la vida verdadera. 


Camino de Cuaresma, evocación de nuestro camino terrenal que es, al mismo tiempo, gozo y sufrimiento, paraíso y desierto, tentaciones y transfiguración. Agua que limpia, luz que ilumina, vida que triunfa sobre todo dolor. Los ojos del peregrino, alimentado por el pan cotidiano de la Palabra y de la Mesa fraterna, están puestos en la Resurrección de su Señor y Dios.

Fray Manuel de Jesús, ocd

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.