lunes, 5 de marzo de 2012

EN CAMINO...


Segundo domingo de Cuaresma: Jesús el Viviente.

1.      El relato de la Transfiguración de Jesús, en presencia de sus más cercanos discípulos, adelanta, anuncia, proclama la Resurrección. Es un evangelio que anuncia la vida, que invita a la esperanza, y propone tener siempre a Jesús como roca segura y confiable. Es un relato de epifanía, de revelación, que habla de una montaña alta, de luz y resplandor, de bienestar, de deseo de permanecer en ese estado, de la visión de Jesús con los paradigmas religiosos judíos, y de una revelación que concluye invitando a que se escuche siempre a Jesús.
2.      Pero también el relato finaliza diciendo que los discípulos no comprendieron nada de lo que acababan de vivir; discutían entre ellos, y el anuncio de una nueva vida les quedaba muy grande. Cada vez que Jesús les habló de resurrección, ellos no consiguieron comprenderle, se resistían a aceptar tal posibilidad.
3.      Así, escribe  el teólogo José María Castillo: “La transfiguración es el anticipo de algo que a muchos no nos acaba de entrar en la cabeza: la vida de Jesús no es un recuerdo de la historia pasada, sino que sigue presente en la historia nuestra, en la historia de todos los tiempos. Porque Jesús es el Viviente, que trasciende espacio y tiempo, por eso ahora y siempre podemos seguir escuchando su palabra”, siempre actual y desafiante.
4.      A nosotros, como a los discípulos nos cuesta entenderle; discutimos acerca del significado exacto de “resucitar de entre los muertos”, cuando lo importante es entender lo que significa para Jesús Vivir en plenitud.

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