"No vale decir que han pasado ya dos mil años para acoger a Cristo. Tampoco para aquellos que vivan el fin del mundo será demasiado tarde. Cristo siempre está con nosotros, pidiendo alojamiento en nuestros corazones…Si todos fueran santos y guapos, sería fácil ver a Cristo en ellos…Pero eso no fue el plan de Dios para María, ni tampoco el de Cristo para sí mismo. Ahora él se oculta bajo todo tipo de humanidad que pisa la tierra…A un verdadero cristiano, estimularlo para su deber no es necesario—siempre tendrá el impulso con alguien para desempeñar tal o cual buena obra. No es un deber ayudar a Cristo; es un privilegio…Si así fue como acogieron a Cristo, ciertamente todavía hay que hacerlo así. No por el bien de la humanidad. No porque Cristo pudiese quedarse con nosotros, visitarnos u ocupar nuestro tiempo. No porque esas personas nos recuerdan a Cristo; sino porque son Cristo, pidiéndonos un lugar como él hizo la primera navidad".
Dorothy Day
"¿Cuántos de nosotros, en nuestra manera jovial, hemos pasado delante del pesebre montados en el gran caballo de opiniones y convicciones propias, dejando atrás al Niño, sin darnos cuenta de su presencia? ¿Cuántos hemos defendido nuestras creencias, hasta desafiantemente, sin estar conscientes de que estábamos pasando un milagro – el milagro de vida y amor?... Se deciden muchas cosas delante del pesebre; mucho más de lo que nos podríamos imaginar... Para nosotros como individuos, es sumamente importante sentir que en este pesebre hay un amor y una salvación para nosotros mismos, para todos los humanos, y para el mundo entero".
Alfred Delp
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