Para este Cuarto domingo de Pascua, llamado DOMINGO DEL BUEN PASTOR, encontré algo publicado en este mismo blog, hace un par de años, y lo comparto de nuevo, con algunos añadidos:
Tres puntos:
1. Dios es el mejor pastor, que cuida de su creación, de toda la humanidad, que nos conduce a buenos pastos y fuentes frescas. Estamos en su mano providente, y él nos dice: no tengan miedo, todo estará bien… Los que ejercen algún ministerio en la comunidad eclesial no sustituyen al único Pastor, sino que lo hacen presente en medio de su pueblo, y para ello han de escuchar al Maestro...
2. Dios suscita, llama, pastores para su pueblo: líderes civiles, guías espirituales, ministros de su palabra, profetas… y vale lo del número anterior: servidores de la comunidad, no están sobre ella, sino para ella... Debemos orar siempre para que no falten obreros que trabajen con denuedo en la viña del Señor.
3. Todos debemos ser pastores del prójimo, ayudar a construir la nueva humanidad, un mundo mejor que el que encontramos. Dios preguntó una vez: ¿A quién puedo enviar?, y una voz contestó: envíame a mi… Nuestro mundo, nuestra tierra, nuestra iglesia, están necesitados de líderes que quieran servir, que quieran cuidar, que quieran sanar… ¿Cómo podemos ser pastores unos de otros en este camino que compartimos? Cuidándonos, sosteniéndonos mutuamente, curándonos las heridas unos a otros, no hablando mal del prójimo.
La actitud de Jesús de Nazaret, en cuanto Pastor, es una lección que nunca se acaba de aprender. El pastor bueno, el líder verdadero, es el que sabe dejar de ser pastor o líder en beneficio de su pueblo. Es pastor quien da la vida por el rebaño; no lo es aquel que sacrifica o diezma el rebaño para conservar su liderazgo. El verdadero dirigente es aquel que ayuda a que el grupo sea capaz de enfrentarse responsablemente con su destino. De borrego sin rumbo decidido, el Buen Pastor promociona al hombre para que se haga, en solidaridad con los demás, pastor de su propia vida.
Jesús, Buen Pastor, Puerta y Vida, que todos sigamos tu llamada con alegría y fidelidad, y nos descubramos cada día pastores unos de los otros en el servicio, la caridad y la entrega de la vida. Gracias, Jesús, Buen Pastor, porque "tus heridas nos han curado", y no dejas de llamarnos a vivir, sin temores innecesarios, a una vida plena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.