domingo, 28 de febrero de 2021

EL AMOR PROVEE SIEMPRE

Primero fue el desierto
, como el lugar de la prueba y las tentaciones; hoy es el monte o la montaña, el lugar alto, donde se manifiesta la luz que lleva dentro la humanidad de Jesús. Una luz que brilla, deslumbra, pero también asusta. ¿Cómo decirle a la gente, pensó un místico, que lleva dentro tanta luz? Nuestra mirada se dispersa en tantas cosas, en lo superficial, en lo exterior; creemos ver mucho, y en realidad no vemos nada real, buscamos acomodarnos en lo seguro y rutinario, y alimentamos un culto idolátrico a nuestras miserias, creyendo que cuánto más nos presentemos hundidos y humillados, más seremos recompensados. Vaya creencia, tan ajena a lo que el Amor descubre en nosotros. Frente a él tomamos conciencia de nuestra pequeñez y dependencia, de nuestra fragilidad e incluso del mal que habita en nuestros corazones. Pero su mirada, que es amor, ve más hondo y más lejos, encuentra una promesa que crece imperceptible a nuestra ceguera. Somos luz, somos barro habitado por el espíritu, somos hijos y herederos, y todo eso lo descubrimos cuando el desierto se vuelve resplandor, cuando algún pozo canta y una voz, que parece venir de lo más alto y a la vez de lo más hondo, nos invita a escuchar, a disponernos, a entregarnos. En lo alto, o en lo hondo, encontramos luz, y al mismo tiempo fuerza para entregarlo todo, para perdernos en ese remolino de amor que se lleva lo viejo y trae lo nuevo. El amor es el que provee, con él nunca falta lo necesario, y en él estamos justificados, redimidos. Caminaré en su presencia, bajo su sombra, toda mi vida

Fray Manuel de Jesús, ocd

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.