sábado, 20 de febrero de 2021

LA SALVACIÓN COMO ALIANZA: DE NOÉ A JESÚS...

 

Según la concepción bíblica el aspecto negativo de la salvación se caracteriza por una serie de rupturas: ruptura con Dios, por el pecado original, que da lugar a un estado de enemistad (Génesis 3); ruptura mutua entre los hombres: como consecuencia de la ruptura con Dios se produce una mutua ruptura entre los hombres (entre Adán y Eva, entre Caín y Abel, división en la torre de Babel); ruptura con la creación (entre el hombre y la tierra se entabla una guerra sorda y un forcejeo mutuo, y la naturaleza se niega a servir al ser humano y se declara hostil); ruptura dentro del hombre mismo, que se manifiesta en la división y rebelión interna, según describe San Pablo en tonos patéticos (Romanos 7, 14-25).

 En su dimensión positiva la salvación consistirá en rehacer la armonía, la integridad y la unidad, rotas por el pecado y demás fuerzas maléficas. Para expresar este aspecto positivo de la salvación, la Biblia se sirve, sobre todo, de la imagen del pacto o ALIANZA. En realidad, como institución humana, tanto en lo privado como en lo público, el pacto tiene como fin prevenir o solucionar crisis y conflictos entre individuos o grupos humanos. De ahí el acierto y la oportunidad de los autores sagrados al emplear este concepto para presentar la salvación en su aspecto positivo, que consiste precisamente en restaurar la paz original, con Dios, entre los hombres, entre el hombre y la creación, y en el hombre mismo. En las lenguas latinas se da la feliz coincidencia de que "pacto" y "paz" pertenecen al mismo grupo etimológico: pacto se refiere al acto de pactar, y paz expresa el resultado o efecto del pacto.

 El tema del pacto o alianza preside las grandes etapas o períodos de la historia bíblica o historia de la salvación: Noé, Abraham, Moisés, Josué, David, Esdras, Jesús... Dentro de ese marco general de la historia de la salvación, concebida bajo la imagen del pacto, debe leerse Génesis 9, 8-15 (Primera lectura del Primer domingo de Cuaresma-B). 

El pacto con Noé inaugura la cadena de alianzas que culminarán en Cristo, "por el que Dios tuvo a bien reconciliar todas las cosas, pacificando, mediante la sangre en la cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos" (Col. 1, 20). Mientras que otras alianzas acentúan más el aspecto teológico (restauración de la paz y amistad con Dios) o el aspecto político social (restauración de la amistad mutua entre los hombre), la alianza con Noé se fija primordialmente en el aspecto cósmico: restauración de la armonía entre el hombre y la creación. 

(Notas tomadas del COMENTARIO BÍBLICO al leccionario dominical).

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