Este domingo toca hablar de la FE. Los apóstoles piden a Jesús más fe, y Jesús les dice que es suficiente tener poca para hacer mucho, pero esa fe no puede estar fundada en nuestras obras o capacidades o servicios, sino en descubrir nuestro lugar en el proyecto de Dios para el mundo. La fe es algo misterioso, que recibimos un día sin buscarlo, sin merecerlo, y que luego encuentra en la práctica religiosa fundamentos, alimento y estructura para crecer y servir. La comunidad es un elemento básico de la fe, porque me recuerda que no soy el centro de nada, sino parte de algo más grande. La fe no son nuestras creencias, a menudo supersticiosas, ni tampoco repetir dogmas, cumplir mandamientos, celebrar ritos; todo eso brota de la fe, y sirve para sostenerla. Pero la fe es otra cosa. La FE ES CONFIAR, y no solo "en Dios", como suele decirse, sino en la Realidad que el sustenta, en la vida que vivimos, en el prójimo que camina a mi lado. La FE es la fuerza de mi vida, el sostén de mi esperanza, el camino del amor. No se trata de "cantidad", sino de calidad. Los discípulos miran a Jesús cuando les habla y enseña, y seguramente se piensan muy lejos de él, y eso los angustia. Por eso dicen: auméntanos la fe. La mirada de Jesús, amorosa como la del Padre, les invita a CONFIAR, a trabajar por el Reino, como buenos administradores, y olvidarse de todo lo demás. "El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe", dice el profeta. Tratemos de pensar lo que significa tener el alma hinchada, luego que los domingos anteriores la Palabra nos ha invitado a aligerar nuestro equipaje, a no cerrarnos y ser indiferentes a la suerte de los otros; también podemos convertirnos en "consumidores" y acumuladores de lo religioso.
Y luego recordemos que la FE tiene mucho que ver con VER; el profeta contempla el futuro en medio del desastre, y Pablo dice a Timoteo: "Ten delante la VISIÓN que yo te di, y vive con fe y amor en Cristo Jesús". Buscamos respuestas inmediatas a nuestros reclamos a Dios, y él nos responde abriéndonos a la ESPERANZA, a una espera diligente y comprometida con la plenitud que está por venir.
Sin FE es imposible entender nuestra relación con Dios, fundada en la gratuidad y el agradecimiento (Nosotros somos pura necesidad, Dios es puro DON). Sin FE no entenderíamos por qué estamos invitados a un banquete al que fuimos llevados desde los caminos del mundo, sin que contaran méritos o deméritos. Sin la FE, nos quedaría simplemente una religión de costumbre y cumplimiento, que no hace crecer ni madurar.
Es la FE la que nos hace VIVIR.
Fray Manuel de Jesús, ocd.
Coda: Importante distinguir la FE de las creencias y las supersticiones; es la FE, la confianza, la que permite a Dios ser Dios y ponernos en el camino de lo nuevo, de lo inesperado.
Coda: Importante distinguir la FE de las creencias y las supersticiones; es la FE, la confianza, la que permite a Dios ser Dios y ponernos en el camino de lo nuevo, de lo inesperado.
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