miércoles, 30 de octubre de 2019

NECESITAMOS SANTOS...

Comienzo por por una intuición de Simone Weil: "No es suficiente, hoy en día, ser meramente santos, sino que debemos tener el tipo de santidad que nuestro tiempo requiere”. Creo que muchos de los santos tradicionales, justamente por esa razón, continúan siendo un recurso invaluable; sin embargo, no está de más que nos preguntemos: ¿cuáles son las necesidades del mo­mento actual? ¿Qué santidad es hoy más necesaria?


Los ejemplos que conocemos de santidad tendían a enfatizar un ascetismo negador del mundo; hoy necesitamos ejemplos de disciplina y abnegación al servicio del mundo y solidarios con los sufrimientos humanos.

Hay incontables santos que exhibían la virtud de la caridad; necesitamos santos que combinen la caridad con una sed profética de justicia.

Gran parte de la historia cristiana ha sido escrita por manos masculinas; necesitamos recordar el ejemplo y los dones de las mujeres santas y proféticas.

La lista tradicional de los santos ha estado dominada por el clero y los religiosos; necesitamos prestar especial atención a los testimonios de los laicos, de aquellos cuya vocación es infundir el espíritu del evangelio en el mundo.

La historia de la Iglesia tiene tendencia a ser escrita en términos occiden­tales; necesitamos recor­dar la lucha de los santos que tradujeron el evangelio al idioma de las culturas lo­cales, no occidentales; que abrazaron la sabiduría de otros caminos religiosos e intentaron comprender la fe en términos de nuevos horizontes intelectuales y cul­turales.

Necesitamos ejemplos de santidad más allá del claustro; santos inmersos en el universo del arte, de la literatura, en el mundo académico, en el de las lu­chas políticas, y en la vida cotidiana. Necesitamos profetas que presenten un de­safío tanto a la Iglesia como al mundo, para que reflejen mejor la justicia y la mi­sericordia de Dios. 

Debemos prestar atención a la visión de los místicos, que ven a través de la sombra de la cotidianeidad y nos recuerdan, así, al Dios que es siempre más grande que nuestras teologías o nuestra imaginación.

¿Existen santos que hablen a todas estas preocupaciones? Algunos, tal vez. Pero el desafío es recurrir, para nuestro camino, un camino que comienza en el punto en que se halla cada uno de nosotros, al testimonio parcial de muchos com­pañeros santos.
Estamos hechos de lo que admiramos. Pero en esto, como en cualquier otra búsqueda, es posible cultivar nuestro gusto. Resulta importante aprender a reco­nocer qué es bueno, a entrenar nuestros oídos a discernir la verdad, a honrar lo que es verdaderamente honorable, a elegir normas morales que estén más allá de nuestro fácil alcance"

Y claro, nosotros necesitamos ser santos, aquí y ahora.

(Recreando un texto de Robert Ellsberg)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.