lunes, 1 de junio de 2020

CÓMO ENTENDER MEJOR EL MENSAJE DE LOS TEXTOS BÍBLICOS DE LA LITURGIA

De un libro que leo actualmente (Cristo en los Evangelios del año litúrgico, de Raymond E. Brown), he extraído algunas ideas que me resultaron significativas en torno a la interpretación de los textos bíblicos que utilizamos en la liturgia cotidiana. ¿Cómo preparar mejor mi predicación? ¿Cómo encontrar el mensaje que debo compartir con una mayor fidelidad al texto que se proclama? Extraer lo fundamental y compartirlo pudiera resultar útil a alguien más, de modo que ahí está: pertenece al prólogo del libro, no es del autor, y trata de resumir el método que utiliza el exégeta en sus comentarios. Está de más decir que recomiendo el libro encarecidamente, pueden encontrarlo en internet. 

¿Cómo llegar a ser un predicador "bíblico"? Una homilía no es una lección magistral ni un discurso teológico o moral. La finalidad de una homilía es esclarecer el texto (o los textos) bíblicos del día y ayudar a las personas a establecer conexiones entre la palabra de Dios y su vida, de modo que reciban un mensaje que sea fiel al texto bíblico y, a la vez, aplicable actualmente. 

 Tres aspectos destacables: contexto, perspectivas de fe y método histórico-crítico

1. Es importante prestar atención al contexto bíblico de cada pasaje sobre el cual debemos predicar; cada texto evangélico elegido para una celebración forma parte de un Evangelio más amplio. En la liturgia, necesariamente se saca de su contexto, pero el predicador corre el riesgo de interpretar mal el pasaje que se proclama, cuando ignora su contexto. Debe preguntarse: ¿cómo encaja este pasaje en el Evangelio al que pertenece, y cómo nos introduce en él? Se suele armonizar los evangelios en un relato continuo, y de ese modo se pierde la perspectiva teológica correspondiente a cada uno. Cada Evangelio tiene una mirada propia, peculiar, del hecho Jesús, y es importante  que el pasaje que proclamamos y comentamos no pierda esa impronta.

2. Perspectiva de fe: Es importante estar atentos al mensaje religioso de cada texto. Conocer el trasfondo veterotestamentario del Nuevo Testamento ayuda a entender mejor lo que quiere decir el autor sagrado. Es valioso encontrar modelos de fe en los personajes bíblicos, pero debemos cuidarnos de no moralizar todo el tiempo, es decir, usarlos para expresar lo que se puede o no se puede hacer. Las Escrituras no son sobre nosotros, sino sobre la naturaleza de Dios, sobre Cristo; proporcionan una ventana que nos permite contemplar lo divino, nos ayudan a mantener los ojos en la verdad, no en nosotros mismos. Igualmente, nuestra lectura del texto bíblico debe situarse dentro de las enseñanzas de la Iglesia sobre la Sagrada Escritura. 

¿Qué enseña la Iglesia a este respecto? Los Evangelios, tal y como han llegado hasta nosotros,  no son relatos de testigos oculares de por sí, sino que están basados en tradiciones orales y escritas que pasaron por tres estadíos. Cada texto tiene un interés teológico, es una lectura de fe de los hechos que narran: cada evangelista reunió, redactó y presentó las tradiciones sobre Jesucristo, recibidas por él y su comunidad, de un modo que hizo de cada evangelio un retrato único. Esta perspectiva católica no es perjudicial para la fe y de ningún modo compromete la "verdad" del evangelio. 

3. Es importante aprovechar los recursos de la exégesis y sus métodos de acercarse al texto bíblico de manera que entendamos mejor el mensaje que subyace en él.  Claro que, predicar la palabra de Dios no es exponer teorías exegéticas sobre el origen, situaciones o fuentes hipotéticas o ediciones imaginarias del texto bíblico, sino anunciar la palabra de Dios tal como es proclamada en el canon; pero si estudiamos el texto con los métodos actuales nuestra interpretación será más fiel, y no haremos decir al pasaje proclamado lo que no dice. 

El acercarse a cada Evangelio desde su perspectiva teológica única  permite acceder a una mayor riqueza, pone de relieve la diversidad que recoge el Nuevo Testamento como reflejo de la primera Iglesia, y nos ofrece una mina de oro para la predicación. Esta mirada se enriquece si, además, estamos abiertos no solo al sentido literal del texto bíblico, sino también al sentido espiritual y a las ideas que nos aportan los padres de la Iglesia, los teólogos y los santos a lo largo del tiempo

(Ideas tomadas de Ronald D. Witherup, ss)

NOTARaymond Edward Brown (22 de mayo de 1928 – 8 de agosto de 1998), fue un sacerdote católico estadounidense y un académico experto en exégesis bíblica de renombre mundial. Fue uno de los primeros académicos católicos en aplicar el método histórico-crítico a las Sagradas Escrituras. Se lo considera uno de los máximos especialistas sostenedores de la hipótesis de la llamada comunidad joánica, que se especula pudo haber contribuido en la autoría del Evangelio de Juan. Su producción bibliográfica abarcó 47 libros, 200 artículos y 108 comentarios. Algunas de sus obras, como El Evangelio según Juan en dos tomos (publicados por primera vez en inglés en 1966 y 1970), siguen siendo referencia obligada de todo estudio joánico, aún transcurridas más de cuatro décadas desde su primera edición. En 1977 publicó El nacimiento del Mesías, y en 1994 La muerte del Mesías, libros que tratan sobre las bases históricas de la infancia y de la muerte de Jesús de Nazaret, respectivamente. Su rigurosidad impregnó toda su producción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.