Este poema lo escribí hace unos años en mi visita al santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Santiago de Cuba, siguiendo los pasos de Thomas Merton, quien también visitó el santuario en el año 1940.
En comunión con la Virgen y el monje.
Aquí, donde la patria se cobija
Bajo el manto tierno de la Madre,
Entre montañas y el sonido melodioso
De las hojas que el viento está meciendo.
Aquí, en el sitio entrañable de la patria,
La patria interior, cierta y verdadera,
Quiero escuchar los pasos del peregrino
Que vino, por las aguas, desde el norte,
Para ofrecer su voluntad de vida,
A buscar el bien, el olvido, el amor y el silencio.
Aquí, vuelvo a leer las páginas que narran
Su viaje interior e inolvidable por la Isla,
Y ahora mismo me parece verle caminando
Subiendo la calle empinada y sudoroso,
Para pedirle a la Señora morena y pequeña
El sublime don de ser sacerdote de su hijo.
Aquí le encuentro y con él me arrodillo frente a ella.
Aquí le siento, en el templo cuyo suelo reluce.
Aquí le veo: hombre común, converso,
Y luego monje inquieto y sacerdote suplicante,
Escritor fecundo, profeta y tenaz contemplativo,
Amigo y maestro espiritual,hermano Louis.
Y aquí me invita el verso y la palabra en el silencio,
Me invita a dialogar con Dios eternamente,
Dejándome arropar por la mirada tierna de la Madre,
Para alcanzar el fruto dulce de la misericordia.
Aquí me invita a sostener humildemente mi pobreza,
Mi desamparo, mis dudas, mis temores,
Para abrazar la santidad, aun cuando sea imperfecta.
Y yo me siento aquí, a los pies de la Virgen,
En comunión con el monje que llegó del frío,
Y tengo paz y luz y me siento más fuerte,
Y me hallo más en comunión con Cristo.
Aquí, entre altas montañas, en el lugar más bello,
Donde la Madre escucha la melodía del viento,
Y el pueblo peregrina.
Y yo escribo, y yo rezo.
Manuel Enrique Valls, ocd.
8 de julio de 2003.
El Cobre.
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