Cuando predicamos o comentamos la Palabra de Dios debemos provocar, no inquietar, al oyente; debemos hacerle desear el bien, más que temer el mal; debemos sembrar el deseo de comprometerse y servir, no sentimientos de culpa e indignidad.
Usando varias expresiones del papa Francisco: "Toda palabra en la Escritura es primero don que exigencia" y "La verdad ha de ir siempre de la mano de la belleza y del bien". El papa también habla del lenguaje positivo en la predicación: "Que da esperanza, orienta hacia el futuro y no nos deja encerrados en la negatividad".
En fin, dice "Más que como expertos en diagnósticos apocalipticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en una vida fiel al Evangelio".
(Textos tomados de EVANGELII GAUDIUM).
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