"Esencialmente es una cuestión de ser más que de hacer. Fluye de nuestro encuentro personal con Jesucristo, quien nos llama a estar con él y a acompañarlo en su misión en el mundo. Solo desde nuestra intimidad con Jesucristo, descubriendo que nos ama incondicionalmente, podremos crecer en una conversión continua y ser misión en nuestro mundo. Visto de esta manera, nuestro llamado a ser misión tiene lugar donde vivimos, cuando damos testimonio de amor en nuestra comunidad, familia, parroquia y vecindario. Es un llamado a crecer en la santidad expresada en las acciones amorosas de la vida cotidiana".
(Documento conjunto O. Carm/OCD)
(Documento conjunto O. Carm/OCD)
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