miércoles, 8 de abril de 2020

JUDAS, NUESTRAS TRAICIONES Y UN AMOR MÁS GRANDE

La liturgia de la Iglesia, en los días que preceden inmediatamente al jueves y viernes santo, insiste en recordar a Judas. Es indudable que la figura del discípulo traidor evoca cosas muy importantes a los lectores de los Evangelios, y no debemos dejar de detenernos en ellas. Judas pone en evidencia que la traición está presente en medio de todo relato humano, traiciones grandes y pequeñas; traición a la amistad, al grupo o a la comunidad, traición a la vida

La deshumanización en los instantes que más nos humanizan, como es este caso la mesa compartida. La mesa es espacio de fraternidad, y era un espacio muy significativo para Jesús, que la compartía con pobres y pecadores como señal de la presencia del Reino. Ahora es en la mesa donde se patentiza la traición de Judas: el que comparte el pan lo va a entregar, e incluso otro lo va a negar, y todos lo abandonaran. Pero curioso, es también en en medio de ese contexto donde nos deja el mandamiento nuevo: ámense unos a otros como yo les he amado

Mateo, en su Evangelio, acentúa fuertemente el fracaso de los discípulos: Judas entrega a Jesús, Pedro le niega, los demás huyen. Pero lo hace, no para criticar o condenar, tampoco para desalentar a los lectores: todo lo contrario. Cuando Mateo escribe la Iglesia era perseguida y muchos cristianos se desalentaban y abandonaban la fe. La pregunta era: ¿Podemos volver? Mateo responde sugiriendo que nosotros podemos romper con Jesús, pero Él nunca rompe con nosotros. Su amor es mayor que nuestra infidelidad. Es un MENSAJE MUY IMPORTANTE que recibimos durante la Semana Santa: la acogida y el amor de Jesús supera siempre la derrota y el fracaso de los discípulos.

La última cena, más que un acto religioso, fue una cena de despedida, un acto profundamente humano, cargado de intimidad, de miedos, de oscuridades, y también de cinismo y de traiciones. Como la vida misma, la vida de un hombre entre los hombres. Y en ella, Jesús mostró la plenitud de lo humano, cuando nos mostró que el amor de Dios está siempre por encima de nuestras traiciones.

Hay un Judas en cada uno de nosotros, pero solo la falta de confianza nos apartará del Maestro.

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