El libro de los HECHOS fue escrito por Lucas alrededor del año 90, y recoge el testimonio del surgimiento de la comunidad judeocristiana, como continuidad del movimiento de seguidores de Jesús, narrado en el Evangelio de Lucas. En Hechos, Pedro y Pablo son los protagonistas del relato, destacándose por su labor misionera. Las mujeres y el resto de los varones sólo son mencionados cuando entran en contacto con alguno de ellos; sin embargo, este libro trae mucha información sobre las relaciones sociales y eclesiásticas en las que las mujeres vivían.
Por ejemplo:
1. En Hechos 9, 36-43, aparece una mujer llamada TABITA. Se le llama “discípula”, atestiguando así que las mujeres no estaban excluidas del discipulado en el siglo I. Ella trasmite las enseñanzas de Jesús con palabras y con acciones, evangelizando. El pasaje muestra su condición de misionera y servidora (diácono), practicando la misericordia con las viudas que recibía en su casa. Ella murió y fue resucitada por Pedro.
2. En Jerusalén, una comunidad se reunía en casa de MARÍA, la madre de Juan Marcos (12, 12-14), y allí oraban; Pedro se hizo presente para alegría de la comunidad, pues estaba preso. Una esclava o sirvienta, llamada RODE, le abrió la puerta, mostrando grandes signos de alegría, y anunciando al resto la buena nueva.
3. En Filipos hay un grupo de mujeres que se reúne en torno a LIDIA. Es un grupo con características económicas y religiosas muy diversas. Ella misma es oriunda de Tiatira, y su oficio era tintar ropa (era arduo y sucio). Este grupo trabajaba y celebraba en conjunto, y allí les encontraron Pablo Y Timoteo un sábado, celebrando. Ellos también participaron, anunciándoles al Mesías Jesús. Todas creyeron, se bautizaron y hospedaron a los misioneros.
4. Finalmente, Hechos presenta PRISCILA, misionera que actuaba junto a su esposo, Áquila; ambos eran fabricantes de tiendas, profesión que les permitía viajar mucho. Estuvieron en Roma, Corinto, Éfeso, y todos esos lugares fundaron iglesias en su casa. Priscila es conocida como la mayor misionera de Asia, y también como maestra en la interpretación y enseñanza de la Escritura (18, 26).
El libro de los HECHOS permite percibir la presencia y actuación de las mujeres en la vida económica, social y eclesial del siglo primero. Vivían los dones y carismas a la par de los hombres; eran discípulas, misioneras, profetisas, maestras, diaconisas. Ellas testimoniaban la Buena Nueva liberadora de Jesús, y ahí están esos testimonios, fragmentados pero innegables del papel de la mujer en el nacimiento del cristianismo. Herencia poderosa de toda mujer cristiana.
Hablemos un poco más LIDIA, y luego veamos a otras mujeres que aparecen en HECHOS: En Hechos 16 aparecen algunas características de la predicación cristiana en el siglo I. En primer lugar, aparece el misionero itinerante, que viajaba de un sitio a otro predicando el Evangelio. Otra novedad es el surgimiento de la casa, que desplaza al templo, como lugar de predicación y celebración; al mismo tiempo aparecen mujeres como cabezas de esas iglesias domésticas. Si en el templo y la sinagoga eran relegadas a lugares apartados, ahora dirigen y animan estas comunidades, comprometidas con la predicación de la Palabra, Lidia, ya hablamos antes de ella, solía reunirse con otras mujeres para la adoración en la sinagoga, y allí las encontraron Pablo y compañía, comunicándoles la Buena Nueva. Lidia escuchó con atención a Pablo y pidió luego el bautismo, y ella misma misionó entre los suyos, y hospedó a los misioneros. Al recibir a Pablo y a los suyos en su casa, Lidia abre la primera iglesia doméstica en Filipos, Macedonia.
Lidia vivía como extranjera en Filipos, colonia romana en la que trabajaba Y mantenía estrechos vínculos con el judaísmo. Su profesión consistía en vender púrpura, y como artesana y comerciante llevaría una vida de mucho trabajo. Posiblemente en su propia casa tenía lugar la producción y venta de las mercancías que manufacturaba. Era la jefa del hogar, y parece que no había una figura masculina en ella. Lidia y su casa vivían al margen de la sociedad por tres razones: por su trabajo, considerado poco digno; por su origen, pues eran extranjeras; y por su pertenencia religiosa, eran judías.
Las mujeres tenían escasa vida pública, y su función estaba en la vida familiar, influyendo en la organización interna del hogar. Pero como fue en las casas donde se reunían los cristianos, ellas se convirtieron en protagonistas, organizadoras y agentes de evangelización.
La casa de Lidia acabó siendo un centro cristiano para mujeres y hombres, un espacio doméstico donde se compartía conversación y comida; era una “iglesia doméstica”, donde se escuchaba la Palabra y se celebraba la comunión. Lidia presidía esta comunidad, acogiendo allí a los misioneros, brindándoles abrigo y protección; un espacio de hospitalidad, refugio e intercambio en tiempos de persecución, y allí el mismo Pablo pudo animar a hermanas y hermanos en su fe.
ADEMÁS: También en Hechos de los Apóstoles, Lucas cuenta algunos episodios de la vida de la primitiva iglesia cristiana; en 5, 1-10 narra una historia que protagonizan SAFIRA y Ananías, un matrimonio que pertenece a la primera comunidad, y que, tratando de emular la bondad de Bernabé, venden un terreno de su propiedad y dan el dinero a la Iglesia, pero no todo, sino solo una parte de él. Nadie exigía que se vendieran las posesiones y se pusieran a disposición de la iglesia, sino que cada uno actuaba según lo que le dictaba su corazón. Queriendo aparentar lo que no era, hicieron como que donaban a la comunidad todo el dinero, pero en realidad estaban mintiendo. No fue dar solo una parte lo que estuvo mal, sino engañar, y los líderes de la iglesia fueron claros al respecto. A causa de esto, dice el relato, ambos murieron, y esta historia queda como llamada de atención: debemos ser honestos con la comunidad, y usar nuestra libertad con sentido.
BERENICE: En HECHOS 25,13 hasta 26,32, se cuenta la presentación legal de Pablo ante el rey Herodes, y en ese relato se menciona cuatro veces a una mujer llamada Berenice. Ella era hermana del rey Agripa y ocupaba un lugar importante en la corte del rey, pues aparece en el juicio de Pablo, aunque este nunca se dirige a ella. Pero de cualquier modo ella también escuchó la predicación de Pablo en aquel lugar. Fue considerada reina, tuvo dos matrimonios y al final fue amante de Tito, que llegaría a ser emperador de Roma.
LA ESCLAVA LIBERADA (Hechos 16, 16)
Otros aspectos vinculados con las mujeres: En 1 Tim 2, 7-15 (normas para el comportamiento femenino) y en 3, 8… cuando habla sobre los diáconos, menciona mujeres, lo que implica que había mujeres diaconisas. Ambos textos se dan en un contexto determinado: hay mujeres en esos momentos enseñando en las asambleas comunitarias, asumiendo liderazgos, como hemos visto en Hechos. Cuando habla de las viudas (5, 3-16): se aplicaba el término: “viuda”, en aquel contexto, a toda mujer sin marido. Pensar que estas mujeres vivían sin la tutela masculina, y por ello resultaban preocupantes para algunos.
En 1 Cor. 14, 34-35, Pablo manda a callar a las mujeres en las reuniones de la Iglesia.
En Romanos 16, 1… cita a varias mujeres que han trabajado con él (ver comentario en página 1321.
OTRAS FIGURAS FEMENINAS: Evodia y Sìntique, hermanas (Filipenses 4, 2-3), FEBE
(Lo anterior, resumido de ISHA. La mujer en la Biblia, SBU)
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